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Maurice Gourdault-Montagne, Diplomático francés: “El pensamiento occidental dejará de ser dominante”

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Durante el último cuarto de siglo, Maurice Gourdault-Montagne (París, 1953) ha sido uno de los diplomáticos más importantes de Francia. Llegó hasta la cúspide del mítico Quai d’Orsay como secretario general y es conocido en París como el “gran embajador” por sus importantes destinos (Alemania, China, Reino Unido, etc.). Fue consejero diplomático y sherpa en el G7/G8 del presidente Jacques Chirac, y uno de los principales arquitectos del veto de Francia en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a la invasión de Irak por parte de Estados Unidos en 2003. Recientemente ha publicado sus fascinantes memorias, Les autres ne pensent pas comme nous (Bouquins, 2022), que acompañan al lector, con erudición y ligereza, por el complejo mundo de las relaciones internacionales, entremezclando análisis y anécdotas, siempre atento a comprender y explicar, con respeto y humildad, la historia y cultura de los pueblos.

“Los otros no piensan como nosotros”, el título de sus memorias, ¿es su leitmotiv vital?

Ha dictado mi enfoque del mundo porque es una realidad. Los otros, por su lengua y cultura, entre otros motivos, tienen una visión del mundo diferente que se refleja en su aproximación al espacio, de los demás y de las situaciones. También porque cada uno lleva en su propia cultura una memoria emocional colectiva que hereda de la familia y el entorno. Cada pueblo lleva consigo lo que ha vivido a lo largo de la historia y su vecindad, condicionando su comportamiento internacional: son los surcos profundos de la Historia.

Señala que es necesario comprender que los otros no piensan como nosotros en un mundo tan globalizado, aunque más fraccionado, donde los intercambios van a proseguir.

Estamos obligados a comprender al otro y no proyectar lo que pensamos de nosotros mismos sobre ellos. Como indica Kishore Mahbubani, el paréntesis de cuatrocientos años de dominación occidental se está cerrando y esto es importante porque el pensamiento occidental dejará de ser dominante. Por lo tanto, tenemos que cohabitar con otras visiones del mundo sin tratar de imponer ni convertir al otro. Occidente, siguiendo la tradición judeocristiana, ha intentado convertir al mundo a su propia religión, a través de misioneros, y luego, mediante las ideas políticas. ¿Debemos buscar siempre convertir al otro?

Tenemos que cohabitar con otras visiones del mundo sin tratar de imponer ni convertir al otro

El paréntesis al que se refiere aún no se ha cerrado. ¿En su opinión qué lugar debe ocupar Occidente en esta nueva era?

Occidente no va a renunciar a lo que es: los valores que ha conquistado, la libertad en todas sus formas y la herencia de la Revolución Francesa y les Lumières, que comparte con muchos otros. Sin embargo, existen otras herencias en Asia, África o América del Sur que también tienen derecho a expresar su visión, aunque sea diferente a la de Occidente, en el sentido estricto del término. Occidente permanecerá, pero deberá cohabitar con otros.

Es el vigésimo aniversario de la invasión de Estados Unidos a Irak. Jacques Chirac se opuso, y Francia, como miembro permanente, ejerció su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En sus memorias señala que fue posible porque Francia no estaba sola.

Francia sola no puede hacer nada en la comunidad internacional. Nunca se puede tener razón solo: hay que encontrar socios. En el Consejo de Seguridad se unieron a nosotros Alemania, muy respaldada por su opinión pública, y dos miembros permanentes del Consejo, Rusia y China, porque sostuvimos que no íbamos a permitir la manipulación del Consejo por Estados Unidos y Reino Unido. También contamos, en el Consejo, con el apoyo de México y Chile, a los que aplaudo por su coraje, y algunos países de África. Más allá del Consejo, en todos los continentes hubo países que se atrevieron a decir no a la guerra, ilegal e ilegítima, porque no había riesgo de armas de destrucción masiva como se demostró más tarde.

