Ecuador en la encrucijada: Muerte cruzada o masacre
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Muerte cruzada: El presidente puede disolver la Asamblea Nacional y esta puede destituir al Presidente con dos tercios de sus miembros (artículo 130 carta magna Ecuador)
Ayer, 25 de junio, se cumplieron trece días de paro nacional indefinido que, hasta fecha, ha costado un total de cuatro muertos bajo la responsabilidad de la Policía, además de varios heridos y, en economía unos cuantos millones de dólares. El paro ha sido convocado por el Movimiento de Coordinaciones de nacionalidades Indígenas , cuya adhesión se ha extendido ahora a los estudiantes, como también a varias organizaciones sociales. Las grandes ciudades, como Quito y Guayaquil, además de ocho provincias, están ocupadas por los movimientos sociales.
En la historia de Ecuador tres Presidentes de la República han sido derrocados por manifestaciones, especialmente convocadas por levantamientos indígenas, que son muy poderosos en Ecuador, (los Mandatarios Jamil Mahuad, Lucio Gutiérrez y Abdalá Bucaram han salido del poder a causa de fuertes rebeliones sociales).
El gobierno progresista de la Revolución Ciudadana, Partido liderado por Rafael Correa, sostuvo varios enfrentamientos con las asociaciones indígenas. Su sucesor en la presidencia, el traidor Lenin Voltaire Moreno, tuvo que huir de Quito cuando la ciudad estaba ocupada por los movimientos sociales. Este estallido tuvo una duración de 12 días. El actual estallido ya ha superado el de 2019 y todo indica que es muy difícil que se abra a un diálogo.
El presidente actual, Guillermo Lasso, un banquero y fanático neoliberal, ha demostrado una marcada insensibilidad ante los problemas sociales: al comienzo de actuales manifestaciones declaró el Estado de Emergencia en tres Provincias y, luego, se extendió a seis, entre ellas Pichincha, (en la cual se encuentra Quito). El Presidente Lasso está decidido a combatir, incluso, haciendo uso del poder de fuego, con el empleo de las Fuerzas Militares, (sólo debe existir para el exterminio en caso de guerra con otros entes externos). EL Presidente Lasso, que se ha mostrado tan torpe e incapaz como sus antecesores, amenazó ayer, por medio de cadena nacional, que aumentaría el poder armado, agregando armas letales y perdigones y, para rematar, el Jefe de Estado sostiene que él padece el Covid-19, convirtiéndose en el hazmerreír y un cobarde que, día a día, conduce menos al país.
La Comunidad de Naciones Indígenas (Conaie) está dirigida por Leonardo Iza, líder radical de izquierda, que está decidido a exigir la respuesta al “decálogo”, que contiene, además de la rebaja al precio de la gasolina, el bloqueo a la subida del precio de la “canasta básica”, así como mejoras en la salud, en la educación y en la calidad de vida de los ecuatorianos. Un programa como éste, a todas luces contradictorio con la política neoliberal del Presidente Lasso y las imposiciones del Fondo Monetario Internacional (FBI), y para completar la cadena de errores del gobierno, la policía y los militares prácticamente raptaron al líder de las Naciones Indígenas, aumentando, con este hecho, la radicalidad del movimiento social.
A un año de mandato, el Presidente Lasso está en minoría en la Asamblea Nacional, luego de haber quebrado con el Partido Socialcristiano, (rama más reaccionaria que la del Partido de la Democracia Cristiana chilena). Los miembros de la Asamblea Nacional han bloqueado al Ejecutivo, negándose a aprobar los proyectos de ley presentados por el gobierno.
Hasta ahora, el diálogo parece, en la práctica, casi imposible, y al Presidente le restan dos caminos: convocar a un plebiscito para instalar una nueva Asamblea Constituyente, o bien, recurrir al artículo 130 de la Constitución ecuatoriana, llamada “la muerte cruzada”, que permite al Presidente de la República la disolución de la Asamblea. A la vez la Asamblea puede destituir al presidente y llamar a elecciones de Presidente y Vicepresidente y de miembros de la Asamblea Nacional. Las condiciones jurídicas para dar este paso consisten en que el Congreso invada las facultades de otros poderes del Estado, o bien, un colapso nacional de una gran huelga social, que haga imposible la paz social. Para destituir al Presidente a su vez, la Asamblea debe reunir un tercio de sus 137 miembros (47) que la integran que, para aprobar la salida del Presidente requiere 91 votos 2 tercios, quorum que es bastante alto para lograr la destitución del Presidente.
La Asamblea se reunió para votar la destitución del Presidente Lasso, (hasta ahora, 47 asambleístas seguidores del ex Presidente Rafael Correa). Pero la sesión se suspendió y se reanudará hoy. Aún no está claro cuántos de los 18 asambleístas del Partido Indígena, (PACHAKUTE), votarán a favor de la destitución, pues algunos de sus dirigentes odian más a Correa que al actual Presidente Lasso. En el fondo, pueden considerarse como una especie de “yanaconas”. La izquierda democrática ya ha manifestado no votar a favor de la destitución.
El Partido Socialcristiano cuenta con 13 de los 137 diputados y, a pesar de estar en la oposición, votarían en contra de la destitución; además, los 13 diputados del Partido Creo, de Lazo, por lógica, votarán también en contra.
Si el Presidente no disuelve la Asamblea Nacional, se le permitiría gobernar por seis meses más, hasta convocar a elecciones, siendo controlados sus Decretos por la Corte Constitucional, por consiguiente, no le quedaría otro camino que renunciar, o bien, convocar a un plebiscito que permita, por medio de una nueva Asamblea Constituyente, el cambio de la Carta Magna.
Lasso, entregado a los militares, no le queda más camino que irse, o bien, masacrar a su propio pueblo.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
25/06/2022