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Aumenta la informalidad laboral mientras disminuye los derechos como trabajadores y trabajadoras

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El último boletín estadístico de informalidad laboral del Instituto Nacional de Estadísticas INE, de noviembre[1] del presente año dio cuenta de un aumento del 3,7% de las y los trabajadores que se encuentran en condiciones de informalidad laboral, esta información, en cifras se condice con 2.393.242 de personas en esta condición laboral.

De acuerdo al INE, “las personas ocupadas informales son quienes trabajan de forma dependiente, pero sin acceso a seguridad social (salud y AFP) por su vínculo laboral. También lo son aquellas que trabajan de manera independiente en una empresa, negocio o actividad que pertenece al sector informal. Los familiares no remunerados del hogar también se consideran personas ocupadas informales”.

Los casos más dramáticos de acuerdo a la Encuesta Nacional de Empleo del trimestre móvil junio – agosto[2] son los de las regiones de Araucanía con un 37%, Arica y Parinacota con un 36,6% y Ñuble con un 35,9%, coincidentemente son las comunas que superan en pobreza el índice nacional promedio de acuerdo a la CASEN en Pandemia 2020[3], que es de un 10,8%, lo que tiene una relación directa, pues a peores condiciones laborales mayores posibilidades de estar en condición de pobreza o pobreza extrema, en resumen 1 de cada 3 trabajadores y trabajadoras en Chile está en condición de informalidad laboral.

Desde el año 2010 el INE modificó la pregunta respecto de medir la tasa de empleo, reemplazándola por las horas ocupadas de una persona, buscando adaptar su metodología a los mandatos de los organismos internacionales del imperialismo, principalmente la Organización Internacional del Trabajo, OIT. Esta modificación esconde una cruda realidad, al no considerar la voluntariedad de las y los trabajadores, negando así lo que se conoce como la jornada laboral involuntaria, o subempleo, lo cual desde luego elevo las tasas de empleo, pero invisibilizó las condiciones de autoexplotación y precariedad laboral que una masa importante de trabajadores y trabajadoras vive cotidianamente.

En el caso de Chile solo a partir del 2017 el INE, incorpora a la medición de la Encuesta Nacional de Empleo la dimensión de informalidad en el trabajo, esto permitió la cuantificación de la población que está bajo esta condición engordando las cifras de empleo que en la antigua medición no lo consideraba. Sin embargo, hay que explicitar que el subempleo y la informalidad es parte de las condiciones estructurales del empleo en Chile y no necesariamente un fenómeno actual.

Estudios realizados por la OIT refieren que, en la gran mayoría de los países del globo, el aumento del empleo informal ha sido considerablemente exponencial desde el inicio de la actual crisis del capitalismo monopólico y la pandemia del COVID 19, abriendo la posibilidad de un cambio en el patrón del empleo a escala global, y generando condiciones para la perpetuación de la precarización extrema de la fuerza de trabajo.

Para tener una idea comparativa a nivel mundial, ya el año 2018 los datos de los países de África y árabes eran los que tenían los índices más altos de informalidad, 86% y 69% del empleo total, respectivamente, en tanto que las américas, incluido Estados Unidos, muestran un índice de informalidad del 40% para Latinoamérica y el Caribe esta cifra alcanzaba alrededor del 53%.

Como característica repetitiva en el mercado laboral, son las mujeres quienes se ven más afectadas y engruesan las cifras de la informalidad laboral. La variación positiva de la población ocupada informal, según sexo, fue influida exclusivamente por las mujeres (11,2%). En el mismo período, la tasa de ocupación informal femenina fue 28,9% y la masculina, 25,7%, con variaciones de 0,6 pp. y -1,5 pp., respectivamente; además en términos de los sectores donde predomina la informalidad lo lidera el trabajo remunerado en el hogar y el de empleadas domésticas, oficios altamente feminizados.

