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El Congreso bloqueará la instalación de la Nueva Constitución

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En caso de ganar el “Apruebo” en el plebiscito del 4 de septiembre, nos enfrentaremos a una situación inédita en un proceso constituyente a nivel mundial: Que el órgano encargado de concretizar en leyes gran parte del nuevo texto constitucional será ¡el Congreso actual, que para entonces representará a una Constitución fenecida! Y -lo que es peor- será un Congreso donde la derecha más tradicional –acérrima enemiga del nuevo texto- posee mayoría, a través de su 50% (25) del Senado. Es decir, un Poder Legislativo electo por el “antiguo régimen” -¡y claramente “enemigo” del nuevo!- será el encargado de poner en marcha la nueva Constitución. Algo absurdo y contradictorio por donde se le mire.

 

Por cierto, ello redundará en que los dispositivos más relevantes de la nueva Constitución en materia de reformas sustanciales del modelo neoliberal no tendrán vigencia, al menos en los próximos cuatro años. Obviamente que la derecha no dará sus votos en el Senado para concretar en leyes los enunciados profundamente reformistas del nuevo texto constitucional (si es aprobado) en materias laborales, sindicales, previsionales, de salud y de vivienda.

Y notablemente, ¡este es un tema que ha sido totalmente omitido del debate público por moros y cristianos! Al parecer, se han confabulado nuevamente en esto “derechas e izquierdas”, como ya lo hicieron tantas veces durante los 30 años con temas cruciales que han quedado completamente desconocidos para la generalidad de la sociedad chilena: Regalo de la mayoría parlamentaria del liderazgo de la Concertación a la derecha en 1989; exterminio del conjunto de la prensa de centroizquierda por los sucesivos gobiernos de la Concertación desde 1990; condonación de las corruptas privatizaciones efectuadas a fines de la dictadura; continuación de los escandalosos subsidios a las grandes empresas forestales y de las posibilidades de “elusiones” tributarias para los mayores contribuyentes; etc.

 

Y tampoco nadie ha reparado en que la obvia generación subsiguiente de un nuevo Congreso después de la eventual aprobación de una nueva Constitución, tuvo también pleno sustento en la propia Reforma Constitucional de diciembre de 2019 (Ley 21.200) que dio origen a la Convención Constitucional que acaba de finalizar su labor. En efecto, en su Artículo 138 estipuló que “la Nueva Constitución no podrá poner término anticipado al período de las autoridades electas en votación popular, salvo que aquellas instituciones que integran sean suprimidas u objeto de una modificación sustancial”. Y ¡vaya que han sido sustanciales las modificaciones acordadas para el nuevo Poder Legislativo por el proyecto de nueva Constitución!

 

Por si todo lo anterior fuese poco, la absurda mantención del Congreso “viejo” para implementar la nueva Constitución conlleva otra consecuencia desastrosa para la nueva combinación de gobierno, si es que desea efectivamente llevar a cabo su programa presidencial prometido. Esta es que si se mantiene por cuatro años más la integración del actual Congreso, será completamente seguro que Boric no tendrá mayoría parlamentaria durante todo su gobierno… En cambio, con elecciones subsiguientes a un triunfo del Apruebo –con el que naturalmente se ha comprometido- el gobierno podría aspirar con bastante probabilidad a obtener una clara mayoría en ambas cámaras.

 

Resulta, por lo tanto, increíble que los propios partidos de la coalición de gobierno que en la Convención –sumados a los convencionales más de izquierda y de pueblos originarios- tenían demás los dos tercios para haber aprobado aquello, ¡hayan renunciado a ello! La única explicación lógica es que conservan la misma disposición engañosa que tuvo la “centroizquierda” chilena en los pasados 30 años: Un discurso claramente centroizquierdista y una práctica también inequívocamente derechista de contribuir a legitimar, consolidar y “perfeccionar” el modelo económico y cultural neoliberal impuesto por la dictadura. Disposición que “esquizofrénicamente” les permitió ufanarse en general de los 30 años; y, a la vez -cuando se veían muy desnudados en cuanto a que las cosas fundamentales en lo económico-social no habían cambiado en absoluto- argüir que ¡la derecha con su mayoría parlamentaria (argumento que, además, para muchos años no fue siquiera verdadero) no les había permitido hacer los cambios que querían! ¡Hoy mismo (hay que tener en cuenta que casi toda la ex Concertación está en alianza de gobierno con el FA y el PC) repiten ese argumento para desprestigiar el argumento de la derecha de que quiere “rechazar para reformar”! O sea, ciertamente que quieren que gane el Apruebo, pero no para modificar sustancialmente el modelo económico, sino que para consensuar nuevamente con la “derecha” cambios menores, los que presentarán como obligados por la mayoría senatorial de la derecha que no aceptará mayores cambios…

