La Derecha se propone elaborar una copia de la actual Constitución
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El triunfo del Rechazo, analizado y vuelto a analizar por muchos comentaristas en los últimos días, ha producido de hecho, el que la Derecha chilena y sus adláteres en el Congreso se sientan los dueños de la situación política. «Tenemos que ser responsables de representar el 62%» ha dicho el jefe de la UDI apropiándose así olímpicamente de los resultados. Hasta los Chicago Boys han vuelto a sacar su voz y a defender nuevamente el Estado subsidiario, el individualismo y egoismo como los motores que mueven a los individuos y la sociedad y el mercado libre y desregulado como el elemento central de cualquier política económica. Nótese que los acompañantes de la Derecha son ahora más que la antigua ex-Concertación (PS,PPD,P.Radical). Ahora cuenta con los refuerzos del Partido de la Gente y el flamante Partido Amarillo donde se encuentran los mas conspicuos ex-dirigentes de la derecha de la DC, partido este último en estado terminal.
En la eventualidad que tengamos nueva CC – cosa que está por verse considerando que una parte importante de la Derecha no quiere saber de ningún proceso constitucional, los partidos defensores del orden establecido, esto es, casi todos en el Parlamento, concuerdan aparentemente hasta aquí con una nueva CC. Claro, completamente diferente de la anterior. Los defensores del sistema entienden que su dominación supone aceptación relativa al menos por parte de los dominados.
Una nueva Constitución «democrática» vendría históricamente a sellar la inauguración de un nuevo período de dominación. Una verdadera restauración del orden existente previo al 18-O. Esto, en la óptica repetimos, de una parte de la Derecha.
El conjunto de la Derecha, que falsamente se declara ganadora del Plebiscito de salida con el triunfo del Rechazo, triunfo que está demostrado no le pertenece, se permite decidir -para eso tienen mayoría de votos – cómo será el mecanismo para elaborar una nueva Constitución. Esta no tendrá «chipe libre» como la anterior para que sus convencionales escriban lo que les vaya en el alma. No señor. Nada de refundaciones ni estados plurinacionales ni eliminar el Senado, ni pérdida del Poder casi absoluto del Presidente (la filosofía del viejo comerciante y padre de la anti- democrática Constitución de 1833 Diego Portales). Pero además, y al margen que pueda nuevamente establecerse la norma de los 2/3 para aprobación del texto en la nueva CC, cosa de amarrar aún más cualquier hilo suelto, habrá previamente también otro seguro de contención de cualquier intento «populista»: existirá sí o sí un marco que indicará «los bordes del nuevo texto» como eufemísticamente se le llama a determinar qué podrán o no podrán decidir como texto constitucional los nuevos constituyentes. Esto quiere decir en otras palabras, que las y los constituyentes elegidos estarán allí no para decidir nada, sino para darle cuerpo a las normas ya definidas por los «expertos». Un magnífico ejemplo de eso que el nuevo gobierno reclama: más democracia.
Desde ya es preciso saber que los partidos del oficialismo, incluido el PC, concuerdan con un comité de expertos, aunque este último lo matiza hablando más bien de asesores. El Presidente Boric también se ha apresurado a estar plenamente de acuerdo con los «bordes». Una manera elegante (?) de definir lo que en verdad son los barrotes de una jaula en la cual los constituyentes, cualquiera sean ellos, no se pueden «arrancar con los tarros».
¿Quiénes serán los expertos escogidos? Nos dice con voz de mando la Derecha: escoger un número determinado de ellos conforme el peso de cada partido representado en el Congreso. Considerando que en el Congreso actual tiene mayoría de Derecha, y esto sin contar con el apoyo generoso de los nuevos amarillos, pepedistas y «socialistas», se asegura plenamente que el texto de los expertos, los «bordes», sean aquellos que la Derecha determine. Entre los expertos, está a sondearse la disponibilidad para la participación de los ex-presidentes Srs. Ricardo Lagos y Sebastián Piñera. Pregúntese él o la lectora qué contribución diferente a lo esencial de la Constitución de Pinochet pueden aportar estas personas. ¿El hecho que alguien sea Presidente de la República lo convierte automáticamente en un «experto» constitucional?. La Derecha en su falsa borrachera de ganadora del plebiscito del 4 de Septiembre se permite las extravagancias más locas.