Stephen Wertheim ha escrito un interesante ensayo en Foreign Affairs en el que sostiene que en “Estados Unidos la doctrina errónea que condujo a la guerra de Irak, su primacía mundial, está viva y coleando”. Usted sostiene que ser “aliado de Estados Unidos no significa estar alineado”. ¿Puede desarrollar esta idea?

Una alianza no es una prisión. Ésta gira sobre una serie de principios, valores y objetivos fundamentales como son la paz, la estabilidad y la prosperidad, pero en la acción puede haber diferencias de opinión y esto no significa ni que debamos callarnos ni que debamos quedarnos parados. Es lo que intentamos hacer, sin cuestionar la alianza, pero es un mensaje muy difícil de transmitir. No obstante, siguiendo la tradición gaullista, es una línea fundamental de la diplomacia francesa: aliados pero no alineados.

Europa no estaba unida en su oposición a la invasión de Estados Unidos a Irak. Escribe en sus memorias: “Europa (…) ya estaba dividida entre los partidarios de un proyecto cuyo objetivo era la autonomía política, diplomática y militar, y los partidarios de una zona de libre comercio bajo la protección de la seguridad estadounidense”. ¿La invasión de Rusia a Ucrania ha profundizado esta división?

La situación actual es muy diferente a la época de Irak, sin embargo existe esta línea de fractura. Por un lado, Francia y Alemania se oponen a la agresión rusa y desean seguir ayudando y apoyando a Ucrania, en legítima defensa, frente a un agresor. Por otro lado, Polonia, la República Checa y los tres Estados bálticos tienen una carga emocional muy fuerte debido a la ocupación soviética, lo que influye en su comportamiento y sus decisiones. En particular Polonia, que fue borrada del mapa durante 150 años y una vez reconstituida volvió a perder territorios en el este que fueron entregados a Ucrania en 1945. Polonia se encuentra en una situación especialmente incómoda entre Rusia y Alemania. Y, efectivamente, podemos constatar una línea de fractura entre Europa Occidental, es decir, Alemania, Francia, España e Italia, y Europa Oriental, que ha sufrido mucho en la historia y ahora está más vinculada a las posiciones estratégicas de Estados Unidos.

El presidente de Polonia, Andrzej Duda, ha declarado que el lema de la presidencia de su país de la Unión Europea en 2025 va a ser “más Estados Unidos en Europa” y reforzar los acuerdos de seguridad. ¿Qué rol va a jugar Polonia? ¿Cómo se va a configurar la defensa europea?

El centro de gravedad de la defensa en Europa va a estar formado por Francia, Alemania y Polonia

Polonia va a disponer del mayor ejército de Europa, 500.000 hombres, y prevé dedicar el 5% de su PNB a defensa entre 2030 y 2035. Francia va a votar una nueva ley de programación militar para 2025-2030 de más de 400.000 millones de euros. Por su parte, Alemania ha decidido aumentar su presupuesto de defensa al 2% a partir de 2025, más de 100.000 millones. El centro de gravedad de la defensa en Europa va a estar formado por Francia, Alemania y Polonia. Sin duda va a ser necesario inventar un nuevo concepto de seguridad, una especie de triángulo de Weimar. ¿Se va a desarrollar un pilar europeo de la Alianza? Y la gran pregunta sobre la seguridad en Europa es: ¿se va a quedar Estados Unidos? Nadie sabe qué va a ocurrir en las elecciones de 2024. ¿Cuál será el compromiso estadounidense dada su tendencia aislacionista respecto a Europa, que siempre ha existido y que ha recobrado fuerza en gran parte de la opinión pública?

¿Cómo ve la situación militar de la invasión de Rusia a Ucrania?

La situación en el terreno militar está bloqueada. Existe un frente de 1.200 kilómetros y la batalla de Bajmut es un nudo de comunicaciones clave para el suministro de las tropas. ¿Va a haber, con la llegada de la primavera, una ofensiva rusa o una contra-ofensiva ucraniana? El tiempo trabaja para Rusia debido a su psicología colectiva en la gestión del espacio y el tiempo, lo cual nos es difícil de comprender.

