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Nacer presidente desde la calle

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Hasta hace algunos decenios se habló de la estrecha alianza que se debería necesariamente consolidar para huelgas, movilizaciones y demandas justamente exigidas, los acuerdos obreros/estudiantiles.

Cuando la CUT llamaba a huelgas generales los estudiantes siempre ocuparon las calles. Allí codo a codo contra los gobiernos de derecha, la clase trabajadora con sus pliegos de peticiones. En esos tiempos cuando la Matadero Palma pasaba por la calle Estado y las micros se llamaban Ovalle Negrete. Los kioscos de diario y periódicos colgaban en sus cordeles todos los medios de comunicación de circulación nacional.

La calle.

El actual presidente de Chile nació en ese espacio público denunciando el lucro en la educación, exigiendo muy justo una Nueva Constitución, la urgente necesidad de expandir y profundizar la democracia. Evidentemente aquello son urgencias que se siguen postergando porque vienen desde mucho tiempo antes. No se puede negar la derrota del plebiscito de salida, pero aquello no significa que las necesidades sociales hayan desaparecido, todo lo contrario.

El tránsito de la política se hace cada día más lento y complicado. No tener mayoría en el parlamento se dice, hace que asuntos serios sean de tránsito lento y de complejos acuerdos. En la calle no son así los resultados. La voluntad de cambios, los apuros como país avanzan más veloces.

Constatar los millonarios beneficios en los fondos previsionales (AFP), óomo mensualmente entran por sus cajas ríos de millones hasta el cansancio y como resultado familiares ya viejos en la miseria. Ya es hastío, se convirtió en insoportable. Pero para eso está el presidente, para que resuelva.

”Como movimiento estudiantil y también como izquierda, debemos cumplir para contribuir con nuestra rebeldía a la construcción de nuevas fuerzas sociales transformadoras, que asuman como propia la tarea de cambiar ChileGabriel Boric. 2011. Le Monde Diplomatique.

La historia del país y su memoria está agradecida que hayan sido los estudiantes los que instalaron como enemigo al lucro. Esa ganancia espuria de algunos grupos económicos ya consolidados en el sistema educativo. No se puede hablar aún de haber alcanzado niveles de mayor igualdad, se sigue arrastrando la desigualdad. La educación pública con pocos recursos, instalaciones a medio terminan o que nunca se cumplieron, sus buenos resultados son escasos.

El presidente llegó a ser lo que es actualmente porque ocupó la calle como lo hicieran otros líderes estudiantiles que se encuentran desaparecidos. En la calle también hay que pagar peaje.

Casi al cumplir un año de gobierno se ha logrado sumar fuerzas para las transformaciones urgentes de la que hablaba el 2011 el actual presidente. NO.

Nadie espera que todo se cambie de un día para otro, se reconoce el largo y necesario recorrido, pero sucede que ese caminar se hace cada día más vacío, quebrando la palabra empeñada del líder estudiantil hoy presidente, sin contenidos, sin propuestas reales, sumando errores tras errores, entregando protagonismo a la mediocridad de la derecha en el parlamento. Por ese lado no van los tiros.

Escribía Gabriel el 2011 para referirse a la educación que es también justamente válido para otros asuntos. “Lo fundamental es apuntar a cambiar la esencia del modelo, no tan sólo sus excesos. Debemos pasar del reinado autoritario del principio de subsidio al principio de universalidad garantizada por el Estado”. Entendemos aquello como la expansión de otros derechos injustamente como productos de mercado.

Dónde está aquella rebeldía manifiesta de un líder que encabezó un movimiento unitario, audaz y transformador. La derecha juega y casi se entretiene. Se hace cada día más evidente que los compañeros de ruta que se subieron al gobierno luego de su derrota no están realmente bajo el paraguas de lo manifestado por el presidente.

Las señales han sido pocas y muy débiles. Frente a los problemas de seguridad se hace necesario democratizar las instituciones de seguridad. Y sobre esta tarea los tiempos no pueden ser largos. La seguridad es una herramienta del sistema democrático. Hay que bajar las dotes de militarización para que sea un civil que esté en el alto mando de carabineros. La derecha se asusta cuando se menciona a sus fieles guardianes para sus derechos, pero inevitablemente deberá tener otro carácter. Hay muchas manchas en el asfalto.

