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Fuga de información: inteligencia militar en la mira (aunque ni tanto)

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 57 segundos

En política la buena fe y las ingenuidades se pagan caras y en cómodas cuotas. Le comienza a pasar al gobierno de Gabriel Boric que, al momento de asumir, las razones serán de su propio consumo, dejó incólume el sistema y estructura de la inteligencia nacional.

Uno podrá tener otra opinión, pero, por lo menos, se le conoce por ese nombre.

Recordemos que este sistema está compuesto por la ANI, la Dirección de Inteligencia de defensa del estado Mayor de la Defensa Nacional, las direcciones de Inteligencia de las Fuerzas Armadas y las Direcciones de Inteligencia de las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública. No es poca cosa.

Como es de suponer en el caso de agentes y agencias secretas, no se sabe cuánto dinero del erario nacional se usan en estos despropósitos. Lo que sí se sabe es que esos sistema de espionaje siguen estando profundamente empapadas del más arcaico y peligroso anticomunismo: si huele a pobre, comunista o maricón, es enemigo.

Resulta dudoso que esas agencias tengan como objetivo la defensa de la seguridad nacional de potenciales agentes extranjeros. Si se considera que por las fronteras pudo y puede pasar Pedro Juan y Diego sin que esos agentes secretos se enteren o, peor aún, que les dé lo mismo, ya podemos hacernos una idea.

Se mantiene intacta la orientación ideológica, casi religiosa, del enemigo interno que dio como resultados centenares de miles de muertos y desaparecidos en América Latina durante la vigencia de las dictaduras militares impuestas por Estados Unidos.

Y es falso que esas agencias clandestinas respeten el ordenamiento democrático con el que hacen gárgaras.

Todas estas cosas que hemos escrito sobre la base de la mera observación y especulación periodística y por la porfiada técnica de ver lo que es y no lo que quiere parecer: tiene cola, dientes, ojos, melena y garras de león: es absurdo creer que estamos enfrente de un osito de peluche, sigue con plena vigencia.

Por lo demás, las agencias de inteligencia -las que se supone deben pasar lo más piola posible-, se encargan de tarde en tarde de ofrecer escándalos que sacan a la luz aquello que se supone secreto.

Como lo de ahora.

Nos enterarnos de la fuga de centenares de miles de correos electrónicos en los que quedan claras varias irregularidades, cuando no delitos. Por lo menos, tan graves faltas al deber militar, que los involucrados deberían pasar una larga temporada en prisión.

En USA, le ponen veinte años. En Rusia, un tiro de Makarov

Es de suponer el trabajo extra que se les habrá dado a las agencias de los países supuestamente dentro de la primera hipótesis de guerra: ya tendrán desplegada la estructura de las Fuerzas Armadas, sus unidades, compras, equipos, ubicaciones, jefes, medios, cahuines, etc.

¿En qué estado queda la cacareada seguridad nacional luego de este escándalo de grado mundial?

Que el general a cargo de ese desbarajuste renuncie antes de saberse la profundidad de esa verdadera catástrofe habla de lo mal preparado que están esos oficiales para enfrentar sus responsabilidades.

Ahora comienza el tiovivo de quien es el responsable, quién debió alertar, quién debió tomar las medidas necesarias para evitar algo siquiera parecido y se tirarán la pelota de un lado al otro hasta llegar a la meta normal en estos casos: nadie fue.

El gobierno debió remover a los altos mandos de las fuerzas armadas y las policías para haber intentado por lo menos un proceso de saneamiento y desinfección.

Se prefirió dejar las cosas como estaban, sin siquiera remover al director de Carabineros que aparece por estos días como imputado en numeroso casos de un elevado número de violaciones graves a los derechos humanos, tal como se dice desde las Naciones Unidas.

Gabriel Boric sabrá lo que hace. Tal como quien escribe estas líneas, el presidente cumple con lo que cree su obligación.

La irrupción de este caso de fuga de información ha dejado en un segundo plano las últimas resoluciones de la Ministra Rommy Rutheford respecto de exaltos mandos militares, los generales en retiro Guillermo Porcile, Alberto González, Sergio Ahumada, José Llanca y John Griffiths. Griffiths y Porcile tienen además otros procesos.

¿Por qué? Por corrupción.

Y ya casi se olvidan los recovecos del Paco Gate, el Milico Gate y sus innumerables aristas que apuntan, todas y cada una, a los mecanismos de cómo altos mandos del Ejército y Carabineros se robaron cuanto pudieron desde las instituciones en las que juraron dar la vida si fuese necesario.