Estados Unidos y Europa se han comprometido a apoyar a Ucrania “el tiempo que haga falta”. ¿Cómo ve la posición de Estados Unidos?

Por el momento sigue el apoyo de Estados Unidos, votado ya durante la legislatura anterior, con entregas de armas y ayuda económica para el resto del año. Sin embargo, se acerca la campaña electoral. Por otro lado, se ha creado un Comité Selecto en el Congreso, bipartidista, para vigilar a China y supervisar la cuestión de Taiwán: va a ser un año de tensiones en el Pacífico. Por consiguiente, es probable que, poco a poco, Estados Unidos rebaje su apoyo a Ucrania debido a que tendrá otras prioridades.

¿Y Europa?

Por supuesto, seguimos apoyando a Zelenski en su legítima defensa, pero llegará el momento en que, quizá, tengamos que discutir con el Gobierno ucraniano el alcance de nuestro apoyo. ¿Coinciden exactamente nuestros intereses con los del gobierno de Zelenski? ¿Se reunirá, algún día, el Consejo Europeo para establecer lo que estamos dispuestos a hacer? Es importante saber que el Sur Global no ve la agresión de Rusia igual que Occidente.

Es importante saber que el Sur Global no ve la agresión de Rusia igual que Occidente

¿Puede desarrollar?

Muchos consideran que Occidente, es decir, Estados Unidos, la UE y los pocos países de la OCDE asociados a estos dos grupos que aplican las sanciones, están librando una guerra de blancos con doble rasero y ajustando cuentas con Putin, por ejemplo en la Corte Penal Internacional, y descuidando los conflictos en otras partes del mundo. En resumen, existe una gran frustración por parte del resto del mundo debido al doble rasero occidental.

¿Y qué papel está jugando China?

China ha maniobrado muy hábilmente para apoyar a Rusia en un proyecto de orden mundial alternativo, pero no le ha dado apoyo militar, porque China quiere seguir comerciando e invirtiendo en todo el mundo. Mientras Occidente sigue suministrando armas a Ucrania, China no aparece, en la percepción del mundo, como beligerante sino como pacificador. Desde este punto de vista el acuerdo entre Irán y Arabia Saudita, bajo supervisión china, es una demostración deslumbrante de la capacidad de China para traer la paz.

¿Qué le parece el proyecto de mediación por la paz de China entre Rusia y Ucrania? ¿Europa debe participar?

Su iniciativa de mediación incluye doce principios de los cuales uno es clave: la integridad territorial. Tanto Rusia como Ucrania no lo han rechazado. La pregunta es si va a establecer un contacto entre China y Ucrania. Personalmente, pienso que la respuesta de Occidente ha sido demasiado rápida y merece una reflexión. De ahí la importancia de la visita de los presidentes Sánchez y Macron a Pekín, a principios de abril, y de los contactos que mantenemos con China: debemos estar del lado de la paz. Por un lado, el apoyo a Ucrania en su legítima defensa frente a Rusia, pero por otro también la búsqueda de la paz. Creo que la iniciativa de China puede prosperar por el empuje del Sur global.

Por otra parte, Lula en su próximo viaje a China quiere proponer a Ucrania “un club de la paz”. ¿Qué le parece?

La visita de Lula a China es fundamental, no olvidemos que antes estuvo en Estados Unidos, y después irá a Cuba. Se está abriendo una tercera vía que Francia sigue de cerca y es la razón por la cual nuestra ministra de Asuntos Exteriores fue a Brasil después de su toma de posesión.

¿Quién se está beneficiando de la guerra en Ucrania?

