El conflicto entre Joe Biden y Volodímir Zelenski a raíz del misil en Polonia
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El Presidente de Estados Unidos demostró su talante de diplomático al ser el primero en declarar que el misil lanzado a Polonia, a pocos kilómetros de la frontera con Ucrania, era improbable que lo hubiera hecho Rusia. Al jefe de Estado norteamericano lo siguió el Presidente de Polonia, Andrzej Duda, quien declaró que el misil no correspondía a la Rusia de Putin. En la reunión del G-20 los Jefes de Estado y de Gobierno coincidieron con la aseveración del Presidente de Estados Unidos, en el sentido de la búsqueda de la paz en el ya largo conflicto ruso-ucraniano. La OTAN, por su parte, no podía hacer otra cosa que seguir la senda de su “dueño”, Estados Unidos.
En los años 60 del siglo XX Estados Unidos y Cuba hicieron primar la responsabilidad a fin de evitar la guerra nuclear: ambas potencias, Estados Unidos y la URSS prefirieron el camino de cesiones mutuas: en el caso de Estados Unidos, la promesa de abstenerse de invadir a Cuba y, a su vez, la URSS de retirar los misiles en Cuba. J.F. Kennedy también lo haría con las ojivas nucleares instaladas en Turquía. Igual responsabilidad han demostrado estas potencias respecto al misil lanzado recientemente en Polonia.
El Presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, fue el único que quebró la unanimidad de las potencias, atribuyendo el misil en Polonia como enviado desde Ucrania, sobre la base de la autodefensa al ataque de más cien misiles rusos a territorio ucraniano.
El Presidente Zelenski llamó, en repetidas ocasiones, al Presidente Biden, pero no respondió subrayando su malestar respecto a la posición del Presidente de Ucrania.
Por otra parte, el abandono de la ciudad de Jersón por parte del ejército ruso fue celebrado por la población ucraniana, ciudad liberada de una ocupación por más de ocho meses, (desde febrero del año en curso). Jersón es una ciudad estratégica, pues constituye el apoyo de agua y alimentos a Crimea, y a la base naval de Rusia en Sebastopol.
La parte Este de la provincia de Jersón posee uno de los acueductos principales de Ucrania y, para llegar del occidente al oriente hay que pasar un caudaloso río, el Dniéper, y la huida del ejército ruso de la ciudad de Jersón, hubiera sido imposible de no haber mediado el abandono de los ocupantes.
Ucrania comienza a padecer el invierno, (la temperatura baja, en promedio, a -15 grados centígrados), y el ejército ruso no está preparado para enfrentar a sus enemigos, por consiguiente, deberá buscar la forma de lograr un alto al fuego durante toda la época de invierno.
Los soldados de ambos ejércitos y, sobre todo la población civil difícilmente podrán soportar el crudo invierno, con ciudades destruidas por los misiles rusos, además de la escasez de alimentos y de la falta de calefacción.
El triunfo militar de cualquiera de los dos contendientes parece muy difícil en el corto plazo, pues Rusia no puede renunciar a la posesión de Crimea: el Mar Negro es el único mar caliente, y con acceso al Mediterráneo, además, Sebastopol es la sede de la Marina rusa, cercana al Cáucaso, es decir, es un lugar geopolíticamente fundamental para Rusia.
El historiador y teólogo Jean François Colosimo, en su libro Crucifixión de Ucrania, Mil años de guerras de religión en Europa, (Edit. Alain Michel, 2022), plantea la división de Europa desde el punto de vista religioso: por un lado, los Estados-Nación laicos y los de la Iglesia-Estado del oriente de Europa. La redención la analiza desde el punto de vista cultural y militar.
Ahora, si vemos el conflicto de los misiles desde el punto de vista del largo período, podemos encontrar antecedentes en 1919, en Versalles que, a la destrucción de imperio austrohúngaro, se dio el paso a la creación de una nueva Polonia, pues la antigua había muerto en el siglo XVIII, a raíz de la repartición del territorio polaco entre el imperio ruso, el austrohúngaro y Alemania. En 1939, se dio la ocupación de Polonia, en parte por la Unión Soviética y, en la parte occidental, por la Alemania de A. Hitler, como se había acordado en el Tratado de no agresión entre Stalin y Hitler, cuyo anexo secreto incluía el reparto de Polonia; por otro lado, el Acuerdo de defensa mutua entre Inglaterra, Francia y Polonia, que se activó el 1º de septiembre de 1939, y daba inicio a la Segunda Guerra Mundial.
La amenaza actual de recurrir al uso de armas nucleares, hasta el momento, es más retórica que real; por lo demás, las potencias mundiales, esta vez, se han multiplicado, y algunas de ellas, como China e India no sólo no han condenado la acción rusa en Ucrania, sino que también pueden aliarse para constituir un factor importante de disuasión: India y Paquistán, por ejemplo, en permanente conflicto, jamás han recurrido al uso de armas nucleares.
Por otra parte, Turquía, con su Presidente, Recep Tayyip Erdogan, está jugando el papel de mediador, así se vea bastante ambiguo. Una vez muerto el general Charles de Gaulle, ya no queda ninguna potencia nuclear capaz de oponerse o, ni siquiera discrepar con Estados Unidos, (el “dueño” de la OTAN), y ante este vacío de poder, Turquía pretende ocupar el espacio, dejado por la Francia de De Gaulle, (hoy en manos del servil, Emmanuel Macron que, hasta Vladimir Putin se burla, al sentarlo en una mesa a “kilómetros” de distancia).
Una vez terminada la histeria y el miedo a una guerra nuclear, las Bolsas de valores vuelven a cotizar en alza.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
18/11/2022
Serafín Rodríguez says:
La vigilancia que ejerce la OTAN (EE.UU.) en Europa sabía desde el minuto 1 que el misil de marras no fue disparado por los rusos. También Rusia.