Guerra ruso ucraniana

El Grupo Wagner: el ejército mercenario de Vladimir Putin

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 58 segundos

A pocos días del primer aniversario de la guerra ruso-ucraniana ambos países se esfuerzan para avanzar en la toma de la ciudad de Bajmut. Vladimir Putin amenaza con una nueva ofensiva y, a su vez, Volodímir Zelenski pide a Occidente el envío de una flota de tanques Leopard2, de fabricación alemana, que fue recientemente autorizado por el Canciller alemán socialdemócrata. El Presidente ucraniano no contento con ese apoyo, solicita a los países occidentales, además, aviones de última generación.

Esta guerra, en la actualidad, no sólo enfrenta a ejércitos regulares, sino que hace uso de batallones de mercenarios, con financiamiento privado, que permite al Estado que los contrata el atropello de las leyes internacionales de guerra. El Estado que contrata a estos batallones privados tiene la ventaja de mantener en secreto el número de bajas, entre muertos y heridos.

Una guerra no sólo se gana por el número de soldados y la modernidad y sofisticación del armamento, sino, sobre todo, por la superioridad moral, (la guerra de Afganistán, y antes de la Vietnam, por ejemplo, precipitaron la derrota de las grandes potencias debido a la desmoralización ante la cantidad de cadáveres, envueltos en bolsas de basura, y el empleo de ejércitos mercenarios fue una solución para disimular la mortandad de soldados profesionales en cada una de las derrotas).

El uso de ejércitos mercenarios viene de épocas muy antiguas de nuestra historia universal: Maquiavelo, en su libro El arte de la guerra, se pronuncia sobre los ejércitos profesionales, pues los soldados luchan por un ideal patriótico, por el contrario, los soldados mercenarios lo hacen sólo por el dinero u otros bienes, siempre tendientes a su bienestar individual.

En Naciones Unidas ha sido imposible la condena a los batallones mercenarios debido a que ya las grandes potencias mundiales los contratan y se sirven de ellos a destajo. Estados Unidos, Inglaterra, y otros países centrales del mundo occidental cuentan con sus propios ejércitos mercenarios, contratados según sus necesidades.

El Grupo Wagner fue fundado en el año 2014, y se hizo famoso por ser parte importante de los hombres de verde en la ocupación de Crimea  los militares. Uno de los jefes de este grupo fue el oligarca ruso, Dimitri Utkin, (el nombre de Grupo Wagner se debe a su admiración por el músico predilecto de Hitler). Este Grupo no sólo se dedica a la guerra, sino también a las comunicaciones, a los concursos de belleza, a la explotación de minas de metales preciosos, entre otras actividades, (los líderes del Grupo Wagner son buscados por el FBI, por ejemplo, bajo la acusación de intervención en las elecciones de Estados Unidos, en favor de Donald Trump). Grupo Wagner contrata a soldados entre 20 y 55 años de edad, en su mayoría, ex miembros de ejército de los distintos países, por consiguiente, muchos de ellos ex militares de élite. En América Latina, el grupo de mercenarios más conocido es el peruano, que contrata a ex oficiales de los ejércitos latinoamericanos.

El Grupo Wagner ha prestado servicios en distintos países africanos, y, en su mayoría, forma parte de la estrategia rusa de penetración en el  África, (Repúblicas centroafricanas, Malí, Mozambique, Madagascar y Libia); en Medio Oriente, en la guerra civil de Siria, y ahora, en Ucrania. En la mayoría de estos países los mercenarios no sólo reciben sueldos bastante buenos, (3.300 Euros), además, la Compañía se apropia de las minas de oro, y sobre todo, de la de diamantes.

El actual líder del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, (se le llama “el cocinero de Putin”), se hizo famoso por ser un brillante empresario gastronómico, amigo personal de Putin, y sus restaurantes eran requeridos por el líder ruso para celebrar Encuentros Internacionales importantes.

La contratación de mercenarios se extendió al reclutamiento de   una gran cantidad de presos, a quienes se les ofrecía la libertad si lograban sobrevivir seis meses de servicio en la reciente guerra de Ucrania. El Presidente Putin prometió amnistiar a estos proscritos, en forma secreta, pues la actividad de mercenarios está prohibida por la ley rusa.

El batallón Wagner ha reemplazado al ejército de conscripción ruso, y el “cocinero de Putin” es responsable desde los puntos de vista táctico y estratégico de la ofensiva de fines del invierno y comienzos de primavera del presente año, y, además,  es el único ruso que se atreve a criticar sobre la burocracia entre los oficiales del ejército regular ruso.

La opinión pública puede soportar a sus jerarcas rusos siempre y cuando triunfen, pues la derrota no se les perdona. En el caso de Putin es muy difícil que se dé la regla de que, en el eventual caso de ser derrotado, sea reemplazado por otro líder de la misma máquina en el poder. Hoy, el “el cocinero de Putin” está siendo famoso por sus críticas permitidas por el máximo líder.

El Grupo Wagner está construyendo una Línea que impida el avance de los nuevos tanques de guerra, una especie de barrera que tiene similitud histórica Batalla de la Línea Sigfrido, construida por los alemanes, a fin de detener al ejército francés en la Segunda Guerra Mundial, pero los franceses formaron la Línea Maginot, fortaleza que parecía invencible ante el ataque alemán, (ambas Fortalezas fueron inútiles y obsoletas).

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

20/02/2023

Historiador y cronista

Related Posts

  1. Mire usted, don Rafa Viejo resultó «experto» en acusar al cocinero de y a Putín, de trabajar con nazis contra los nazis de
    Zelenski…….. nazis contra nazis? Claro, las pruebas no son muy contundentes, mas bien , frágiles, no?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *