Ucrania, guerra híbrida y muerte convencional
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El conflicto ruso-ucraniano es una mezcla de guerra híbrida y convencional. C. Clausewitz, famoso teórico de las guerras, que ha sostenido que ´la guerra no es otra cosa la política por otros medios´ y explica, además, que ´el ganador de una guerra debe imponer su voluntad sobre el derrotado, obligándolo a admitir que ha perdido la voluntad de luchar´, que es, precisamente, lo que está ocurriendo en la guerra de Rusia y Ucrania, con la posibilidad de prolongarse en el tiempo, lo cual acarrearía males similares a las invasiones rusa y estadounidense en Afganistán, además del desastre de la guerra en Vietnam, así como la invasión a Irak.
En todas las ocupaciones imperialistas los imperios siempre han perdido cuando los pueblos ocupados se niegan a someterse, (Vladimir Putin sabe que de prolongarse el actual conflicto, Ucrania puede convertirse en el ´cementerio´ de Rusia, tal como lo fue Afganistán para la URSS).
La asimetría militar de Rusia frente a la de Ucrania hasta ahora no le ha servido al poderoso ejército de Putin para resolver con rapidez la ocupación de Kiev y, de esta manera, tomar el dominio de Ucrania, al pretender la imposición de un gobierno títere, que le permita lograr, al menos, tres objetivos:
El reconocimiento de Ucrania como parte de la Federación Rusa, elementos geopolíticos fundamentales, (el Mar Negro y el Puerto de Sebastopol garantizan el acceso de la Federación Rusa al Mar Negro), así como el reconocimiento de las dos Repúblicas Populares en el Donbas.
El derrocamiento del gobierno ucraniana, hoy comandado por Volodímir Zelenski, (en términos propagandísticos permitiría desmasificar y desmilitarizar Ucrania).
Hacer cumplir a la OTAN el Acuerdo pactado entre el gobierno ruso y los países occidentales, en el sentido de que la NATO no se extendería a otras ex Repúblicas Soviéticas, (en este caso, Georgia y Ucrania, además, debería mantenerse la neutralidad de Suecia y Finlandia).
La OTAN está muy lejos de ser ´paloma de la paz´, pues a partir de 2004 se ha extendido por algunos ex países del ex Pacto de Varsovia, (Polonia, las Repúblicas checa y Eslovaca, Hungría y las ex Repúblicas soviéticas, Estonia, Letonia y Lituania). Desde el punto de vista ruso, la OTAN no es una alianza de mutua defensa, sí de agresión.
Al disolverse el Pacto de Varsovia también debió hacerse con la OTAN, un Tratado del Atlántico Norte, que ahora no tiene mucho sentido, (se da el caso, por ejemplo, de que en pleno derrumbe de Rusia, el gobierno de este país intentó ingresar como miembro de la OTAN).
La guerra híbrida supone un fuerte enfrentamiento de propaganda, noticias falsas y, sobre todo, amenazas, (dentro de estas últimas debemos ubicar la orden de Putin de poner en marcha la disuasión nuclear, y sabemos, Rusia está a la cabeza de las armas nucleares, y en este mismo sentido, el Canciller ruso sostuvo que una guerra entre la OTAN sería, necesariamente, atómica)
Otro de los elementos de la guerra híbrida dice relación con el ataque cibernético, en el cual Rusia se encuentra a la cabeza, (desde ya ha sido acusado de intervenir en elecciones de países occidentales).
Si bien Rusia lidera militarmente a nivel mundial, sólo ocupa en lugar 12 en el PIB per cápita; Estados Unidos y la Unión Europea están aplicando fuertes medidas económicas a Rusia con el fin de aislarlo fundamentalmente en el aspecto financiero. Las sanciones económicas no son disuasivas, pues si se pretendía hacer uso de ellas, debería haberse aplicado antes de la invasión de Rusia a Ucrania.
En el caso de Putin, él ya se había preparado ante las posibles sanciones a emplear por parte de Occidente con la anexión de Crimea. Desde 2014 Rusia ha aumentado y diversificado la reserva de su Banco Central al comprar oro y moneda china, (Yuan), pues pretendía destruir y reemplazar el Dólar como moneda única para el comercio mundial, (está por verse en qué medida el gobierno de Putin podría evitar la devaluación del Rublo, que hoy ya llega a la pérdida de un 30%, y ha subido en un 20% la Tasa de Interés, a fin de frenar una hiper inflación).
Las sanciones económicas podrían convertirse en un búmeran, (sobre todo para los países europeos que, en gran parte, dependen del petróleo y del gas natural para sobrevivir en los crudos inviernos). Estados Unidos tiene una baja tasa de comercio con Rusia, por el contrario, Europa depende del gas natural ruso, sobre todo, Alemania; en el caso de Austria y Finlandia el 100% de la energía es importada de Rusia. El Swift, (Acuerdo de transacciones Bancarias), si bien puede ignorar algunos bancos rusos, también puede no tener en cuenta las transacciones en Dólares y Euros respecto al petróleo y el gas, (ni Rusia quiere cerrar la llave, ni a Europa le conviene dejar de recibir el petróleo ruso.
A causa de la prolongación de la guerra ruso-ucraniana todos pierden: Ucrania, con la muerte y destrucción, así como con el exilio de miles de sus ciudadanos; por su parte, Rusia puede sufrir un ´entierro´ similar a la ocupación por parte de la URSS a Afganistán, esta vez, dando muerte a sus hermanos ucranianos, poseedores de una historia, y una lengua hablada por la mayoría de los ucranianos, que son bilingües. Ya no se trata de una guerra contra pueblos islamistas, sino contra cristianos, (católicos y ortodoxos), que comparten un mismo credo y una misma raíz étnica.
La diplomacia es parte de la guerra, por consiguiente, se hace muy difícil el lograr un alto al fuego en plena extensión de los combates, (en la guerra del Vietnam, por ejemplo, los combates continuaron simultáneamente con las negociaciones, en París.
La salida de esta guerra no puede ser vaticinada, lo mismo ocurre con la mayoría de los procesos históricos, y ningún cientista político puede adivinar el futuro.
Por Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
03/03/2022
Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín
Gino Vallega says:
Hay demasiados «cientistas políticos» y «politólogos» que creen tener la hebra para desenmarañar la suciedad político-guerrerista del nuevo siglo. Allá ellos. Se les agradece el esfuerzo.