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Junta Nacional DC: “el voto a favor del Apruebo honra la memoria de mi padre” (Carmen Frei)

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Carmen Frei Ruiz-Tagle es la más fiel entre los hijos al recuerdo del Presidente mártir, Eduardo Frei Montalva, quien firmó su condena de muerte al atreverse a llamar a votar por el NO en  plebiscito, convocado por el dictador Augusto Pinochet a fin de rechazar la Constitución ilegítima de 1980, redactada principalmente por Jaime Guzmán y firmada por Pinochet y los miembros de la Junta de Gobierno.

Eduardo Frei Montalva no es el único que se da vuelta hoy en su tumba. También se suman Radomiro Tomic, (sostenía que “quien pacta con la derecha, la derecha es la que gana”), y Bernardo Leighton, entre otros, (no dudó en enviar a la cárcel a los conspiradores de la derecha cuando fue Ministro del Interior durante el gobierno de Frei Montalva).

La historia de las Juntas Nacionales, tanto de la Falange como de la Democracia Cristiana fueron siempre conflictivas: en el Congreso de los pelucones, llamado así porque esta actividad se llevó a cabo en la sede del Sindicato de Peluqueros, la Falange estaba dividida entre aquellos llamados “puristas”, que se pronunciaban por apoyar al candidato conservador socialcristiano Eduardo Cruz-Coke, y el líder de esta tendencia era Radomiro Tomic; entre los que se oponían al purismo se contaban, entre otros, Eduardo Frei Montalva, Bernardo Leighton y Rafael Agustín Gumucio Vives, quienes eran partidarios de apoyar al candidato del Partido Radical, Gabriel González Videla, (en ese tiempo sostenido por el Partido Comunista); según Leighton, en el transcurso del debate se ofrecieron combos y se tiraron sillas).

Hay quienes comparan la Junta de Peñaflor, en la cual se enfrentaron los “rebeldes y los terceristas”, contra los oficialistas, dirigidos por Tomás Pablo y Patricio Aylwin Azócar, evento en el cual se definía si el Partido Democratacristiano adhería a la izquierda, o bien, adoptaría el camino propio que, en el fondo, para algunos de los participantes a la Junta suponía la candidatura de un derechista, (como Edmundo Pérez Zukovic), o claramente definirse por una alianza con la derecha. El quiebre de la Democracia Cristiana se produjo a los pocos meses de que triunfara en la Junta la renuncia de Rafael Gumucio Vives, Julio Silva Solar y Jacques Chonchol, entre otros, quienes junto a la juventud democratacristiana, capitaneada por Rodrigo Ambrosio, grupo que fundó el Partido Mapu, que luego apoyó la candidatura de Salvador Allende.

La verdad, el hecho de comparar las Juntas Nacionales que dieron nacimiento a los Partidos Mapu e Izquierda Cristiana  con la actual aguda crisis que provocó la decisión de apoyar al APRUEBO para el próximo plebiscito de salida, a realizarse el 4 de septiembre de 2022, no tiene mayor validez, pues la Junta de Peñaflor se realizó cuando la Democracia Cristiana tenía 80 diputados de 150, es decir, en la práctica era como un Partido único, y todo el debate político se centraba entre las fracciones del Partido Democratacristiano, oficialistas, rebeldes y terceristas. Por el contrario, la Junta Nacional del 6 de julio del presente mes se lleva a cabo cuando este Partido está moribundo, (como diría Carlos Marx, el primero corresponde a una tragedia y, el segundo, a una comedia).

La votación para tomar una decisión con respecto al APRUEBO o RECHAZO fue contundente: 216 miembros de la Junta, con el 84% de los votos, se pronunciaron por el apruebo, y sólo 124 participantes  se inclinaron por el rechazo.

La élite dirigente, lejana del pueblo democratacristiano, mayoritariamente se estaba inclinando por el Rechazo: los militantes Walker, Ximena Rincón, Fuad Chahin, además de connotados ex militantes, (algunos hoy “amarillos”, entre ellos Soledad Alvear, Gutenberg Martínez y ex “chascón” Ricardo  Hormazábal, además de algunos ex presidentes del Partido), enviaron una carta en que solicitaban la libertad de acción con respecto de la decisión a tomar cada militante por una u otra opción.

Los derechistas democratacristianos están muy cómodos, acompañando a la derecha más reaccionaria, y saben muy bien que cada vez que el Partido Demócrata Cristiano ha tomado el camino de alianza con la derecha, ha terminado siendo aniquilada por los aliados de la derecha.

Está claro que de triunfar el Rechazo en el plebiscito, la derecha recuperaría la potestad del veto, que le permitirá la permanencia del alma de la Constitución de 1980; en este contexto, el ex Presidente Ricardo Lagos Escobar probó que la derecha sólo acepta “recauchar” algunos aspectos que no tocan en absoluto la nefasta herencia del dictador Pinochet. Cuesta muy poco disfrazar de democrática una Carta Magna ilegítima en su origen y en su ejercicio.

Lagos Escobar, en la entrevista de  CNN Chile, realizada el 6 de julio último, reconoció que la derecha, aunque prometió cambiar la Constitución del tirano, siempre ha terminado rompiendo el pacto para reformar la Constitución. En el fondo, jamás va a traicionar a su líder, Jaime Guzmán Errázuriz, quien les aseguró que, a pesar de que ganaran los rivales, la cancha estaba construida de tal manera que así triunfaran los opositores, la posibilidad de reforma sería tan reducida que haría imposible cambiar los puntos esenciales del legado del dictador.

En el fondo, los democratacristianos por el Rechazo a la nueva Carta Magna sólo sirve para condenar a muerte a los líderes democratacristianos de otrora, Eduardo Frei Montalva, Bernardo Leighton …y resucitar a traidores, entre ellos a Juan de Dios Carmona y William Thayer.

La actual directiva, dirigida por Felipe Delpin, y los senadores Francisco Huenchumilla y Yasna Provoste,  al menos han logrado mantener el espíritu de la Falange de la Democracia Cristiana: un proyecto nacional y popular, y la vocación de la redención del proletariado.

Hay momentos en que es mejor vacunarse contra la peste del derechismo democratacristiano a fin de mantener los principios que dieron nacimiento a la Falange. Un partido político sin ética de la convicción carece de todo sentido en la sociedad.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

08/07/2022

Historiador y cronista

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  1. Serafín Rodríguez says:

    Muy desolador todo este juego del proceso constitucional en que se ha embarcado la clase política cuando se lo contrasta con la vida de millones de seres humanos, chilenas y chilenos de todas las edades en serio riesgo social que reclaman atención y a quienes la puta NC les va a dar de comer, salud, vivienda ni educación.

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