Género Trabajo

La difícil situación que atraviesan las mujeres de la clase trabajadora

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El feminismo es un movimiento de masas, político y social heterogéneo que, en términos generales, lucha por la igualdad de derechos entre los géneros. Entendido como un movimiento amplio es importante mencionar que tiene múltiples expresiones y responde a diversas perspectivas ideológicas, sirviendo en algunos casos de reproductor del orden burgués, o en otros, permitiendo perspectivas de emancipación de las y los explotados y oprimidos.

El feminismo también en ocasiones se constituye en una ideología en sí misma, negando con esto la existencia de la lucha de clases y, por ende, constituyendo un obstáculo para la unidad de la clase trabajadora y las posibilidades reales de una transformación estructural de la sociedad.

El feminismo de clase, como perspectiva política tiene por objetivo promover la organización y lucha de las mujeres en el marco de la lucha de clases y como actores relevantes para la victoria. Por tanto, deslinda decididamente con las diferentes posiciones del feminismo oportunista, reformista y burgués, todas estas enmarcadas en lo que hemos denominado feminismo liberal.

En la actual coyuntura vemos que la situación de la mujer trabajadora es similar al del conjunto de la clase. Con altas condiciones de precariedad e informalidad laboral, con sueldos que no alcanzan para vivir y una brecha de tiempo relevante respecto de los varones y de las mujeres de la clase en el poder en torno a las labores propias del trabajo doméstico. Las condiciones de salud mental tampoco son alentadoras, existe una alta prevalencia de síntomas depresivos, aumento de VIF y femicidios que no se detienen.

Por su parte, asistimos a un bombardeo permanente de los medios de comunicación al servicio de las y los poderosos que se dedica a generar un sentido común desde el feminismo liberal, por tanto, centrado únicamente en reivindicaciones de carácter cultural sin tocar problemáticas que están a la base de la subsistencia de la mujer como sus condiciones de precariedad, discriminación laboral en términos de remuneración, calidad contractual o protección a la maternidad. A su vez, festeja con las “ganadas” de las mujeres de la otra clase, como el aumento de éstas en directorios de empresas o las cuotas de género en cargos empresariales. Los medios de comunicación al servicio del gobierno y el empresariado fomentan el feminismo liberal, ese feminismo que es para las ricas.

Por su parte, el gobierno que, pese a que ha impulsado más de 32 iniciativas gubernamentales en materia de género, es evidente que todas son de continuidad del modelo, sin cuestionar los problemas que están a la base de la cuestión femenina como la doble explotación o la necesidad de socializar el trabajo doméstico. De igual manera no nos perdemos, sabemos que esos temas no son de interés de las y los ricos y ninguna de las distintas coaliciones de gobierno actual o los anteriores.

A su vez, enfrentamos la avanzada de posiciones reaccionarias por parte de la extrema derecha, aumentando discursos y acciones de misoginia y machismo.

Respecto de los sectores de mujeres organizadas, es posible mencionar que existe un repliegue generalizado de la organización feminista.

Por un lado, el feminismo liberal perdió completamente el contacto con el pueblo al verse volcado de lleno en el trabajo de la farsa constituyente y el circo electoral. Las volteretas que se dan desde el oportunismo que tiene enquistado, las han llevado a cambiar de tácticas y discursos al alero de la agenda que demarcan los poderosos y no en función de las necesidades reales de las mujeres trabajadoras y populares.

Por su parte, existen colectivos y agrupaciones de mujeres que se encuentran aisladas y fragmentadas, muchos de ellos tienen instinto de clase y cercanía a los discursos que genera el feminismo de clase, sin embargo, existe poca coordinación y no hay ninguna conducción o referente que permita aglutinar y articular a este sector. Pese a lo anterior y como consecuencia de lo mismo, es común ver que el liberalismo va permeando los discursos o posiciones que en ocasiones se van tomando frente a la coyuntura.

La situación del feminismo de clase no dista mucho de esta realidad. Embrionario y fragmentado, sin embargo, de a poco ha logrado instalarse como una posición visible, sobrepasando los ataques anticlasistas del separatismo y las desviaciones posmodernas del liberalismo que sitúa la individualidad por sobre lo colectivo.

Bajo este escenario, se hace urgente construir un movimiento femenino con contenido clasista y combativo que articule a organizaciones, círculos, colectivos de mujeres por los siguientes motivos: a) no existe una conducción del movimiento feminista lo que implicado la pérdida de fuerza de las reivindicaciones de la mujer, invisibilizando aún a la mujer trabajadora; b) el aumento de discursos y prácticas reaccionarias que ha tomado una actitud ofensiva hacia la movilización y lucha de las mujeres por sus justas demandas; c) es urgente instalar la voz y necesidades de las mujeres trabajadoras pues ocupan un rol fundamental en la lucha y en las capacidades que adquiera nuestra clase para transformar la realidad; d) para combatir las posiciones del feminismo liberal que se encuentra al servicio de las y los ricos, instalando en las conciencias del pueblo discursos que buscan dividir nuestras luchas; e) porque es urgente elevar las capacidades organizativas y políticas de las mujeres trabajadoras por medio de la lucha por nuestras demandas, y también por la resolución colectiva y solidaria de las limitaciones de nuestras condiciones de vida que nos impiden organizarnos.

 

Por Nicole Vásquez

Parte del Círculo de Mujeres Tejiendo Rebeldía de Cerro Navia

Activista del Movimiento de Mujeres Clasistas

Parte del Círculo de Mujeres Tejiendo Rebeldía de Cerro Navia Activista del Movimiento de Mujeres Clasistas

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