Lo posible y lo imposible
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Hace unos pocos días se rindió homenaje a Patricio Aylwin, junto a su estatua que se ha erigido frente a La Moneda. El presidente Boric asistió, habló y dijo :”Lo posible es por lo que hay que dejar todo nuestro esfuerzo, todo nuestro empeño, es lo que se define colectivamente”
Quizás debía asistir por razones protocolares, pero no estaba obligado a hablar. Y menos a hacer suya la célebre frase de Aylwin: “… en la medida de lo posible”.
Lo posible es lo que hacen los miedosos, los tímidos, los pusilánimes. En suma y diciéndolo claramente: los cobardes.
En la historia de este mundo ha habido otras medidas de lo que se debe hacer: lo imposible.
Esta fue la medida que estableció la juventud francesa de mayo del 68: “Seamos audaces, hagamos lo imposible”.
Esta y otras consignas como ¡La imaginación al poder! ¡Tomemos el cielo por asalto! ¡Haga el amor y no la guerra!, respaldadas por la mejor intelectualidad francesa, fueron las que conmovieron al mundo. Así, los estudiantes y después los obreros y la mayoría del pueblo de Francia realizaron manifestaciones, desfiles y huelgas contra la sociedad de consumo, el capitalismo, el imperialismo y el autoritarismo reinantes.
¿Lo lograron los jóvenes franceses? No todo, pero pusieron muy alta la vara para los revolucionarios, para las personas valientes, para las que creen en los sueños y las que persiguen un mundo mejor.
Desde luego, consiguieron derrocar al gobierno de De Gaulle, otro hombre que se propuso y conquistó lo imposible: levantar a Francia contra los invasores nazis y conseguir su liberación. Pero De Gaulle se hizo anticuado, era personalista, militarista, y los jóvenes y el pueblo francés ya no lo querían. Finalmente, el general renunció.
En Chile, su gobierno más revolucionario, el mejor y más amado de su historia, encarnado por el presidente Salvador Allende, fue derrocado por la burguesía y los militares con respaldo norteamericano. La dictadura fue feroz y sanguinaria, no sólo asesinaba sino que torturaba de manera inimaginable.
La Democracia Cristiana apoyó a la dictadura creyendo que muy pronto los militares le cederían el poder. Pero no fue así, y como Eduardo Frei pasó a la oposición, también lo asesinaron,
Y una vez que se tuvo que ir Pinochet, porque en el plebiscito triunfó el NO, los milicos siguieron siendo poderosos. Nada se hizo ni nada se ha hecho hasta ahora por democratizarlos.
El hecho es que Patricio Aylwin, el primer presidente post dictadura, fue pusilánime por miedo o por conveniencia, y encabezó una transición pactada en que todo estaba por verse. Prometió la justicia “en la medida de lo posible”, que nunca fue posible porque, sólo por citar un caso, diremos que después de más de 30 años del fin de la dictadura, se ha condenado a los asesinos de Arnoldo Camú a penas bajísimas.
Patricio Aylwin no era tan importante ni tan brillante, de modo no era necesario matarlo como a Frei.
Pero Patricio Aylwin no sólo hizo “justicia en la medida de lo posible”. Hizo cosas que hasta para la dictadura habían sido imposibles: entregar el cobre chileno, el sueldo de Chile, a empresas extranjeras.
Que ahora, en 2022, se vuelva a hablar por un presidente de “lo posible”, es algo oprobioso, una afrenta a todos los chilenos. Chile se ha convertido en uno de los países de América Latina más atrasados políticamente. La dictadura sigue subsistiendo y ha impuesto su noción de lo posible, que es muy ruin, muy mezquino y muy cobarde.
Por Margarita Labarca Goddard
Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín
Felipe Portales says:
Sería interesante una publicación que recogiese ambas intervenciones de Boric…
Serafín Rodríguez says:
Y en qué está usted, profe, que no lo escribe? Después de todo, la idea es suya!