¿Les suenan los casos Mirage, Leopard’, Bell 412, Fragatas? Bueno, tiene que ver con casos de corrupción de otras armas de la defensa nacional. ¿Recuerda la Operación Huracán?

En fin.

El gigantesco robo de información de la más sensible desde el seno mismo del Estado Mayor conjunto no obedece a que un tipo con antifaz llega con una memoria flash y hace una copia de una planilla Excel desde un computador.

Hay algo más bajo la espesa niebla que cubre el campamento. Si con la inteligencia no se juega, menos se debe jugar con la tontera.

El asunto es extremadamente grave y corresponde al gobierno llamar las cosas por sus nombres y tomar las decisiones ahora, si no las tomó con la inercia de la entrada.

¿Nunca es tarde?

No. En estos temas siempre es tarde.

 

Por Ricardo Candia Cares

 

Escritor y periodista

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  1. Renato Alvarado Vidal says:

    Bueno ¿Qué es lo grave, que los recursos de inteligencia del Estado se usen para espiar a su propio pueblo, en vez de darle «seguridad»?
    Porque la campante delincuencia no parece ser de interés.
    ¿ O que se haga conocido este hecho? Probablemente se le dará una solución «de mercado» , comprarán una actualización para el software de encriptación y seguirán espiando hasta las organizaciones vecinales.

  2. DOMINGO 25, septiembre 2022

    CHILE: ¿CIBERATAQUE?

    ARCHIVO “ADJUNTO” EXPUESTO

    Saludos a todos,

    ¿La Filtración?

    La publicación de casi 400.000 documentos de las Fuerzas Armadas de Chile pone en alerta al Gobierno joven del presidente Gabriel Boric. Chile está en alerta tras la filtración esta semana de casi 400.000 correos electrónicos del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (EMCO), un organismo que asesora al Ministerio de Defensa Nacional.

    Se trata de un ciberataque aún más profundo y de mayor magnitud, luego de conocerse el ciberataque contra las Fuerzas Armadas, el Ministerio de Defensa ha ordenado una serie de acciones que buscan establecer las responsabilidades, los alcances y las consecuencias que generaron este hecho.

    La Historia

    Transcurrida la noche del miércoles 21 de septiembre, cuando desde el Gobierno se informó que la ministra de Defensa, Maya Fernández había suspendido sus actividades en Estados Unidos para retornar a Chile de forma inmediata. ¿La razón? La cartera había sido informada de un ciberataque que afectó al Estado Mayor Conjunto, el cual consistió en el hackeo y filtración de cientos de correos de las Fuerzas Armadas.

    En detalle, un grupo llamado “GUACAMAYA” se atribuyó la operación «Fuerzas represivas», una masiva filtración de correos electrónicos de instituciones militares y policiales de cinco países latinoamericanos, entre ellos Chile. De supuesto origen centroamericano, y según ha trascendido en comunicados publicados por la misma organización «hacktivistas», su objetivo sería obtener información para entregarla a los pueblos de América.

    De acuerdo con mi opinión, lo incomprensible de este asunto es como correos y adjuntos que corresponden a la categoría de seguridad «Secreta» o «supersecreto» se envíen sin la debida encriptación (codificación) incluso dentro de la organización, dado que es un sistema que se halla conectado a las redes exteriores o su consiguiente riesgo de exposición. Incluso si te jaquean, datos ultrasecretos o altamente secretos no quedaran expuestos si están encriptados con un algoritmo seguro. Solo puedes trabajar cosas con ese nivel de seguridad sin encriptación en sistemas totalmente sellados. Además, es difícil imaginar como 350 GB de información hayan salido hacia fuentes externas sin que exista o una filtración desde adentro, desprolijidad en el acceso a sistemas de respaldo de bases de datos y un inadecuado monitoreo de los puertos activos y los flujos que van saliendo.

    Tanto dinero que reciben las FFAA de parte del Estado y operan la seguridad nacional, como algo carente de importancia o es que el dinero no les alcanza para tener un personal especializado o idóneo en la función de seguridad. Es tan grave, esta situación que no puede quedar sin una intervención severa. Hace falta una limpieza interna y eliminar a todos los elementos o agentes responsables por esta negligencia.

    Finalmente, dentro de este contexto, hace más de 10 años que se considera a nivel de las “Comunidades de Inteligencia” que el uso de email (correo electrónicos), es un medio inseguro; y así los demostró WikiLeaks con sus hackeos, como también la CIA y otras oficinas de Seguridad de EEUU, que leían los correos de los Gobiernos europeos. De hecho, en Alemania, no usan correos en ninguna repartición fiscal y al parecer estos antecedentes, nunca los leyeron en Chile.

    ¡LA PATRIA, ES PRIMERO!

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