Cualquiera sea lo que termine siendo el equipo de expertos que definirán sin derecho a pataleo los «bordes», o sea los barrotes, esa caja de fierro o jaula que contendrá el nuevo texto, su orientación general será por supuesto aquella que la Derecha determine. Aquí está lo fundamental.
El anti-democrático truco que se observa aquí es preciso explicitarlo: los expertos que determinarán en el fondo el carácter general de la nueva Constitución son elegidos a dedo «por los partidos con asiento en el Parlamento y conforme la proporción de cada uno de estos». Estos son quienes verdaderamente definirán el corazón del nuevo texto. Los convencionales, que solo tendrán que redactar de acuerdo a esos barrotes son electos democráticamente en listas definidas … por los Partidos!!. Así, solapando lo primero y haciendo mucha alharaca de lo segundo, organizando elecciones, campañas y toda esa cháchara propagandística, la gente se quedaría con la impresión que todo esto ha sido impecablemente democrático.
Esto es, todo lo contrario de aquello por lo que la gente votó en su momento: que todos los convencionales fuesen electos incluidos independientes y pueblos originarios, de forma paritaria, y con una hoja de ruta relativamente en blanco (salvo lo establecido en los Acuerdos Comerciales).
Tal es el vuelco de la situación política en este período. Se nos hará olvidar aquello por lo que muy mayoritariamente votamos apenas hace dos años. Y en ese trabajo estarán todos los artífices del Acuerdo por la Paz de 2019. Esas son las ironías de la vida.
Tendría así obtenido la Derecha, cuarenta años después de la Constitución de su amado Dictador, ahora sí una Constitución «democrática» la cual sería santificada por todos los poderes fácticos, tanto nacionales como extranjeros.
El señor Presidente Boric también opina que deben existir esos «bordes» como ya dijimos. Es natural que lo haga. El firmó el fatídico Acuerdo por la Paz del 15- Noviembre para salvarle el pellejo a Piñera y su desastroso y represivo gobierno, y él también estuvo completamente de acuerdo con las anti-democráticas normas de funcionamiento y votación allí establecidas. Hoy, está por consiguiente igualmente de acuerdo con el Partido del Orden para que ponga una camisa de fuerza a los convencionales respecto del nuevo texto. Un hombre coherente.
Y como si toda esta maniobra escandalosamente anti-democrática no fuese suficiente, y para repetirlo, los convencionales serán elegidos, nos dice la Derecha, en listas cerradas por partidos políticos. De los independientes, esos que les dieron tantos sobresaltos durante la convención por sus ideas «refundacionales», «radicales», etc. ni hablar.
A este respecto, todos los reclamos, peticiones y advertencias que hacen los parlamentarios de Apruebo Dignidad, «socialistas democráticos» y miembros del gobierno, de que esperan hayan convencionales 100% electos, incluidos independientes y pueblos originarios, además de un rol secundario a los expertos, son en verdad palabras al viento. La Derecha tiene hoy el sartén por el mango, y nada con aquello que no concuerde será parte de un acuerdo. Más todavía, ellos tienen el Plan B a mano: dejar todo como está y cerrar la puerta a cualquier nuevo proceso constitucional, argumentando por ejemplo que se ha perdido mucho tiempo y que el Gobierno tiene que hacer su pega dado el estado catastrófico económico y social del país. A este respecto veremos si J.A.Kast impone sus términos a Vamos por Chile.
Todavía en esta materia hay paño que cortar.
