Nuestra Región Latinoamericana

Colombia: los Pueblos Indígenas todavía no ven el fin de las colonias

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Corren los ríos como sangre por la tierra 

llevando los sueños de mis abuelos 

alimento de nuestra liberación.

Por eso Bío Bío 

te encarcelan en represas. 

Fuxaleufu 

Tú que llevas el aliento de las araucarias. 

Tú que cuentas las historias en 

el Lafquenmapu 

Y  transmites el mensaje de la nieve 

en el llanto frío del invierno 

que riega a mis hermanos. 

Por eso te codician  

Bío Bío, gran río.

Hombres extranjeros 

no ven el palpitar de nuestra historia 

en tus aguas. 

Quieren detener tu canto 

y acallar nuestras voces ancestrales. 

Cóndores del sol tus aguas besan. 

Mis abuelos se levantan.

FIU  FIU  (BÍO  BÍO), Rayen Kvyeh

 

Los pueblos indígenas siguen reprimido en todo el Cono Sur. Desde los mapuches hasta los pueblos indígenas colombianos, los nombres de los pueblos cambian, pero sus historias de lucha y resistencia siguen iguales.

El 24 de noviembre de 2022 se cumplieron seis años de la firma de los Acuerdos de Paz de 2016 y, sin embargo, los Pueblos Indígenas colombianos siguen sufriendo las consecuencias de las acciones violentas provenientes de grupos armados ilegales, siguen condenados al desplazamiento forzado, al confinamiento, a las amenazas y a múltiples afectaciones al interior de sus territorios ancestrales: lo confirma un informe publicado por la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).

En Colombia las Naciones Unidas reconocen 87 pueblos indígenas identificados, los cuales hablan 64 lenguas amerindias distintas y están distribuidos, según el censo que la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) hizo en 2005, en 710 resguardos ubicados a lo largo de 27 departamentos del país.

Los indígenas representan el 3.4% del total de la población colombiana. Ellos son entre los más vulnerables a la violencia y a uno de sus efectos directos: el desplazamiento interno. Según cifras oficiales, aproximadamente el 2% del total de personas desplazadas del país pertenece a alguna etnia indígena.

Entre las principales causas de desplazamiento de estas comunidades se encuentran las disputas territoriales entre grupos armados, las amenazas contra la vida y la integridad física, la invasión de los territorios despojados por cultivos legales e ilegales, y el uso de sus territorios para la explotación de recursos como minería e hidrocarburos.

Según la Corte Constitucional (Auto 004), dentro de los principales ejes de afectación a los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas se encuentran el reclutamiento forzado de menores y jóvenes, la violencia sexual y por motivos de género, así como la prostitución forzada, las confrontaciones armadas, la instalación de minas antipersona; los asesinatos selectivos de autoridades, tradicionales, maestros y promotores de salud; y el confinamiento, entre otros. Según la Corte, muchos entre esos pueblos podrían desaparecer en los próximos años.

Gracias al apoyo de la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), a los Pueblos y Naciones indígenas de las fronteras de Arauca, Vichada, Norte de Santander, La Guajira y el Cesar, a la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y al apoyo técnico de iMMAP Inc, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) pudo publicar un informe acerca de la intensificación de la crisis humanitaria en los territorios indígenas. En efecto, a pesar de la llegada del gobierno Petro, la realidad de los pueblos indígenas colombianos no ha cambiado mucho. La violencia y otros crímenes, así como el desplazamiento forzado y el confinamiento, siguen amenazando la supervivencia física y cultural de los pueblos indígenas de Colombia.

Luego de la firma del Acuerdo Final de Paz, según el informe, muchas regiones de Colombia han sufrido un aumento de la violencia por parte de los grupos armados, lo que ha significado altos niveles de desplazamiento forzado masivo e individual, confinamiento y homicidios, con fuerte impacto sobre los Pueblos Indígenas de Colombia, sin embargo, el año 2022 ha sido el más violento para los Pueblos Indígenas, con un total de 453.018 víctimas.

Según el informe de la ONIC, el confinamiento es la afectación con mayor número de víctimas (433.580). Esta afectación, que se agudizó durante el segundo trimestre, se concentró en los departamentos de Antioquia, Chocó, Córdoba y Sucre. El segundo hecho que generó más víctimas fue el desplazamiento forzado, cerca de 8.183 indígenas resultaron afectados en Córdoba, Nariño y Vichada, principalmente. A esto se suma, las afectaciones por hostigamiento focalizadas en Nariño y Norte de Santander, las cuales alcanzaron un total de 7.711 víctimas.

De los 115 pueblos autoreconocidos en Colombia, 50 fueron objeto de vulneraciones a sus derechos humanos. El Pueblo Zenú, siendo el mayor afectado, registró un total de 238.010 víctimas, debido principalmente al confinamiento del que fue objeto en el mes de mayo. Le sigue la Nación Embera con 148.703 personas afectadas, en su mayoría y el Pueblo Awá con 12.465 víctimas, expuesto a confinamiento, desplazamiento masivo y hostigamiento.

“Celebramos la propuesta de “Paz Total”, la cual indudablemente contribuirá en lograr la materialización de la garantía de los DDHH para estas comunidades que durante décadas han sufrido graves abusos por parte de todos los actores del conflicto armado. Sin embargo, el velar por la efectiva implementación del Acuerdo de Paz, en especial en su Capítulo Étnico, es tarea de todos y todas”, anotan los autores del informe.

En efecto, el camino parece largo, porque todos puedan gustar el sabor que tiene una Paz Total.

 

Mañana llegarán nuevamente los aliijuna

y traerán más preguntas acerca de nosotros,

y nada sabrán sino escuchan el silencio de nuestros muertos

en cada sonido de nuestras vidas…

y nada se llevarán sino cuelgan sus miedos en el interior de las

mochilas familiares

y reciban, de nuestro temblor, el asombro de la madrugada…

junto al temor de los espantos.

Miedo alijuna, Vito Apüshana

 

 

Por Elena Rusca

 

 

 

Corresponsal

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