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Niegan un pasado que los condena

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La defensa del hombre y sus legítimos derechos es un asunto que en Chile está en la memoria de la izquierda, y es por aquello que la derecha instalada en uno de los poderes del Estado los condena. No puede causar asombro que la derecha chilena niegue sus votos para entregar aportes necesarios para mantener la memoria en sus instituciones. Lo niegan porque en aquella foto son cómplices.

Les duele el Museo de la Memoria. Villa Grimaldi, Londres 38…

La derecha considera que la verdad histórica es un asunto de dinero que no puede recibir recursos del presupuesto nacional porque los derechos humanos están politizados. Aquello es una mirada mercantilista. Desmemoriados aquellos cuando andaban entre los patrones pidiendo monedas para sus soldaditos, Moreira con su raspado de la olla, Novoa junto a Ena von Baer, la contadora de Frei mintiendo a la contabilidad tributaria, el listado es extremadamente largo.

Les molesta el Museo de la Memoria porque en ese lugar están los desaparecidos y ejecutados, porque ellos junto a los militares se dieron el gusto de golpear a los más débiles para enviar los mensajes de terror. Aquel espacio de memoria guarda dolores que nunca serán apagados y también para justas razones de todo tipo que eternamente estarán vigentes ejecutarlas.

El negacionismo tiene su larga historia y no solo amparando a los que dispararon sino a los presidentes de esos tiempos. En diciembre recordaremos la masacre de la Escuela Santa María de Iquique. La derecha los condena como revoltosos y anarquistas, nosotros sostenemos que el derecho al pan y la libertad son cuestiones por las cuales siempre hay que dar batalla. La condena a Silva Renard es absoluta, no tiene ningún ápice de verdad. Condenable es asesinar a hombres mujeres, niños y abuelos por pedir que no les paguen con fichas, sino en dinero.

Es tan justo lo pedido escribieron en la cantata. Aquello no pasó en época de las Termopilas, fue en 1907, eso es ayer para la historia, un asunto sucedido en la mañana de hoy para el tiempo.

La derecha en Chile siempre ha negado todo relacionado con las agresiones a la inmensa mayoría de personas en este país. Se hace justicia gritan como desaforados. Justamente por aquello era inevitable que Pérez Yoma pagara, y eso no hay que olvidarlo. Siempre en la historia de los pueblos un golpe injusto a los sencillos dado sin piedad no puede quedar impune.

La izquierda cuando se coloca frente al espejo de la historia no necesita un juicio, mira todas las acciones que se han ejecutado para la defensa del  hombre pobre. La pobreza es el compartir cama con piojos, es para negar la existencia de un dios cualquiera.

Sabemos que el actual parlamento está plagado de negacionistas, corruptos e insensatos que fueron votados. Muchos de los que habitan entre poltronas financiadas por el Estado nada dijeron cuando las personas ardían como si de maderos se tratara, eso está en el Museo de la Memoria. La derecha se niega a mirarlo sencillamente por su complicidad con todo aquel periodo.

El negacionismo es sólo acusar a las víctimas de todos los pecados de nuestra historia.

Entre los parlamentarios que votaron en contra para los presupuestos necesarios y mantener la memoria de este pueblo, hay diputados y senadores evangélicos. Aquellos que se definen como hombres de fe como Moreira, Romero, olvidan que los militares masacraron a campesinos en Chihuio. Todos esos campesinos asesinados eran evangélicos y muchos analfabetos. Les dispararon mientras abrazados cantaban coros al señor que no los salvó, que estaba ocupado en ese momento, que los abandonó en ese instante justo cuando la vida te la quitan sin pedir permiso, sin que exista una condena. Posiblemente en la imaginaria razón que tiene la derecha, te matamos porque eres piojoso, andrajoso y un  hambriento de mierda.

Los diputados evangélicos también quieren tapar su dios chiquito y pequeño que sencillamente es válido para cuando hay que pedir el voto. Los Coloma, los Piñera y los restantes ya son viejos pájaros de cuentas por todos conocidos. No quiero ver a esos pastores como Pedro negándolo.

La negación de asuntos cometidos tiene que ver con el ocultamiento de la verdad judicialmente castigable porque te hace cómplice, pero eso es cuestión de los abogados. El repudio es el asunto sostenido que va más allá, es la memoria nuestra, la de los cercanos que nos hacen falta y que nos duele tanto no saber si el abuelo murió de dolor o pena, o si tenía el puño de su mano izquierda apretado mientras lo apaleaban con odio. Su nieto se llama Miguel a mucha honra.

El odio es cuestión eterna de la derecha, ellos transitan aquellos oscuros caminos. Mi papá fumaba cigarrillos Belmont y andaba siempre en bicicleta me contaron una vez en aquellos tiempos antes de que lo matara la CNI. Su foto está en el Museo de la Memoria sencillamente porque él es memoria de la patria y también de nuestra loca geografía.

Que no les cause asombro la negación que hace la derecha de todo. En aquel mensaje mezquino está su delito.

La no entrega de recursos para seguir educando a las nuevas generaciones como lo hacen los profesores de historia contando la valentía de Arturo Prat y la enorme generosidad de Manuel Rodríguez quien es también un ejecutado que está desaparecido. Justo sería entonces si se les negara el desfile a los militares en septiembre de cada año

Las actitudes negacionistas, eso de esconderlo todo para que nadie te acuse también tiene que ver con sus orígenes. El que trae el apellido Kast a Chile es un militante del Partido Nacional Socialista alemán, el partido de Hitler que fue también militar y agente de la Gestapo. La familia Kast lo niega, dice que no es así. Miserable ocultar tu pasado sencillamente porque aquello te condena.

Nada de lo sucedido será cerrado. A sabiendas que el negacionismo tiene una cuota de poder, no será posible que logre avasallar nuestros asuntos tan fundamentales y queridos.

Llegó la hora que el presidente Gabriel se imponga y saque los recursos para prolongar la historia, esa amplia que incluye también a los que dieron batallas para que Chile sea un país libre, para el justo y fundamental espacio para quien defendió un proyecto a balazos mientras los aviones le dejaban caer bombas en La Moneda. Esperamos ahora que se manifieste con el poder de quienes trabajamos para que llegara a la casa de los presidentes. Si el gobierno lo hace mal o bien son otras cuestiones, pero en este momento el negar es de los cobardes conocidos. Gabriel sabrá dar el portazo que ellos se merecen.

Molesta con justa razón que después de tantos años se tenga que enfrentar a la derecha. No saben los diputados de la derecha que a Joaquín Lavín los militares le mataron a un primo que tenía capacidades mentales disminuidas. Está en el Informe Rettig y también su foto en el Museo de la Memoria.

Son tiempos políticos complicados, el mundo entero no anda bien. Mao da su batalla mientras el tigre de papel retrocede cada día. Pero ahora tenemos buenos vecinos, con Lula, Petro, Castillo, López Obrador, buena gente.

A los negacionistas no le creemos nada, son una cáfila de cobardes, ese perfil mediocre no tiene cabida en el justo camino de los sencillos que repiten recorridos de pobres anteriores. Posiblemente se esté pensando en trabajar para que el hombre libre pueda cruzar las anchas alamedas,pero  algunos miran como pasa el agua bajo el puente.

Con la memoria no hay que meterse, puede traer dolores que generen conflicto.

 

Por Pablo Varas

 

 

 

 

 

 

 

 

Escritor

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