Guerra ruso ucraniana Portada

Un escenario listo para la tercera guerra mundial híbrida

Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 55 segundos

Era predecible que, tarde o temprano, los herederos de la civilización china identificasen formalmente al hegemón como la principal fuente de caos, desigualdad y guerra

 

Una larga caminata bajo persistentes ráfagas de nieve produce una poderosa sensación en la piel y en el alma. Pero aquellas paradas seleccionadas y conversaciones esclarecedoras, hacen cristalizar vectores dispares después de un año del inicio de esta fase de la guerra de poder entre EEUU/OTAN y Rusia.

Así te da la bienvenida Moscú: la capital indiscutible del mundo multipolar del siglo XXI.

Una reflexión salta a la vista: la semana pasada el discurso del presidente Putin fue un cambio de juego en lo que respecta a la demarcación de las líneas rojas a las que nos enfrentamos ahora.

Sus palabras actuaron como un poderoso taladro perforando las memorias a corto plazo del Occidente Colectivo. No es de extrañar que ejerciera un efecto un tanto aleccionador en contraste con la borrachera ininterrumpida de rusofobia del espacio de la OTAN.

Alexey Dobrinin, Director del Departamento de Planificación de Política Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, lo ha descrito correctamente: “es una base metodológica para comprender, describir y construir la multipolaridad”.

Durante años, algunos de nosotros hemos estado mostrando cómo el mundo multipolar emergente se empieza a construir como un espacio global que va mucho más allá de la interconectividad de alta velocidad física y económica.

Ahora, cuando llegamos a esta etapa, es como si Putin y Xi Jinping, cada uno a su manera, estuvieran conceptualizando los dos vectores civilizatorios fundamentales de la multipolaridad. Este es el significado más profundo de la asociación estratégica integral Rusia-China, invisible a simple vista.

Metafóricamente, también dice mucho del giro de Rusia hacia el este. Un vuelco hacia el sol naciente, ahora irreversible, que era el único camino lógico a seguir.

Tal como están las cosas , con un hegemón tambaleante y furioso y perdido en su propio aturdimiento, la República Popular China tiene un poco más de libertad que la Federación Rusa, ya que El Reino Medio no está, todavía, bajo la misma presión existencial a la que se han sometido a los rusos.

Aunque el objetivo final del hegemón sea la “amenaza» China, pase lo que pase, Rusia es un obstáculo gigante en su camino belicista.

La capacidad de Putin para evaluar un momento geopolítico extremadamente delicado, a través de una dosis de realismo puro, es algo digno de examinar. Y luego está el ministro de Relaciones Exteriores, Lavrov, quien puso la guinda del pastel, llamando al orden al desventurado embajador estadounidense: Oh, sí, esto es una guerra híbrida y de otro tipo. Los mercenarios de la OTAN, así como su hardware basura, son objetivos legítimos.

Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad, lo dejó más claro: «Rusia corre el riesgo de ser destrozada si detiene la operación militar especial [SMO] antes de lograr la victoria».

Este mensaje es muy importante porque es una señal pública para los líderes chinos: esta es la posición oficial e inamovible del Kremlin.

Los chinos restauran el Mandato del Cielo

Todos estos vectores siguen evolucionando con las inevitables derivaciones políticas del sabotaje a los Nord Streams, el primer ataque militar contra la Unión Europea con un terrorismo pertrechado con tecnología de punta.

En tándem con Putin, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China eligió este momento geopolítico/existencial para finalmente quitarse los guantes, lo hizo con esta floritura: un documento convertido instantáneamente en un éxito masivo en los medios chinos y examinado con fruición en todo el este de Asia.

En una enumeración vertiginosa de todas las locuras letales del hegemón, durante décadas, el texto de Relaciones Exteriores constituye un punto de no retorno para la diplomacia china, caracterizada, desde siempre, por la pasividad, la ambivalencia, la moderación y la cortesía extrema.

