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La desigualdad causa estragos: violencia y delincuencia

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Cuando la desigualdad sigue avanzando a pasos agigantados, la concentración económica permanece intocable y se diluye la posibilidad de aplicar un impuesto a los superricos, en tanto las familias en campamentos de tránsito han aumentado en un 100% en los últimos tres años y los comerciantes ambulantes llegan a dos millones, no puede extrañar que la delincuencia y la violencia se hayan tomado la agenda nacional.

Esas calamidades son un subproducto del modelo neoliberal depredador: los hechos delictuales y violentistas son conocidos hace largas décadas en el país, pero la historia reciente señala que tuvieron su máxima expresión en 1973, en que grupos paramilitares de extrema derecha perpetraron múltiples atentados terroristas que culminaron el 11 de septiembre cuando las FF.AA. golpistas asaltaron el poder.

Pese al tiempo transcurrido persiste la impunidad para quienes bombardearon La Moneda buscando provocar la muerte del presidente constitucional, dando paso a la tiranía sustentada por el terrorismo de Estado que costó la vida a no menos de 5 mil compatriotas, muchos de ellos lanzados al mar. A la vez empresarios inescrupulosos con la anuencia militar llevaron a cabo el asalto del Estado y se apropiaron – robaron – de sus empresas, industrias e instalaciones lo que les permitió cimentar inmensas fortunas que ostentan hasta ahora, o en algunos casos sus familiares o cercanos.

Gran parte de los delincuentes de uniforme y aquellos de cuello y corbata nunca fueron sancionados porque aparentaron ser tranquilos ciudadanos. Muchos de los violadores de derechos humanos nunca han pisado Punta Peuco y acaudalados empresarios que se adueñaron de bienes y propiedades estatales en su propio beneficio continuaron o siguen gozando hasta hoy de absoluta impunidad.

Cercana está la brutalidad de Carabineros durante el estallido social, en que hubo una treintena de víctimas fatales e innumerables hombres y mujeres agredidos, mutilados y abusados. El recuento dejó un temporero parapléjico, dos personas con ceguera total y sobre 400 manifestantes con pérdida de uno de sus ojos. Ninguno de los hechores está en la cárcel y la indignación popular no decae. “Antes de” se hablaba de aires refundacionales para Carabineros; “Después de” ello se ha olvidado.

Los jóvenes y adolescentes pertenecientes a familias que no pueden salir de la pobreza, son víctimas directas del sistema. No pudieron terminar su educación básica y nunca tendrán la oportunidad de algún ingreso a través de un empleo formal. La generación que no estudia ni trabaja, nini, aumenta desmesuradamente sin que se le preste atención, salvo para ser apuntada con dedo acusador.

Estos cientos de miles de chilenos que asoman a la sociedad sin expectativa alguna son una triste expresión de la marginalidad y exclusión que aún están presentes y que forman parte de un régimen perverso del cual Chile todavía no logra desprenderse. Para ellos no hay empleo, ayuda o rehabilitación, y protestan a su manera.

Con frecuencia los medios informan de la detención de menores de edad en organizadas bandas que suelen cometer robos, encerronas y atracos. En lo que va corrido del año han sido detenidos por delitos diversos alrededor de tres mil menores, todos los cuales tienen distintos factores en común: uno de ellos es que ninguno registra domicilio en el barrio alto, ni en Las Condes, Vitacura o Barnechea, donde se concentra el poder económico.

En la población pobre y excluida hay una fuerte carga de frustración social, cuyo origen suele no investigarse. La prensa de alcance nacional, los políticos y los ricos no consideran la inmensa inequidad que ha afectado a tales sectores y la situación desmedrada en que se encuentran. Por eso se les condena sin mayor análisis de sus actitudes agresivas.

Se trata en todo caso de una violencia de baja intensidad comparada con otros acontecimientos ocurridos anteriormente. Los resultados en términos de daños no son objetivamente tan importantes como otros tipos de violencia que ha vivido el país en que la destrucción humana y material ha sido tremenda: en medio de esta crisis a la que en lo inmediato no se vislumbra salida, puede afirmarse que, sin igualdad y justicia, difícilmente habrá paz social y tranquilidad en Chile.

 

 

Por Hugo Alcayaga Brisso

Valparaíso

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  1. El neoliberalismo(o economiasocialdemercado)es una fase más, del modo y de relación de la producción capitalista! Mientras no se termine con la propiedad privada de: los medios de producción,intercambio,riquezas naturales,creditos y seguros etc.! Y con la propiedad privada de la educación,la salud,el ahorro de todas las y los trabajadores para sus pensiones,viviendas, calles, carreteras etcetera. y con el control total y privado de los medios de comunicación. La cosa va a seguir de mal en peor.
    El sistema capitalista esta en crisis en todo el mundo……. Lo único que le queda para sobrevivir: es la violencia,guerras,golpes de estado,masacres,y la desinformación y mentiras,etc.etc.

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