Guerra ruso ucraniana

Aprueba Rusia reformas para llamar a filas a la población masculina de entre 18 y 60 años

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En un repentino cambio de estrategia, el mismo día que el ejército ucranio tras cruzar el río Oskol se situó a las puertas de Lugansk, el Kremlin tomó ayer decisiones trascendentales que buscan frenar los avances de Ucrania en su intento por recuperar los territorios ocupados.

Cuatro regiones de Ucrania bajo control del ejército ruso casi completo en dos de ellas y con más de la mitad en las otras –Lugansk, 99 por ciento; Donietsk, 65 por ciento; Jersón, 93 por ciento, y Zaporiyia, 65 por ciento, según diversas estimaciones de expertos que, día a día, recopilan los partes de guerra de ambos ejércitos– anunciaron de modo simultáneo la celebración de referendos de adhesión a la Federación Rusa.

Hasta ayer, el Kremlin había renunciado a la idea de convocar este otoño plebiscitos, posponiéndolos de manera indefinida por cuanto la oficina de la presidencia, como se comenta en esta capital, convenció a su jefe, Vladimir Putin, de que la legitimidad de los resultados de la votación, aparte de las dificultades para organizarla, podría generar dudas en condiciones de guerra, sin observadores internacionales y con parte significativa de los habitantes en el exilio o en los campos de batalla.

Otra razón que esgrimieron para posponer las consultas populares es que, al no controlar la totalidad de los territorios que se quiere anexionar, parecería que Ucrania está ocupando parte del territorio ruso, afrenta que desde el punto de vista de la imagen no se puede permitir una potencia nuclear.

Sin embargo, se ordenó desde Moscú que la votación comience esta semana y dure cinco días, del viernes 23 al martes 27 de septiembre, y parece ya no importar si son o no reconocidos por otros los resultados que serán dados a conocer cinco días después del cierre de las casillas.

Y ligado directamente a los referendos, los diputados de la Duma aprobaron ayer en tiempo récord varias enmiendas al Código Penal que establecen el fundamento legal para poder anunciar la movilización de la población masculina de entre 18 y 60 años de edad. Quienes siguen de cerca el quehacer político ruso coinciden en que el llamado a filas, en una primera etapa, será parcial para reducir el impacto negativo en la sociedad, quedando en la reserva la posibilidad de hacerlo general.

Los legisladores también impusieron severas penas por eludir el servicio militar, deserción o rendirse al enemigo (hasta 10 años de cárcel), tipificaron también conceptos como ley marcial y movilización general, así como en otra ley aprobaron la concesión simplificada de la ciudadanía rusa a extranjeros, al cabo de un año y sin trámites burocráticos de ningún tipo, que quieran enlistarse en el ejército para participar en los combates.

Estos referendos y las enmiendas sugieren que se está preparando el terreno para sustituir la operación militar especial –no más que un eufemismo– con una declaración de guerra en toda regla, en caso de que Ucrania siga intentando recuperar los territorios que el Kremlin tiene la intención de declarar como parte de Rusia, lo cual permitiría gradualmente llamar a filas a rusos ya como obligación y no de forma voluntaria, a cambio de un contrato y un salario, como hasta ahora.

Rusia necesita reclutar refuerzos para contrarrestar la actual superioridad numérica de las tropas de Ucrania, que sí llevó a cabo una amplia movilización después de tener meses de ventaja en armamento que se fue diluyendo con las armas que Estados Unidos y sus aliados proporcionan a Ucrania.

Muchos se preguntan qué pudo hacer cambiar de opinión a Putin tan rápido, y la respuesta tal vez se encuentre en un reciente error verbal del presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, que eufórico por la contraofensiva que permitió recuperar 8 mil 500 kilómetros cuadrados de territorio en Járkov y Jersón, prometió que pronto vamos a liberar Yalta y toda Crimea, con lo cual cruzó una línea roja, la exigencia de devolver la estratégica península, algo que nunca va a ceder el actual titular del Kremlin.

A partir de la imprudencia de Zelensky, los miembros más belicistas del entorno presidencial ruso, la mayoría con asiento en el Consejo de Seguridad (CS) y en los servicios secretos, comenzaron a advertir en las redes sociales a través de sus voceros (por ejemplo, Dimitri Medvediev, vicesecretario del CS) que atacar Crimea permite a Rusia usar todos los recursos a su alcance, en alusión a su arsenal nuclear.

La doctrina nuclear rusa, en efecto, autoriza emplear ese tipo de armamento para repeler una guerra contra su territorio y no es difícil suponer que ese es el sentido de los apresurados referendos de adhesión.

Para decirlo con las palabras de la politóloga Yekaterina Shulman, con la incorporación del Donbás (Donietsk y Lugansk), Jersón y Zaporiyia a la Federación Rusa se busca invertir los términos y convertir a Rusia de país agresor en país agredido y, en la primera fase, se obtiene la justificación para efectuar la movilización.

El Kremlin adquiere con la eventual anexión de más o menos 20 por ciento del territorio ucranio una palanca adicional –las armas nucleares– para presionar al gobierno de Zelensky a negociar bajo sus condiciones.

En una primera reacción de Kiev, su canciller, Dmitro Kuleba, apuntó: ni esos falsos referendos ni la híbrida movilización cambiarán nada. Rusia seguirá siendo, como era, un Estado agresor que ocupó ilegalmente parte del territorio ucranio. Ucrania tiene todo el derecho de liberar sus territorios y continuará haciéndolo, diga lo que diga Rusia.

