El valor patrimonial de “Los Buenos Muchachos”: un notable de la comida chilena
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En estos últimos años asistimos a una oferta gastronómica producto de la globalización y también de la migración que aportan una diversidad de sabores apartados de la tradición culinaria más local o identitaria. En este contexto queda la impresión de un olvido de la comida chilena y de una existencia escasa de lugares en los que se pueda disfrutar de la variedad y calidad de estas preparaciones. Sin duda, un notable que no sólo permanece sino que crece es “Los Buenos Muchachos”.
Hace unos días atrás tuve el privilegio de escuchar el relato histórico de este emblemático rincón de Santiago por la voz de sus protagonistas José Ignacio, Javiera y Josefina Vivanco. La vida nos ofrece encuentros significativos que sólo acontecen por la buena voluntad y el interés por el diálogo que permiten construir nuestra memoria histórico-cultural desde esa toma de conciencia en torno a lo que somos. Esto es parte de nuestro patrimonio que lamentablemente, a veces pasa desapercibido y otras no les veneramos el respeto que merecen. Gracias a la gestión y trabajo de esta familia heredera de este lugar, hoy Los Buenos Muchachos siguen siendo un emblemático restaurante y también una marca, digo esto dado que ofrece una variedad de servicios; además del histórico local de Avenida Cumming con Mapocho, cuentan con otros locales en calle Bouchef, en barrio Bellavista y Buin.
Por la valoración a la historia me centraré en el relato en torno al origen de este lugar que es una de los hitos relevantes del barrio Yungay. Este barrio hoy capta la atención en varios sentidos, ha sido noticia por ser reconocido como uno de los mejores barrios para vivir en el mundo, el actual presidente Gabriel Boric eligió aquí una casona para establecer su residencia, más allá de eso considero que este barrio es de esos que se deben recorrer transitándolos una y otra vez, observar sus murales, la arquitectura, sus cafés, sus ferias, el Parque de Los Reyes, etc. La dirección Cumming con Mapocho es, por decirlo de algún modo, parte del sector más popular del barrio, ya que más hacia la calle Alameda las construcciones habitacionales son más palaciegas y menos proletarias.
“Los Buenos Muchachos” nace en un entorno barrial proletario, hoy de diversidad de migrantes, bien conocido por José Ignacio hijo, abogado de profesión que creció en este barrio, es capaz de recordar a los vecinos por su nombre e ir introduciéndonos en un relato profundo que lo viene incorporando desde su niñez. José Ignacio Vivanco su fundador, padre del actual dueño, comenzó con una chichería, desarrollando la habilidad para la compra y manejo de esta bebida fermentada que traía desde Villa Alegre, una mala compra o mal manejo de la chicha hubiera significado una pérdida terrible a la inversión que hacía dado que la clientela podría irse a otros lugares, por esa razón comprendió que la calidad de los productos es fundamental para mantener a los clientes felices. Dado el crecimiento de su local que empieza a incorporar las “pichangas” para el picoteo se decide a sacar permiso comercial dando el nombre de Los Buenos Muchachos por la ocurrencia de algunos parroquianos, principalmente de la Empresa de Transportes Colectivos del Estado, que en sus encuentros los amenizaban con el canto “somos los buenos muchachos”.
Este restaurante impregnado de la identidad popular se fue transformando en un lugar muy concurrido por sus generosas parrilladas, sus cenas bailables y las presentaciones folclóricas que se mantienen hasta el día de hoy, entre ellos el espectáculo de danza polinésica. Una carta que siempre se va ajustando a los tiempos y modificaciones de la ciudad, que incluso es capaz de crear sus propios platos al canon de la comida chilena como son el “chanchito campero” o el “ceviche de cochayuyo”. Hoy se puede seguir disfrutando de las parrilladas, de un salmón a la parrilla, de una vaina, de una pavlova de postre, de un pisco sour a la chilena o a la peruana, o ser parte del rito de una mesa familiar comiendo alguna preparación vegana. Este espacio tradicional tiene una capacidad para 1200 personas y su buena administración permite siempre gozar de la calidad sin abandonar el principio de su fundador dada la apuesta que se hace en la selección de los productos nacionales de calidad como principio valórico de la marca en que hoy se han convertido.
Este mítico restaurante debería contar con un reconocimiento de nuestras instituciones culturales como “bar notable de la ciudad” o “sitio de interés cultural” ha sido visitado por escritores, artistas, políticos, etc. Por ejemplo, Enrique Lafourcade escribió alguna crónica en décadas pasadas y llevó a más de algún escritor latinoamericano a festejar en este sitio. Políticos de distintos sectores han realizado celebraciones aquí, ni Allende ni Pinochet lo alcanzaron a visitar, desde el retorno a la democracia todos los presidentes de Chile han comido aquí.
Toda esta historia patrimonial hace incompresible la expropiación que la empresa del Metro de Santiago está realizando de parte de este sitio notable y de interés cultural, para la construcción de una nueva estación de metro en un polémico trazado que ha sido desprolijo con la comunidad y ciudadanía como hemos podido ver en estos últimos años. El desarrollo urbano y modernizador de la ciudad no puede ser a costa de nuestro patrimonio, es importante colocar en valor nuestra historia con el apoyo de la ciudadanía y de las instituciones. El crecimiento del Metro no puede atentar contra los lugares significativos de la ciudad, menos negarse al diálogo que ofrece propuestas alternativas que podrían colaborar a la solución del problema que generan los pobres y limitados estudios de planificación urbana.
Son varias décadas de historia, Los Buenos Muchachos son un emblema de un barrio popular e histórico que es parte del casco más antiguo de la ciudad. Aún falta para su Centenario, si es que los asedios de los tecnócratas lo permiten, tengo esperanzas que dado el amor que la familia Vivanco con su nueva generación que ya es parte protagónica, en la próxima década asistiremos a la celebración de un Centenario que mantiene los sabores de la comida chilena.
Por Alex Ibarra Peña
Dr. En Estudios Americanos.
hector ruz guerrero says:
mi padre Hector Ruz conocio al «Nacho Vivanco» cuando llego a vivir con mi Sra madre Maria Ines Guerrero.juntos compartieron hermosas vivencias y desafios , Siempre me hablaba de la perseverancia del SR Vivanco. para su epoca fue un emprendedor tenaz y proyecto muy bien lo que queria realizar.Hoy es muy lamentable que este hermoso barrio sufra con los hechos delictuales , que se repiten cada dia , calles Bulnes , Garcia reyes , Cumming merecen retomar su origen de tranquilidad y seguridad.
Enrique says:
Yo vivo en el barrio y no se parece al que describe el columnista, por ejemplo, entre enero y febrero hubieron dos asesinatos con armas de fuego a dos o tres cuadras del local mencionado.
Tambien hay que recordar que ahi se realizan elecciones de un partido derechista, RN.
En fin, mejor hubiera sido una nota publicitaria, derechamente.
J. Norambuena says:
Incrible. Estos relatos culinarios y de coistumbres criollas de Chile
hacen temblar la dentadura, luego, se abre el apetito feroz —-
Es en ver5dad un «»estudio»» completa y muy rasurado de esta
«»realidad»» criolla del Barrio Yungay. Es novedoso y muy receloso..
Despierta el ánimo para habitar en Yungay….