Visto toda esta maquinaria montada por la Derecha para escribir una Constitución a su gusto, pero que «sea buena y nos represente a todos» – nadie sabe como eso puede ser posible -, uno debiera preguntarse qué harán las fuerzas populares que defendieron un proceso democrático frente a este cerrojo que imponen los representantes políticos de los dueños de Chile a sus ciudadanos para darse la Constitución que quieren. ¿Dejará el pueblo consciente de tener otra Constitución de y para los ricos durante los próximos 40 o 50 años? ¿Qué dicen los movimientos sociales? ¿Sólo declaraciones públicas de alerta? ¿No será mejor declaraciones para la acción? ¿Qué dice el PC, sabiéndose ahora que que el FA y el Gobierno no son más que el furgón de cola de los defensores del modelo neoliberal chileno? ¿Y qué dice la izquierda, fragmentada todavía en mil pedazos de sectarismo, narcisismo y caudillismo, eternos enemigos de la indispensable unidad para crear un verdadero Frente de Izquierda? ¿Será posible eso?
Recordemos la realidad: mientras la Derecha se alineó como un solo todo para rechazar, entre la gente que se dice de izquierda, se ha votado en una misma elección por Rechazo, Apruebo y Nulo. Es decir, por todas las posibilidades!. Si esto no fuese serio daba para reírnos de nosotros propios. Claro, se dirá que el dinero es el engrudo que fácilmente junta los ricos y sus seguidores en una sola opción para defender sus intereses de clase social. La izquierda, que juega en el plano de las ideas cosecha la consecuencia natural de esto: las ideas son siempre infinitas y divergentes muchas veces.
Un Frente de Izquierda se necesita urgentemente. Todas las demandas de chilenas y chilenos respecto de pensiones y las AFP, salarios, Isapres, nacionalización del cobre, del litio, el cambio de los derechos de agua, la no firma de tratados internacionales que siguen lesionando los intereses del país, la defensa de nuestro carácter de país multicultural y multi-étnico, la ley de Pesca etc. etc. Todas esas reivindicaciones siguen pendientes. Más aún, corren el riesgo de desaparecer. Como se ha visto estos días y semanas, algunas de ellas ya este gobierno – que se decía partidario de transformaciones de fondo como las indicadas y otras – no tiene ningún empacho en pretender perpetuar sin tocarlas en su esencia. Ni una palabra del fin de las AFP e Isapres. Ninguna objeción al nuevo tratado TPP-11 que continuará por hipotecar nuestra soberanía a pesar que siguen repitiendo que «no está en nuestro Programa». Tratado que ni Piñera fue capaz de hacer aprobar. ¿Cómo es posible entonces que ahora el no impida su tramitación? ¿No saben ellos que la Derecha es mayoría y seguramente aprobará dicho tratado? Claro que saben. Califique la o el lector esta decisión presidencial.
Añádase una reforma tributaria al gusto de los ricos de este país, que el Ministro Marcel ha cocinado con los empresarios y que de la cual, transcurridos 7 meses de gobierno, no hay noticias públicas de ella (proceso nada transparente como vociferan a veces). La continuación repetida muchas veces del Estado de Emergencia en el Wallmapu, a pesar que Boric y el FA dijeron siempre estar en contra «porque creemos que no es el camino para resolver los problemas». En fin. Una lista interminable de aquello que defendían antes y lo que hacen hoy, completamente rendidos en los hechos a la Derecha económica. Y en el plano internacional, rendidos completamente a la política de EEUU. Probablemente la próxima visita que se anuncia del Sub- Secretario Blinken del gobierno yanqui sirva para fortalecer más aún esos lazos de dependencia. Difícil encontrar en la vida política de este país una coalición que haya, en los hechos más que en las palabras, cambiado de rumbo en tan poco tiempo y tan radicalmente. Y que no se nos diga que todo esto se debe a errores de principiantes en el manejo de la cosa pública. También los hay. Se trata de abandonar las convicciones propias y el propio programa con el cual fueron electos. Y esto no tiene nada que ver con ser buenos o malos administradores.