Esta noche se esperaba que el presidente Vladimir Putin dirigiera un mensaje a la nación, que todo indica será este miércoles, en el cual los observadores creen que dará las claves para entender hasta qué punto la amenaza de usar el arsenal nuclear –en caso de que el ejército ucranio acepte el desafío de combatir ya no en su patria sino en un territorio que Rusia considera como suyo– es un ultimátum.

Tampoco se excluye que el titular del Kremlin tenga dudas y prefiera no ser tan categórico para sólo mantener esa posibilidad devastadora como as en la manga por si no logra hacer retroceder a las tropas ucranias en las siguientes semanas.

Por Juan Pablo Duch

Fuente: La Jornada

Corresponsal de La Jornada en Moscú

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  1. JUEVES 22, septiembre 2022

    Saludos a todos,

    ¿ALGO SUCEDE EN RUSIA?

    Muchos analistas nos ofrecen cada día sus predicciones sobre el destino de Ucrania en la actual confrontación bélica con Rusia, como si en verdad pudiesen precisar en el horizonte lo que imaginan qué va a suceder.

    Algunos observadores sostienen que Rusia ya perdió la guerra en febrero y que sus tropas no están haciendo nada en Ucrania, es decir, que ni avanzan ni retroceden, ni se sabe cuál es su objetivo. Otros consideran que, de no acabar pronto, puede desembocar en un tsunami mundial.

    El anuncio de Putin de que llamará a 300.000 reservistas para luchar en Ucrania ha provocado reacciones inmediatas en la sociedad rusa: por un lado, protestas en la calle que se han saldado con más de 1.000 detenciones. Por otra parte, una corriente subterránea de preocupación que ha tenido su reflejo y que señala la posibilidad de una fuga masiva de rusos hacia el extranjero.

    En su discurso de este miércoles, el presidente Vladímir Putin anunció una movilización parcial y advirtió de posibles represalias de Rusia por las acciones de Occidente. Pero antes que renovar los temores por un temerario chantaje nuclear, sus palabras deberían considerarse más tranquilizadoras que preocupantes.

    La buena noticia es que las medidas de emergencia anunciadas son el reconocimiento por parte de Putin de que está perdiendo su guerra de expansión imperial. La noticia menos buena, es que su percepción de la realidad es aún peor de lo que sospechábamos, sí es cierto que se cree aunque sea una mínima parte de las mentiras y fantasías que manifesto durante el discurso. Combinadas con las leyes que aprobó el Parlamento de Rusia para imponer duras penas de cárcel a los que eludan el servicio militar, las nuevas medidas recuerdan al juego de las sillas: los prisioneros que estén en la cárcel que acepten participar en la guerra pueden ser reclutados para ir a luchar con la promesa de que así se les anularán la condena.

    De hecho, casi ninguno de los contradictorios argumentos de Putin resisten el mínimo pensamiento crítico: “dijo, estamos ganando en Ucrania, pero las fuerzas de Occidente alineadas contra nosotros son tan poderosas que ahora tenemos que buscar más recursos para seguir luchando contra el régimen títere de Ucrania; estamos protegiendo la soberanía y la integridad territorial de la propia Rusia, pero para ello tenemos que anexionar parte de otro país; nuestro objetivo de guerra y para conseguirlo ha sido tomar tanto territorio de Ucrania que se pueda en nuestra línea del frente que mide 1.000 kilómetros”.

    Asilo político en Alemania

    Un día después de que se anunciara una movilización para reforzar el contingente militar desplegado en Ucrania, muchos ciudadanos han comenzado a huir: los pasajes de avión a muchos destinos están agotados o su precio se ha disparado y el tráfico terrestre hacia Finlandia, Georgia, Kazajistán y Mongolia se ha intensificado. La Comisión Europea ha reconocido este jueves que necesita una posición común sobre las peticiones de entrada de quienes huyen del país para eludir la movilización, mientras Alemania ha anunciado ya que dará la bienvenida a los reservistas rusos que deserten. “Quien sea que con coraje se oponga a Putin y, por lo tanto, se ponga a sí mismo en peligro grave, puede pedir asilo político en Alemania”, ha dicho la ministra del Interior, Nancy Faeser, en una entrevista.

    También miles de ciudadanos han recibido ya la citación para comenzar el entrenamiento militar y, probablemente, ir destinados después a las líneas del frente en Ucrania. En Siberia (este), los medios rusos han informado de autobuses llenos de hombres que han partido en dirección a campos de entrenamiento, con imágenes que se repiten en otros puntos del país. El Kremlin, sin embargo, sostiene que son “muy exageradas” las noticias sobre la huida de ciudadanos del país.

    La realidad es que Rusia amenaza con avanzar más en Ucrania si Occidente envía armas de mayor alcance, y ha calificado de «fantasía» la posibilidad de regresar a las líneas divisorias previas a la invasión. Pero también es cierto que Ucrania recibirá pronto lanzamisiles de corta distancia, más sofisticados que los utilizados hasta ahora. Y Rusia ya ha respondido que cuanto mayor sea el alcance de esas armas, más alejarán de su territorio las líneas desde las que Ucrania pueda amenazarlos. Lo cual no pinta un horizonte o destino de paz. Sigue, pues, la guerra. Y no se sabe por cuánto tiempo.

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