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 Los tormentosos diez meses de gobierno del Presidente Boric

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Los tiempos del calendario no tienen nada que ver con la realidad histórica: a veces, diez años se hacen pocos para juzgar la actuación de un gobierno, y es un lugar común el sostener que, en política, diez meses pueden equivaler a diez años. En el caso del Presidente Gabriel Boric, se auguraba un período difícil y muy exigente respecto a la habilidad política para lograr consensos, imprescindibles en el caso de un Mandatario con minoría parlamentaria.

Desde del golpe militar (1973), los exiliados de los distintos partidos y países discutíamos  sobre cómo explicarse las razones por las cuales el primer gobierno socialista en Chile, elegido en las urnas, no sólo había sido derrotado por la brutalidad de los militares, sino también por errores propios de la izquierda chilena. En estos distintos debates en el tiempo coincidíamos todos en que un gobierno minoritario electoralmente, (fue el caso de Salvador Allende), se hacía muy difícil que triunfara frente a una derecha apoyada por Estados Unidos, país que estaba decidido a derrocar a Allende a cualquier precio.

Si bien es cierto que la historia no se repite,  sin embargo, es susceptible de comparaciones: la Unidad Popular gozaba de un mayoritario apoyo  en el seno de los movimientos sociales, inédito en América Latina, y el dicho “este es un gobierno de mierda, pero es mi gobierno”, retrata muy bien esta situación. Por el contrario, el gobierno de Gabriel Boric está bastante lejano del apoyo popular. La combinación de partidos políticos que apoyan al Presidente pertenecen al mundo intelectual y estudiantil, además de algunos viejos políticos y tecnócratas. Pero a medio siglo de historia la izquierda, (como suele decir el Presidente Gustavo Petro), tiene una segunda oportunidad si nos basamos en la cita del escritor Gabriel García Márquez).

Estaba claro que el nuevo Jefe de Estado no gozaría de una “luna de miel” en sus primeros cien días de gobierno: apenas fue nombrado el gabinete paritario, en su mayoría jóvenes, mujeres y hombres, aún no inoculados por el desprestigio de la clase política, prometía cambios importantes que superaran la crisis institucional y de representación, de las cuales adolecía el país.

A poco andar, este gabinete de jóvenes entusiastas, (incluso, un poco sectarios, producto de la inmadurez de la juventud), por ejemplo, la Ministra del Interior, la doctora Izkia Siches, sufrió una agresión cuando realizaba una visita pactada con el padre de Marcelo Catrillanca, (su hijo asesinado por la policía). El baleo recibido demostró que el diálogo con representantes del pueblo mapuches no podía ser fruto de un voluntarismo y apresuramiento.

Por otra parte, el ministro de la presidencia, Giorgio Jackson, demostró incapacidad para dialogar con los parlamentarios declarando, torpemente, que “la nueva generación” –  encabezada por el trío Boric-Vallejo-Jackson – era muy superior a la antigua clase política”, (nada más torpe que insultar, con estúpido moralismo a parlamentarios, con quienes había que dialogar cotidianamente en pos del logro de consensos para la aprobación de los proyectos, impulsados por el gobierno). A la baja de la Ministra del Interior, se sumó la de Jeannette Vega, del Ministerio de Desarrollo Social.

El 4 de septiembre de 2022, el gobierno de Boric sufrió su más profunda derrota al ser rechazada la propuesta de nueva Carta Magna, redactada por miembros de la Convención Constituyente, con el voto obligatorio de la casi totalidad de los ciudadanos inscritos automáticamente. Esta derrota desarmó gran parte del proyecto político que el gobierno hermanaba con un nuevo texto constitucional.

Rememorando la historia, el gobierno del Presidente Salvador Allende, también fue víctima de los “termocéfalos” que predominaban en la directiva de su partido, el Socialista, dirigida por Carlos Altamirano, bajo la fórmula de “avanzar sin transar”. A cincuenta años, la Convención Constituyente cae, nuevamente, en el “ultrismo”, (según Lenin, es una enfermedad infantil… que, directamente, conduce al despeñadero).

El Presidente Boric se vio obligado a nombrar nuevo gabinete ministerial, de predominancia socialista y PPD que, actualmente, domina la asesoría al primer Mandatario. Personajes como Carolina Tohá, Mario Marcel, Carlos Montes, Ana Lía Uriarte y el subsecretario, Manuel Zacarías Monsalve, dirigen el comité político del gabinete. El conglomerado Apruebo Dignidad, especialmente el Partido Comunista, mantiene a Ministras influyentes, entre ellas Camila Vallejo, vocera de Gobierno y Jeannette Jara Román.

Durante estos diez meses de gobierno Boric ha tenido un buen desempeño en el área internacional, que se encuentra favorecido por el triunfo de gobiernos progresistas en países de la región, (México, con Andrés Manuel López Obrador; Argentina, Alberto Fernández, Brasil, Lula da Silva; Colombia, Gustavo Petro).

El año que comienza se anuncia no sólo una crisis económica generalizada, sino también una ofensiva política de la ultraderecha continental, y al utilizar la estrategia del “Lawfare”: como nunca, la democracia ha estado en peligro en América del Sur.

El año 2023 no será fácil para el Presidente Boric y su Gabinete, que muestra serías debilidades en los subsecretarios y seremis.

Por Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

15/01/2023

 

Historiador y cronista

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  1. Como escribió un periodista con respecto al gobierno de los» jóvenes » – parecen estudiantes haciendo la práctica -. En el siglo pasado, los grandes estadistas, fueron todos «gente mayor», Churchill, de Gaulle, Adenauer etc. S.E. el presidente Boric, no pierde oportinidad para «meter» la pata, lo que da alimento por supuesto para todo tipo de críticas. Ya el máximo fué hace poco, con motivo del indulto al extremista dijo «para mi es inocente» en circunstancias de que había sido condenado por todas las instancias judiciales, No se donde el fracasado estudiante de leyes, saca las patas para decir esa idiotez. Hay un viejo dicho «antes de echar a andar el mecanismo bucal, hay que conectar el cerebro» y ahí parece que algo le falla.

  2. Renato Alvarado Vidal says:

    Hay afirmaciones que no me parece que correspondan a la realidad; por mencionar un par de ellas, Mario Marcel no fue una designación «obligada» tras el triunfo del Rechazo, su modelo de conducción económica estuvo ya desde el programa inicial; y si bien es cierto que quienes el articulista llama «los termocéfalos» de la UP fueron discursivamente irresponsables, la decisión de liquidar esa experiencia fue tomada por Nixon antes siquiera de que asumiese Allende; es decir que el «ultrismo» decisivo fue el de la derecha.

  3. Margarita Labarca Goddard says:

    Es completamente absurdo comparar el gobierno de Salvador Allende con el de Boric.
    Allende no cayó por errores propios (todos los gobiernos los cometen y no pasa nada a no ser que se den vuelta la chaqueta), cayó por una tremenda embestida de los militares azuzados por la derecha y principalmente por los yanquis, antes se decía el imperialismo.
    Salvador Allende tenía partidos revolucionarios que lo apoyaban, la gran mayoría del pueblo lo apoyaba, lo quería y lo respetaba. ¿Termocéfalos? Siempre los ha habido en todos los países pero no importa, cumplen una función útil: contrarrestar a los conservadores que hay en todo gobierno de izquierda o que se pretenda de izquierda.
    No me voy a poner a buscar las diferencias o semejanzas con el gobierno de Boric. Sencillamente no se parecen en nada. Salvador Allende es un héroe universal, reconocido por el mundo entero. No vale la pena decir más.

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