El indulto fue justo y necesario. Es una prerrogativa presidencial. La derecha olvidó a los indultados en sus gobiernos, algunos que asesinaron a mujeres embarazadas, pero eso se debe entender como el voto de rechazo, mantener el rescoldo de la dictadura. El pinochetismo sigue vivo porque sencillamente no se le ha querido matar, pero matar de verdad, políticamente hablando.

Muy lamentable sería terminar evaluando al actual gobierno como uno más de la concertación, heredero del partido del orden y que clama urgente por acuerdos y mesas para el juego ya con las cartas marcadas. Mucha tinta corrió ese año del 2011 y así lo escribieron el actual presidente y algunos de sus compañeros de ruta. Los que estaban en la oposición en aquellos años siguen sentados en sus sillas musicales convertidos en la actualidad como Creonte llevando los muertos que dejará la antidemocrática forma para redactar una Constitución.

Muy valorable que en este asunto haya sido la Comisión Chilena de los Derechos Humanos (CChDH) la que se hizo presente llegando ante la ONU para recordar que actualmente se vulneran los artículos 1° y 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Y así como anteriormente la derecha intenta negar acuerdos firmados por Chile, esta vez no se detendrá ni se claudicará en este frente los rencores que le provoca a la UDI/RN/EVOPOLI y algunos del PDC. Lo justo es que la inmensa mayoría escriba con letra grande el país que necesita.

Esto lo escribieron algunos líderes estudiantiles en el 2011. Hoy uno de aquellos es el presidente y otros ministros.

Estas son las convicciones que sostiene nuestro compromiso con la consigna de educación gratuita y de calidad. No sólo no retrocederemos un paso de la banderas hondeadas. Nuestra elección irrenunciable es avanzar para continuar abriendo caminos que ensanchen los alcances de los cambios que la sociedad reclama. No escucharemos más sermones ni llamados al descanso. Esto recién comienza. Gabriel Boric 2011.

“A las personas de izquierda, en general no nos gusta el capitalismo, sobre todo nos desagrada el mecanismo que explica su desarrollo. Es decir no aceptamos que la lógica de beneficio ganancia personal sea la mejor entre todas las formas posibles en que la humanidad pueda organizarse. Somos tercos y pensamos que sería viable, y, mejor un orden que se basara en principios de comunidad, cooperación y solidaridad” Nicolas Grau Chile 2011.(actualmente ministro de economía)

“Esta movilización, con la derecha al frente, que es como la lucha de David contra Goliat, ha generado unidad en la diversidad, ha impuesto el sentido colectivo del movimiento y su independencia, y eso ya es casi imposible de ser frenado Giorgio Jackson Chile 2011.

“Asumí que el presidente Boric iba a estar siempre junto a nosotros, pero, el dio un paso a la ambigüedad y fue una muy mala señal” Elisa Loncón

 

Por Pablo Varas

 

Escritor

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  1. Gino Vallega says:

    Cuando llegas al poder…y no lo tienes, debes corrumpirte para aparentar que lo tienes y navegar con el enemigo : eso demuestra falta de coraje!

  2. Margarita Labarca Goddard says:

    Los presidentes no se hacen en la calle. Los presidentes más conocidos del siglo XX, como Salvador Allende, Eduardo Frei, Jorge Alessandri, sean de izquierda de centro o de derecha, se hicieron tras una larga carrera política conocida por todo el mundo.
    Este joven Boric no nació en la calle, nació en una familia muy rica de Punta Arenas. Tampoco se formó políticamente como dirigente estudiantil, porque eso es muy fácil e implica poco riesgo y muchas satisfacciones cuando no hay dictadura.
    Hasta Ricardo Lagos fue un dirigente estudiantil de izquierda, con eso está todo dicho.
    Y Salvador Allende fue dirigente estudiantil en su tiempo, pero eso no bastó, fue un pequeño incidente, un comienzo poco relevante en su extensa vida política.
    Los dirigentes estudiantiles pasan. Los verdaderos revolucionarios quedan.

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