 

Por otro lado, es claro que la derecha quiere que gane el Rechazo, para poder también consensuar -pero en mejores términos que ganando el Apruebo- algunos cambios del modelo que le den una mejor cara frente al país. Pero no porque esté realmente atemorizada por un eventual triunfo del Apruebo, que –como vimos- podrá neutralizar en gran medida con su mayoría senatorial. Debemos recordar que, desde 1920 con la campaña de Arturo Alessandri (que presentó grotescamente como el “Lenin chileno”), la derecha siempre ha presentado cuadros terroríficos cuando percibe que puede perder privilegios como resultado de derrotas electorales. Las únicas veces en que se sintió realmente aterrorizada fue con Allende en 1964 y 1970. La primera vez la condujo a apoyar incondicionalmente a Frei -pese a que éste planteaba claramente una “Revolución en Libertad”- como mal menor y esperando poder neutralizarlo. Y dado que no consiguió hacerlo –y con un Tomic incluso más revolucionario que Frei- se arriesgó a poner todas sus “fichas institucionales” en 1970 en Jorge Alessandri; y, si perdía, a jugarse por vías extra-institucionales…

 

Desgraciadamente, todo esto nos coloca en un escenario en que cualquiera sea el resultado del plebiscito de septiembre, no podemos esperar ninguna transformación fundamental del “modelo chileno” en el futuro previsible.

 

Por Felipe Portales

 

 

Historiador y cronista

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  1. Margarita Labarca Goddard says:

    Yo he dicho en otro artículo que está por ahí, que se debe confiar en el pueblo que se levantó espontáneamente en octubre. Es verdad que el Congreso puede dictar leyes que echen por tierra a las ventajas de la nueva Constitución. Pero el Congreso y todos los partidos políticos que lo integran, tanto los que se dicen de izquierda como los de derecha, están completamente desprestigiados. También es cierto que Kast sacó muchos votos en la primera vuelta, pero es porque era un candidato muy especial que lograba convencer a alguna gente.
    Pero que ahora este Congreso se pueda dar el lujo de dejar sin efecto los derechos sociales y económicos que consagra la Constitución, no lo creo. Porque como se ha repetido hasta el cansancio, el pueblo ya despertó, salió de su letargo y se prepara para dar grandes batallas par defender los derechos que le ha dado la Constitución. Yo sé que esta última tiene graves defectos y carencias, pero a la gente más humilde eso no le importa. Entonces, compañeros, confiemos un poco más en el pueblo chileno, que tiene tradiciones de lucha muy antiguas y arraigadas. ¿Que no tiene dirección política, como dicen algunos? No importa, las direcciones nacen o se crean espontáneamente. La nueva Constitución es bastante deficiente, lo sabemos, pero una vez que el pueblo se pronuncie se podrá ir más allá de la propia Constitución.

  2. Felipe+Portales says:

    Margarita: Este proceso es un gran engaño maquiavélicamente diseñado y ejecutado por las dos derechas y que, desgraciadamente, contó con la subordinación del FA y el PC. Otra cosa es que en octubre de 2019 emergió una repulsa ciudadana muy fuerte pero, a la vez, muy inorgánica al orden de cosas existente. La tarea futura será promover la toma de conciencia de todo esto a la población; y, especialmente, que del proceso tal cual está diseñado (gane el apruebo o el rechazo) no se puede esperar nada, ya que en ambos casos la derecha conservará las llaves del poder: la mayoría parlamentaria.

    • Serafín Rodríguez says:

      No importa, profe! Si gana el Apruebo y la clase política dominante al servicio del capital no implementa la Nueva Constitución tal como se aprobó en el plebiscito, el pueblo se alzará en masa para defender su legítima conquista. Por el contrario, si gana el Rechazo, será sólo porque hubo fraude y el pueblo se levantará para imponer su voluntad soberana.

  3. Margarita Labarca Goddard says:

    Esta nueva Constitución tiene unas cuantas cosas buenas, sobre todo establece muchos derechos sociales y económicos. También tiene cosas malas, en el sentido de que no las regula o no las profundiza, básicamente un capítulo que se llama “Estuto de los minerales”. En suma, es mucho mejor que la de Pinochet, sobre todo porque elimina el Estado subsidiario. Hay que votar “Apruebo” y comenzar a batallar para que se cumpla. Es verdad que el Congreso la puede paralizar como dice Felipe. Pero lo que hay que tener presente es que los avances populares, los cambios de modelo económico y sobre todo las revoluciones no se hacen en el papel, se hacen luchando en las calles. Otra cosa buena de esta Constitución es que permite unificar las reivindicaciones de todos en una sola. Esa batalla puede contribuir mucho a la unidad de la izquierda y permitirá ir más allá de la propia Constitución, porque la unidad que siempre se ha buscado dará pie para eso.