Creación de un frente político de Izquierda
La situación actual parece exigir que los movimientos sociales tomen la iniciativa política y logren sentar en una misma mesa con el propósito de coordinar una o más reuniones de todas las organizaciones sociales, políticas y poblacionales, incluidos independientes, militantes, cristianos y marxistas que deseen participar en este esfuerzo unitario.
Esto no constituye una novedad. Intentos similares han tenido lugar en el pasado. Este esperamos, y dado lo crítica situación social y política del país pareciera ser más urgente que nunca y los mismos que lo intentaron en el pasado lo pueden volver a intentar nuevamente.
El objetivo central de esto: decidir la creación de un Frente político (1) (con algún nombre sencillo y representativo) para acordar un verdadero Pliego de Chile que contenga solo unas pocas reivindicaciones básicas, de simple divulgación y comprensión por toda la gente, con las que la gran mayoría de compatriotas sienta como suyas, como por ejemplo: pensiones, salud, seguridad, educación, cobre, litio, agua, paridad, ambiente, donde dicho listado no implica orden de importancia el cual debe ser definido democráticamente. Esto no será naturalmente tarea fácil, conociéndonos como somos y nuestra historia de desuniones. Si no se actúa ahora conjuntamente, se obligará al Pueblo a pagar la derrota política del 4 de Septiembre en niveles antes desconocidos. La perspectiva de terminar este período con una nueva Constitución de la Derecha, hecha para los ricos de este país, y «democrática» representará un retroceso de décadas en la lucha del Pueblo por una vida digna y justa. El Poder podrá aplicar a voluntad su política de expoliación y violencia amparados en una Constitución que ellos propios han hecho pero que fácilmente será disfrazada como un nuevo pacto social «aceptable» entre explotadores y explotados.
Los próximos días y semanas nos dirán si estamos equivocados o no respecto del rumbo que toma este gobierno y el proceso constitucional, además de saber si en los centros neurálgicos de las muchas izquierdas hay voluntad real de unidad, para luchar por defender la concreción de todo aquello que el 18-O colocó como inevitables elementos de cambio profundo en nuestra sociedad y que siguen pendientes.
Quienes son líderes naturales de cualquier tipo de organización que concuerde con estos elementos básicos de lucha y esté dispuesta(o) a la más amplia unidad de izquierda y fuerzas progresistas, que se manifieste. Los líderes son también necesarios.
1.- La creación de un Partido Político en este momento parece un objetivo mas difícil dada la dispersión actual y la práctica de los grupos existentes. Crear un partido de la Revolución es a mi ver, tarea futura del cual este Frente puede ser su germen.
Por Patricio Serendero
Las opiniones vertidas en esta sección son responsabilidad del autor y no representan necesariamente el pensamiento del diario El Clarín
Q says:
Y sin lugar a dudas esta nueva constitución ( ¿?) se va a aprobar por la mayoría de los chilenos. «Que 47 años no es nada, que es febril la mirada…» Que razón tiene el autor del tango.
Landy Aurelio Grandon says:
En vez de una comisión de expertos como la propuesta, ¿No sería mejor una Comisión de Profesores de Castellano o Linguística, nominados por las principales universidades del país? Total, se trata de elaborar un texto de fácil comprensión.
Las bases políticas serán de responsabilidad de los electos por la ciudadanía.
Q says:
Landy Aurelio, que ingenuo es usted. Si esa constitución fuera de fácil compresión, luego, ¿cómo los políticos de las dos derechas podrían engañar a los borregos con sus interpretaciones de esa facil de interpretar constitución? Bueno, para ser realista, a la mayoría de los chilenos les importa un cuesco la constitución de pinoche-lagos, lo que les importa es que los dejan tranquilos con su sistemita neoliberal y si algún grupito de gritones les viene a mover el piso de sus simples viditas, bueno, pa’ eso están los referendos para callarle las bocas a los gritones. Lamentablemente, para los que queremos que hayan cambios en nuestra patria, esta es la realidad actual de Chile.
Gino Vallega says:
La nueva constitución ha muerto; VIVA la nueva constitución.
Felipe Portales says:
Las derechas.