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Asesinato en Fleat House: señora venganza

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¿Por qué mata el ser humano? Esa es una de las preguntas que todos nos hacemos porque frente a un caso policial, no logramos entender como otras personas, de nuestras mismas características, pueden llegar a cometer actos tan retorcidos.

La criminóloga española Paz Velasco de la Fuente, en una entrevista a un medio español explica que “la maldad forma parte de la condición humana. Ella se remonta a La Sima de los Huesos de Atapuerca, dónde se pudo cometer el primer asesinato de la historia según algunos descubrimientos.

Se trata de un hallazgo que ya cuenta con unos años de historia, en el que en un cráneo se ha podido apreciar un golpe. Por ello los investigadores suponen que existió una reyerta entre dos sujetos muy primitivos. Es decir, que entre dos Homo Sapiens ya hubo violencia.

En cuanto a las razones por las que una persona sea mujer, hombre o incluso un niño, puede llegar a matar, estas son múltiples.

Por un lado, existen razones utilitarias: el lucro, el beneficio económico, la posición social. Y luego, razones emocionales: ira, venganza, celos, pasión. Normalmente los hombres siguen el binomio poder-control o sexo-sadismo sobre la víctima. En el caso de las mujeres, la razón más habitual suele ser por lucro, para obtener algo para su propio beneficio. O en segundo lugar por emociones”.

“Busca en el pasado”, fue el consejo que Tom Hunter le dio a su hija, la oficial Jazz Hunter cuando ella investigaba los asesinatos ocurridos en el exclusivo internado de Fleat House, ubicado en la campiña inglesa de Norfolk.

A través de su investigación, la oficial se da cuenta que hay algo más que un supuesto suicidio o un trágico accidente con unos remedios y en la medida que avanza la trama la oficial de policía, se da cuenta que Fleat House esconde secretos más oscuros de lo que nunca podría haber imaginado.

En la trama el lector puede encontrar de todo: intriga, asesinatos, misterio, amor, desamor, lealtad, deslealtades y amistad y una protagonista que va descubriendo en si misma lo que quiere, lo que no quiere en su vida y que puede vivir con sus dos grandes pasiones sin excluir a una u otra.

En la construcción de la novela, la autora se arriesga con una trama muy elaborada, con muchos sospechosos, muchos datos que en un principio parecían inconexos entre sí y además, poco a poco, va instalando un conflicto que no solo es físico sino que emocional que se transforma en el motor de la novela, manteniendo al lector interesado hasta el final cuando la madeja se desenreda y ahí, se deshace el dolor y la venganza que se apretaba en ella

Para muchos, la venganza consiste en la justicia que ejerce una persona o grupo en respuesta a una mala acción percibida, lo que se interpreta como «equilibrar la balanza», haciendo que se parezca al significado de hacer justicia.

Sin embargo, la venganza persigue un objetivo injurioso antes que repararlo como en la justicia.

La venganza consiste, en forzar a quien haya hecho algo malo en el pasado, en sufrir el mismo dolor que él infligió, o asegurarse de que esta persona o grupo no volverá a cometer dichos daños otra vez.

Algunos creen que la venganza es un acto que causa placer a quien la efectúa. Otros consideran que no es placer lo que se siente, sino que es la sensación del restablecimiento de la salud del que se venga, ya que la venganza traslada el daño de la víctima hacia el atacante, lo que hace que la víctima se libere de aquella «molestia», acontecimiento el cual, al interpretarlo de manera incorrecta, es llamado placer.

Y está en el origen de una buena parte de la violencia que vive la humanidad. Se calcula que más del 10% de los crímenes violentos personales tienen su origen en la venganza. Y si lo llevamos a las relaciones internacionales, la señora venganza disfrazada de “represalia” puede apuntarse en su cuenta innumerables atrocidades.

La venganza es un impulso que nos ha acompañado durante toda nuestra evolución y sufre de muy mala fama pública, pero en realidad, somos mucho más condescendientes con ella de lo que quisiéramos admitir: es una de las formas de violencia que encuentran más justificación, sobre todo cuando se asocia a palabras como el honor.

Es decir, las personas siempre juzgamos que el daño que ha sido ocasionado a una persona, es mayor al el que se les haría a otros. Esa brecha, provoca que la represalia siempre sea más cruenta que la violencia original, lo que genera siempre más violencia.

En la historia escrita por Riley y publicada por el sello Plaza & Janes, los diferentes personajes en esa búsqueda de la venganza, vivirán puntos de inflexión que se transformaran en transiciones entre una situación que estaba vigente y que de pronto, no tiene validez viéndose obligados a tomar decisiones y a actuar encontrándose en ese camino, con fuerzas externas que serán apoyo u obstáculos.

Al final, poco a poco las vidas de los personajes van encajando como si fueran las piezas de un extraño puzle, hasta completar una historia compleja que conduce hacia el pasado, hacia el horror del abandono, del acoso y a la miseria humana que busca venganza.

 

 

 

 

 

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