Por un lado, Estados Unidos, a través de la OTAN y el suministro de gas natural licuado a Europa, está recuperando una ventaja estratégica considerable sobre Europa. Por otro lado, China, por su postura muy hábil de mezcla de apoyo y neutralidad con respecto al conflicto en Ucrania, así como por los vínculos económicos que ha creado con el resto del mundo, se ha colocado en una posición ventajosa.

¿Cómo ve el futuro de China?

Nuestro interés es trabajar con China porque existe una dinámica de comercio e inversión

China se está preparando para la siguiente etapa: Taiwán. China quiere evitar a toda costa las sanciones de Estados Unidos a sus empresas y, por tanto, a los países que van a seguir comerciando con ella porque necesita a estos países para su propio desarrollo. Además, China está tomando el liderazgo de los BRICS, con países de América del Sur que se quieren unir, así como en la Organización de Cooperación de Shanghái. También va a reactivar las Rutas de la Seda como red de influencia, y está creando un sistema SWIFT y una cámara de compensación de yuanes en su combate frente al dólar para evitar sanciones y continuar su desarrollo. Nos encontramos en la encrucijada de algo que está cambiando.

La cumbre de la OTAN en Madrid definió a China “como un desafío sistémico”. ¿Europa debe seguir a Estados Unidos en su combate por la primacía mundial?

Estados Unidos no quiere que China, gracias al desarrollo de sus tecnologías, se convierta en la primera potencia mundial. Sí que compartimos con Estados Unidos que no queremos la erradicación de nuestra industria de alta tecnología como ocurrió con la industria manufacturera hace 30 años. Sin embargo, ¿coinciden exactamente nuestros intereses con los de Estados Unidos? No, nuestro interés es trabajar con China porque existe una dinámica de comercio e inversión. Como europeos, necesitamos seguir teniendo acceso al mercado chino y negociar este acceso, al igual que ellos tienen acceso a nuestro mercado. Estados Unidos, por su parte, está en modo de confrontación. Existe ahora el riesgo de que Estados Unidos intente ampliar el papel de la OTAN en Asia y nos arrastre, poco a poco, a una cruzada anti-China, que es como lo califico, con todos los riesgos que conlleva. Somos muchos en Europa, y en Francia, los que pensamos que la OTAN no tiene la vocación de establecer la seguridad mundial.

Durante la última reunión de la Trilateral el responsable de la filial del Pacifico, Masahisa Ikeda, dijo que “la política de Estados Unidos hacia Asia, especialmente hacia China, ha sido estrecha de miras e inflexible. Queremos que la gente de Estados Unidos reconozca las diversas perspectivas asiáticas”. Usted, por sus diferentes destinos diplomáticos, es un gran conocedor de Asia. ¿Cuáles son las “diversas perspectivas”?

Japón y Corea del Sur han reaccionado y no quieren que se produzcan enfrentamientos ni que se exporte un orden de seguridad a su región. Hace unos meses participé en una conferencia sobre seguridad marítima en el Indo-Pacífico, en Alemania, y pude constatar la reacción de los países del sudeste asiático, de la ASEAN en particular, que no quieren que se introduzca la agitación militar y la confrontación estratégica en sus propias regiones, que es sin duda una de las zonas de crecimiento más importantes para el mundo de hoy y del futuro. Lo que siempre debemos temer son las secuencias y dinámicas que se desarrollan y sobre las que, en un momento dado, se pierde el control.

 

Por Hernán Garcés

Fuente: Ctxt

 

Abogado, experto en Derecho Internacional en la Universidad de Nueva York

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  1. Comentario bastante interesante y pertinente sobre la situación. Sólo que en lo que concierne el conflicto actual en Ucrania olvida que esuna clara instrumentlisación de los EEUU via la OTAN para fomentar la divisón en Europa entre Rusia y el resto del continente, lo que sirve a EEUU para la acelerar su objetivo central en Europa, la desindustrialización y en particular de Alemania via la energía demasiado cara. Por otro lado la posición actual de Francia en el conflicto, a pesar de una ayuda tímida a Zelenski, sobre el plano político es el alineamiento total con los EEUU.

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