Serafín Rodríguez says:
En todo caso, vale la pena revisar el siguiente artículo de Boric en «The Clinic», cuando era diputado, a los pocos días de la muerte de Aylwin. Lleva por título «¿Quién define lo posible?»
https://www.theclinic.cl/2016/04/21/columna-quien-define-lo-posible/
Serafín Rodríguez says:
Lo que pasa es que a Boric se le ha mal interpretado! Cuando hizo referencia a la frasecita en cuestión, sólo quiso decir «que no le alcanza, que no le da pa’ más!!
Serafín Rodríguez says:
En todo caso, vale la pena revisar el siguiente artículo de Boric en «The Clinic», cuando era diputado, a los pocos días de la muerte de Aylwin. Lleva por título «¿Quién define lo posible?»
https://www.theclinic.cl/2016/04/21/columna-quien-define-lo-posible/
También lo reprodujo en parte «El Mostrador»:
https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2016/04/21/boric-por-muerte-de-aylwin-los-acuerdos-terminaron-por-legitimar-en-la-practica-el-modelo-neoliberal-que-la-dictadura-habia-impuesto/
Gino Vallega says:
«En la medida de lo posible», es una frase cobarde que ni siquiera intenta ser reconfortante para la audiencia….y en el estadio lleno de víctimas! A este sujeto , gran golpista, junto con Frei Montalva (cuando se opuso, lo eliminaron), cobarde, militarista y neoliberal, le han hecho una estatua, para recordarle al pueblo chileno «QUE NO VALEN NADA» y festejaremos a quien se nos antoje porque podemos y lo hacemos y no «en la medida de lo posible». Y nuestro buen «nuevo Rey», que camina «desnudo» y feliz, entre flores bordadas…..lo exculpa y alaba…..»alábate burro, que la cola te crece».
Margarita Labarca Goddard says:
Felipe, dices que «Nada imposible se puede obtener», y es cierto. Pero se debe aspirar a lo imposible para lograr, quizás, lo posible. Aspirar sólo a lo posible, como fue el caso de don Patricio Aylwin, es propio de los mediocres que no creen en la justicia ni sueñan con un mundo tal vez imposible: un mundo mejor.
Felipe Portales says:
Respecto de la muy trascendental y lamentable frase «justicia en la medida de lo posible» hay un aspecto que generalmente se soslaya. En rigor, TODO es «en la medida de lo posible». Nada imposible se puede obtener. Por ello, evidentemente que Aylwin al usar esa expresión estaba buscando dar una particular connotación a la idea expresada. Esta es, que habría que conformarse con grados mucho menores de justicia que los que se esperaba. Decir esto, al comienzo de su gobierno y frente a un Estadio Nacional lleno y en que los familiares de detenidos desaparecidos habían tenido gran protagonismo en el acto, fue claramente un aviso desmoralizante de que su gobierno no iba a colocar la búsqueda de la justicia entre sus prioridades. Y ASÍ SE ENTENDIÓ y se hizo. De este modo, se preocupó solo de la búsqueda de verdad respecto de las más graves violaciones de derechos humanos: ejecuciones y desapariciones forzadas; dejando fuera la tortura, detenciones y exilios. Y lo que es peor, en definitiva su gobierno buscó «la injusticia en la medida de lo posible», como lo reconoció crudamente en 1997 el considerado principal arquitecto de la «transición»: su ministro Edgardo Boeninger: «En el marco de la estrategia del gobierno (de Aylwin), una primera decisión fue no intentar la derogación o nulidad de la Ley de Amnistía de 1978, pese a que tal propósito estuvo incluido en el programa de la Concertación. eso significaba aceptar que no habría castigo por condena penal de los responsables de los crímenes cometidos con anterioridad a su promulgación, con la sola excepción del asesinato de Orlando Letelier, explícitamente exceptuado de dicha ley por el propio gobierno de Pinochet» («Democracia en Chile. Lecciones para la gobernabilidad»; Edit. Andrés Bello, 1997; p. 400).
Por ello que sólo pudo comenzar a haber algo de justicia en la década de los 2000 como efecto benéfico en el Poder Judicial de la detención de Pinochet en Londres. ¡Proceso que contó con la más tenaz oposición de los gobiernos de Frei Ruiz-Tagle y de Lagos, como es de público conocimiento!