Pero ¿Qué significa para la clase trabajadora y el pueblo encontrarse en condiciones de informalidad laboral? Desde luego y lo más evidente, es que no se cuenta con una remuneración fija ni estabilidad laboral, peor aún, no cuentan con seguridad social, es decir salud ni previsión, además de protección a la maternidad, tampoco permite cotizar en el seguro de desempleo (AFC), Asimismo, muchos de estos trabajos se asocian además a condiciones de inseguridad y extrema vulnerabilidad social, ya que, en muchas ocasiones el empleador también está en la misma condición de informalidad.

Otro elemento importante a considerar para quienes nos adherimos a la corriente clasista y combativa es la “imposibilidad” de organizarse en sindicatos, eliminando la posibilidad de a través de la negociación y la huelga mejorar sus condiciones de empleo.

Este fenómeno da cuenta de la profunda crisis en la cual se encuentra el sistema capitalista monopólico que ya no es capaz de absorber a la totalidad de las y los que se encuentran en condiciones de trabajar, y que el ejército de cesantes del cual nos hablaba el viejo Marx, ha tenido que resolver ya no vía empleo formal, sino que a través de sus propias iniciativas su economía para la sobrevivencia.

Los representantes de la burguesía y la patronal últimamente han ocupado la pandemia del COVID 19 y lo que denominaron el “estallido social” como excusa para dar cuenta del crecimiento de la informalidad en el trabajo, también ha argumentado que se debe avanzar en flexibilizar aún más la jornada laboral con el fin de poder generar más empleos, argumentos que no son más que voladores de luces que esconden tras un velo la esencia de la clase burguesa de la generación de plusvalía, la mantención  de la propiedad privada y la sobreexplotación de la clase trabajadora con el objetivo que sea esta última la que pague la actual crisis integral del sistema de explotación y dominación capitalista.

Nosotros y nosotras, las y los clasistas tenemos que por un lado exigir que en términos metodológicos el INE, incorpore indicadores complementarios, que considere en sus mediciones la integralidad a la hora de medir las tasas de inserción laboral. Por otro lado, exigir empleo formal para la totalidad de quienes lo requieran y por lo tanto la demanda de trabajo con contrato y seguridad social debe ser parte de nuestros pliegos de demandas, asimismo, impulsar y defender la organización sindical aun cuando la legislación burguesa no la reconozca, la clase trabajadora ha traspasado la legalidad históricamente en la lucha por sus derechos. Todo esto desde luego en el marco del capitalismo, sin embargo, la solución a la contradicción capital / trabajo se resuelve en la medida que las y los trabajadores constituidos en clase para sí, conquisten el poder y control en la producción y la distribución de las mercancías, sólo así serán modificadas las condiciones de trabajo y por lo tanto se podrá acabar con la explotación laboral y la opresión capitalista.

Por Ariel Orellana Araya

 

 

[1] https://www.ine.cl/docs/default-source/informalidad-y-condiciones-laborales/boletines/2022/espa%C3%B1ol/bolet%C3%ADn-informalidad-laboral-trimestre-julio-septiembre-2022.pdf

 

[2] https://www.ine.cl/docs/default-source/prensa-y-comunicacion/resultados-ene-jja-2022.pdf?sfvrsn=6a912425_2

 

[3] http://observatorio.ministeriodesarrollosocial.gob.cl/encuesta-casen-en-pandemia-2020#:~:text=Los%20objetivos%20de%20Casen%20en,%2C%20vivienda%2C%20trabajo%20e%20ingresos.

 

Parte del Sindicato de Técnicos y Profesionales SITECPRO, miembro de la Asociación Intersindical de Trabajadores y Trabajadoras Clasistas, AIT Trabajador Social, Magíster en Gobierno y Gestión Local; Diplomado en Gobierno y Gestión Pública; Políticas Sociales, Pobreza y Desarrollo; Derecho de Familia y Mediación Familiar; Habilidades Directivas.

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