  4. Felipe+Portales says:

    Y lo peor de todo es el ENGAÑO de la «centroizquierda» al pueblo; engaño que ha pasado a ser permanente y que ha contado, por cierto, con el aval y la complacencia de la prensa de derecha. ¿Por qué omiten sistemáticamente informar siquiera de que el Congreso que aplicará en leyes la nueva Constitución estará dominado por la derecha? Todo indica que lo omiten porque sería muy vergonzoso revelar que no quisieron utilizar su mayoría de dos tercios en la CC (incluyendo al PS que forma parte del gobierno) para poder aprobar algo que ha sido común a TODOS los procesos constituyentes a nivel mundial: La elección subsiguiente de nuevo Congreso que permita aplicar efectivamente la nueva Constitución en nuevas leyes. Es decir, que lo que la elite «centroizquierdista» NO QUIERE es sustituir el modelo neoliberal vigente. ¡Solo quiere seguir transformándolo en «consenso» con la derecha, es decir, transformándolo en la medida que la derecha esté de acuerdo. La misma historia desde la Reforma Constitucional de 1989, por la que la dirigencia concertacionista le regaló solapadamente (en un paquete de 54 reformas) la futura mayoría parlamentaria a la derecha. Algo que TODAVÍA IGNORA LA GENERALIDAD DE LA POBLACIÓN…

    • Serafín Rodríguez says:

      «La misma historia desde la Reforma Constitucional de 1989, por la que la dirigencia concertacionista le regaló solapadamente (en un paquete de 54 reformas) la futura mayoría parlamentaria a la derecha», incluido el quorum de 2/3 que después ha utilizado cínicamente para decir que la derecha les impide legislar ningún cambio estructural… Hijun@s!

  5. Nestor R Marin, Ph.D Agricultural Science, Phytopathologist, says:

    Estimada Monica: Ya la estaba echando de menos con sus comentarios tan satisfactorios, reales y justos. Se imagina usted todo el tiempo y los recursos que se han gastado en asegurar que el rechazo esta triunfando, Se ha craedo una especulacion tan agreciva en contra del Apruebo, y se esta hablando y programando por donde empazar cuando gane el Rechazo. Todos los que estan a favor del Rechazo, ya se se sienten ganadores e irse contra el Pueblo, quien demostrara una vez mas que el Apruebo triunfara y los cambios seguiran adelante como el Pueblo lo ha estimado conveniente, Justicia, Razon, Paz, Gran apoyo a los Derechos Humanos….las derechas tuienen que entender de una vez por todas, que estan derrotadas, ahora le toca el turno al Pueblo.

    • Serafín Rodríguez says:

      Por favor incluir también la re-nacionalización del cobre y la nacionalización de los demás recursos naturales no renovables que rechazó la Convención Constitucional de modo que se puea financiar el Estado social y democrático de derecho y los derechos sociales propuestos, además de iniciar un proceso de desarrollo industrial y tecnológico en el país.

  6. Monica Fernández says:

    Las dos derechas hacen lo que quieren con el país, ¿hasta cuándo soportaremos esta situación?

    (Pacto Secreto de 1989)
    (Prensa alternativa que eliminaron: Revistas Cauce, Hoy, Análisis, Fortín Mapocho, diario La Época)
    (Alrededor de 700 empresas públicas, nuestras!! fueron privatizadas en la dictadura; a valores ínfimos)
    (Decreto 701 de Fomento Forestal. Hoy está en una nebulosa, no sabemos si siguen subvencionando el gran negociado de las forestales por plantar pinos y eucaliptus)
    (Declaraciones secretas de impuestos en sección grandes contribuyentes del servicio de impuestos internos)
    (Tendría que elegirse el nuevo poder legislativo que dispone la nueva Constitución: pero no, ya decidieron quedarse. Desde antes la están burlando)

    • Serafín Rodríguez says:

      Las dos derechas hacen lo que quieren porque cuentan con el poder real y efectivo que rige en el país: el poder económico, empresarial, mediático, militar e incluso el de los intereses transnacionales de la globalización neoliberal, la etapa superior del desarrollo capitalista según algunos, entre otras sutiles formas de dominación. Además, a nivel ciudadano, sólo la derecha más reaccionaria cuenta con el 44,13% de la votación según los resultados de la segunda vuelta presidencial de diciembre último. Como si esto fuera poco, ambas derechas tienen los 2/3 de las miembras y los miembros de la Cámara de Diputados y el Senado, mientras que en el Senado la derecha más dura cuenta con el 50% de los votos para bloquear lo que le venga en gana, según el profesor Felipe Portales ha explicado reiteradamente en sus artículos y comentarios en este medio.

      Para responder a la pregunta ¿hasta cuándo soportaremos esta situación?, será hasta cuando la ciudadanía decida organizarse a nivel de base social y darse sus propios representantes que respondan ante ella y puedan disputarle a la clase política dominante los enclaves de poder político e institucional que ocupan.

  7. Gino Vallega says:

    La propuesta de NC es, sin duda, mucho mejor que las anteriores e infinitamente superior a la pinochet-lagos; pero, al parecer. la misma CC se disparó en el pie y no puede,entonces, caminar. Es decir, que la CC fue manipulada por los mismos que llevaron el país al estado actual y que no quietren modificaciones ó sólo superficiales : no podemos esperar que nos salven los que nos han puesto en la situación actual. Hecha la ley , hecha la trampa. 4 de septiembre : ???.

  8. Renato+Alvarado+Vidal says:

    La conclusión lógica es que la Convención Constitucional tomó las medidas para que su propio trabajo fuese en vano, para que la nueva constitución no pueda ponerse en práctica. Es ridículo, pero es así.
    Igual no podemos perder de vista que el 4 de septiembre la constitución de Pinochet también estará en la boleta, disfrazada de «rechazo», pero allí estará; por esto la manera de enviarla definitivamente al basurero será votar «apruebo». Por mucho reparos que tengamos no podemos ponernos derrotistas; estas nuevas trampas sólo significan que habrá nuevas luchas ¿Y no le vamos a tener miedo a la lucha, o sí?

  9. Serafín Rodríguez says:

    Según lo que he aprendido de algunas conversaciones en este medio, lo que hay que entender es que una cosa es la Constitución escrita o de papel y otra muy diferente la Constitución material, los poderes reales y efectivos que rigen en una sociedad. Lo que estamos viendo es que son precisamente esos factores de poder los que se están imponiendo. Incluso estaban presentes en el seno de la misma CC y son los que difirieron la posible modificación e implementación de la nueva Constitución al actual Congreso en vez de desbandarlo, algo que podría haber hecho perfectamente según el Inciso 2º del Artículo 138 de la Ley 21,200 pues el Congreso Nacional fue modificado substancialmente. Sin embargo, el hecho es que estamos frente a la acción no siempre explícita de poderes extraordinariamente fuertes como los intereses de la clase política dominante, el poder económico, empresarial, mediático, militar e incluso los intereses transnacionales de la globalización neoliberal, la etapa superior del desarrollo capitalista según algunos. Así, por ejemplo, Ricardo Lagos (@ El Dedo de Mantequilla) no escribió su carta o declaración porque se le ocurrió de la noche a la mañana sino que lo hizo después de varias consultas que en su oportunidad reportó la prensa, algunas conocidas y otras de las cuales nada sabemos pero podemos imaginar. Estos personajes no operan en el vacío y se manejan en los entretelones del poder al cual responden. A la larga, Chile va a tener su nueva Constitución y va a ser muy bonita, tan bonita como la Canción Nacional y la bandera. Nada de qué preocuparse! El cobre y el litio ya ni siquiera son tema!

  10. René Dintrans says:

    Gracias Felipe por la claridad de su nota, es la primera opinión que leo que trata el punto crucial de lo que está sucediendo o ya sucedió. Desolador por cierto, pero asertivo.

    No es admisible esta campaña absurda, en que el dilema sea » rechazar para reformar vs aprobar para reformar. Fue chocante admitir la capitulación de la Convención, de desechar la excepción que la propia ley 21200 contemplaba, la de suprimir las instituciones elegidas por voto popular, cuando ellas fueran suprimidas o afectadas relevantemente sus atribuciones, de modo de permitir la vigencia efectiva de la nueva Constitución, que implicaba necesariamente la supresión efectiva del actual Senado y elecciones de la nueva institución creada, de la camara de diputados, y posiblemente del propio presidente de la república. Bastaba simplemente de acogerse a lo que la ley expresamente contemplaba e incluso sugería. Agregaría esta última consecuencia, a las razones que da, para esta capitulación inconcebible de postergar la vigencia efectiva para 2026, o quizá, para su permanencia definitiva en el limbo de la Historia de Chile

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