Argentina y la eterna milonga de la inflación
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Entre las tratativas con el Fondo Monetario Internacional, el Presidente de Argentina, Alberto Fernández, presionado por la Vicepresidenta, Cristina Fernández, se vio obligado a aceptar la renuncia del Ministro de Economía, Martín Guzmán y, en su reemplazo, nombrar a Silvina Batakis, un personaje secundario, pero del gusto de la Vicepresidenta.
Las cifras de la economía argentina han empeorado enormemente: en el mes de abril del presente año la inflación mensual llegó al 6%, ocupando los primeros lugares en el mundo con respecto a la devaluación de su moneda, y en el índice interanual, el 52,9%.
En dólar Blue llegó a 275 pesos argentinos, acercándose casi a los 300; el riesgo país superó, fácilmente, los dos mil puntos, y la pobreza llega al 50%, (para algunos analistas la pobreza está llegando al 77%). En América Latina Argentina y Venezuela ocupan los dos primeros lugares en inflación mensual.
La derecha mediática argentina ha lanzado todas sus baterías de falsas noticias contra el Presidente de la República al difundir su amenaza de renunciar, sumado al dominio de Cristina Fernández de Kirchner, (lo presenta como todo un “Macabeo”).
Argentina y Venezuela no tienen competidores en récord de inflación anual en América Latina, países aventajados sólo por Zimbabwe, Surinam, Turquía y Líbano.
La campaña de terror por parte de la derecha de ese país anuncia, con bombos y platillos, la caída en la hiperinflación: Durante medio siglo la inflación y la devaluación de la moneda se han convertido en actores principales en la escena política, social y económica.
La memoria histórica de Argentina marca, al menos, tres grandes episodios de hiperinflación:
El primero, en 1975, con el “Rodrigazo”, (a la muerte de Juan Domingo Perón asumió el poder Isabel Martínez, su esposa, que estaba dominada por el “brujo” José López Rega, quien nombró como ministro de Economía a Celestino Rodrigo, (oscuro personaje peronista, cuyo único mérito consistía en ser amigo personal del “Brujo”).
El Ministro Rodrigo anunció, por cadena nacional, un programa en el cual anunciaba la devaluación del peso argentino en un 150% y un alza en las tarifas de los servicios públicos de 300%, medidas que ocasionaron el derrumbe del peso, la reducción de los salarios y la escasez de los productos de primera necesidad. El “Rodrigazo” provocó la primera huelga de los Sindicatos peronistas´, (en contra de su propio gobierno) y, además, el advenimiento de la dictadura militar, dirigida por el general Rafael Videla. José López Rega abandonó el país y Celestino Rodrigo pasó al oscuro anonimato, y sin la capacidad para hacer olvidar su apellido, como sinónimo de crisis y decadencia.
El segundo episodio fue la hiperinflación de 1989, durante el gobierno de Raúl Ricardo Alfonsín, el primer gobierno democrático después de la cruenta dictadura. Ese gobierno tuvo que resistir dos golpes militares y, a su vez, tuvo el valor de juzgar a los miembros de la Junta de Gobierno, acusados por crímenes de lesa humanidad. En año 1989, al final de su mandato, se anunciaba una superinflación de más de un 500%.
La grave situación de Argentina provocó la violencia, saqueos y asaltos, en las principales provincias del país. El Presidente Alfonsín, ya incapaz de controlar la caótica situación, se vio obligado a entregar anticipadamente el poder al líder peronista, Carlos Saúl Menem, que venía de ganar las elecciones presidenciales. El gobierno de Menem, traicionando sus promesas de campaña, adoptó una radical política privatizadora, y nominó como Ministro de Economía a Domingo Cavallo, quien impuso la política de convertibilidad, es decir, un austral, (moneda de la época), un dólar.
El tercer episodio se centra en el estallido del año 2001: el Ministro Cavallo intentó un préstamo al FBI a fin de blindar la convertibilidad, pero esta vez los encargados del FMI le negaron a conceder el préstamo, y para evitar la corrida bancaria, Cavallo eligió el camino de implementar el “Corralito”, (congelar los ahorros de los ciudadanos sólo permitiendo el retiro de 250 pesos), y la indignación de los ahorristas se manifestó en “cacerolazos” y marchas en las puertas de los Bancos.
Hacia el 19 de diciembre las manifestaciones populares en la Plaza de Mayo ya habían reportado una cantidad de muertos y heridos y, para colmo, la policía montada había atacado la manifestación de las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, hecho que calentó más el ambiente.
El Presidente de la Rúa, incapaz de enfrentar la situación, adoptó el camino de decretar el Estado de Sitio, y en plena manifestación pudo verse un helicóptero que conducía al Presidente de la Casa Rosada a Olivos, (casa de residencia de los Presidentes).
La mejor representación cinematográfica del daño que produce la inflación se dio en la película La Nona, cuyo argumento tiene como protagonista a una anciana “gagá”, que no puede dejar de comer, vaciando los refrigeradores familiares.
¡La inflación es el peor asesino de los gobiernos!
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
14/07/2022