Así que tal cambio es otro “logro” de la chinofobia y la hostilidad mendaz exhibida por los neoconservadores y neoliberales estadounidenses

Para el erudito Quan Le el escrito recuerda la forma tradicional [con lenguaje moderno] de como los soberanos chinos le hablaban a su pueblo antes de ir a la guerra.

De hecho, es una proclamación axio-epistemo-política que justifica una guerra, que en el universo chino significa una guerra ordenada por un Poder Superior capaz de restaurar la Justicia y la Armonía en un Universo en problemas.

Después de una declaración de este tipo, los guerreros chinos estaban equipados ideológicamente para atacar sin piedad a la entidad juzgada como perturbadora de la Armonía del Universo: en nuestro caso, los psicópatas neoconservadores y neoliberales comandados por la elite estadounidense.

Por supuesto, en el universo chino no hay lugar para “Dios”, mucho menos en una versión cristiana; “Dios” para los chinos significa la trinidad Belleza-Bondad-Verdad, Principios Universales Celestiales Atemporales. El concepto más cercano a entender para un no chino es el “Dao”: el Camino. Así el Camino a la trinidad Belleza-Bondad-Verdad representa simbólicamente a esa idea.

Ya habló Beijing, pero el Colectivo Occidente no tiene ni idea de qué dijeron los chinos. Han emitido una proclamación axio-epistemo-política que les da legitimidad para restaurar los Principios Universales Celestiales Atemporales. Estarán cumpliendo el Mandato del Cielo, nada menos.

Occidente no sabrá lo que les golpeó hasta que sea demasiado tarde. Era predecible que, tarde o temprano, los herederos de la civilización china identificasen formalmente al hegemón como la principal fuente de caos, desigualdad y guerra en todo el planeta.

Para decirlo sin rodeos, en un lenguaje callejero, al diablo con esta mierda norteamericana de hegemonía justificada por el «destino manifiesto».

Aquí estamos. ¿Quieren Guerra Híbrida? Les devolveremos el favor.

Volviendo a la Doctrina Wolfowitz

Un ex asesor de la CIA ha publicado un informe aleccionador sobre “un guijarro en un camino rocoso”: el posible final del régimen de Kiev ahora que algunos papagayos enviados por la élite están contemplando una «salida» con una mínima pérdida de prestigio.

Nunca está de más recordar que allá por el año 2000, en el mundo anterior al 11 de septiembre, el rabioso neoconservador Paul Wolfowitz justificó una decisión geopolítica: había que provocar a Rusia con una guerra en Ucrania. En ese inolvidable seminario realizado en Washington, Wolfowitz se comprometió a financiar la destrucción de Rusia.

Todo el mundo recuerda la doctrina de Wolfowitz, era esencialmente un refrito vulgar las ideas de Brzezinski: para mantener la hegemonía permanente de EEUU era primordial prevenir la aparición de cualquier competidor potencial.

¿El resultado? Ahora tenemos dos competidores, expertos en tecnologías nucleares, unidos por una asociación estratégica integral.

Cuando terminé mi caminata, rindiendo el debido respeto a los héroes de 1941-1945, tuve una sensación inevitable, por mucho que Rusia sea un maestro en los acertijos y China un maestro de la paradoja, sus estrategas ahora están trabajando a tiempo completo en cómo reponer todos los hilos de la Guerra Híbrida contra el hegemón.

Algo es segura: a diferencia de unos estadounidenses jactanciosos, no mostrarán ningún anticipo hasta que las cosas ya estén en vigor.

 

Por Pepe Escobar

Fuente:  La Haine

—-

 

Periodista brasileño, destacado analista en temas internacionales especializado en Asia.

Related Posts

  1. Esto es «»seguro»» pues debe ser la tercera Guerra Mundial
    con armas atómicas. Esto no se duda y será la catástrofe
    mása grande de la historia de la humanidad.
    Terrible, terrible y además de gran especialización……….?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *