Elecciones en Colombia: primera vuelta. El fin de los “delfines” y del matarife Álvaro Uribe
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Es preciso reconocer que, en el caso de la primera vuelta, previo a los comicios del 29 de mayo, las últimas encuestas dieron en el clavo en el sentido de que el candidato populista, ex alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández, aventajaría al también ex alcalde de Medellín, Federico “Fijo” Gutiérrez; en el primer lugar de la votación estaba claro que el izquierdista, Gustavo Petro, pasaría a la segunda vuelta, (no alcanzaría a la mitad más uno de los votos para triunfar en primera vuelta).
Los resultados de la elección presidencial arrojaron la suma aproximada de 8 millones 58 mil votos para la fórmula Gustavo Petro-Francia Márquez, que la ubicaron en primer lugar con el 40,32% de los votantes; el segundo lugar, para sorpresa de los seguidores de Uribe, la dupla Rodolfo Hernández-Marilén Castillo con el 28,15%, y con un total aproximado de votos de 5 millones 580 mil sufragios; el tercer lugar la dupla Federico Gutiérrez- Rodrigo Lara, con el 23,91% y 4 780.765; en candidato del centro político, Sergio Fajardo, llegó en cuarto lugar, con sólo el 4,20% de los votos 842 467 mil .
En las ciudades Petro ganó en la capital, Bogotá y Gutiérrez en Medellín, capital de Antioquia, (segunda ciudad de Colombia en población), y Hernández ganó en Bucaramanga, capital de Santander del Sur.
Respecto de los Departamentos, Gustavo Petro ganó en los Departamentos de las Costas Atlántica y Pacífica, en Valle del Cauca y en Cauca y en Nariño, (frontera con Ecuador). Rodolfo Hernández triunfó tanto en Santander del Norte, como en Santander de Sur, en Ibagué, en Huila, como también en los Departamentos de las zonas cafeteras, (excepto Antioquia). Federico Gutiérrez su mayor votación la obtuvo en el Departamento de Antioquia).
Colombia es el país más conservador de América del Sur, y el aliado predilecto de Estados Unidos, que ha participado directamente en las invasiones del imperio, (incluso, forma parte de los socios informales de la OTAN). El poder político en Colombia se ha repartido, primero entre los Partidos tradicionales – Liberal y Conservador –: para terminar con la violencia se decidió que alternaran en el poder ambos Partidos, cuando sorpresivamente, el conglomerado Alianza para el Progreso, (ANAPO), el candidato conservador, Misael Pastrana Borrero “compró” el triunfo al ex dictador, verdadero ganador en las elecciones, General Gustavo Rojas Pinilla, cuyos adeptos, en protesta por este fraude, crearon el Movimiento 19 de Abril, (M-19), (Movimiento que protagonizó la toma del Palacio de Justicia y el robo de la Espada de Bolívar).
Las pocas familias que se disputaban el poder político, (los Santos, los López… eran “delfines que esperaban que les llegara su hora para tomar el Palacio de Nariño, hasta que a comienzos del siglo XXI, liberales y conservadores fueron cooptados por el uribismo, que propuso instalar a los paramilitares en el poder que terminaron en actos delictuales, (“falso positivos”, por ejemplo). A instancias del entonces Presidente, Álvaro Uribe, se reformó la Constitución para la reelección inmediata de Presidente de la República, (envalentonado Uribe intentó hacerlo por tercera vez, pero la Corte Suprema se lo impidió). Al Presidente Uribe no le quedó otro camino que proponer la elección de sus obsecuentes seguidores: el ex Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, fue uno de ellos, (lo “traicionó” al pactar la paz con la guerrilla de las FARC), y el actual Presidente, Iván Duque, cuyo pésimo gobierno, rechazado por la mayoría de la opinión pública, ha abierto el camino del fin de la casta política de corruptos “delfines”, ladrones y paramilitares.
La primera vuelta de las recientes elecciones en Colombia evidenció el punto álgido de la crisis de representación, como también el derrumbe de las instituciones democráticas: el fenómeno Hernández no tiene nada de sorpresivo, pues su discurso calza, a la perfección, con una parte importante de la ciudadanía, no sólo en Colombia, sino también en toda la América Latina, que califica a los políticos de ladrones y corruptos, y rechaza los partidos políticos, las instituciones legislativas y jurisdiccionales. A Rodolfo Hernández sólo le bastó la promesa de quitar la billetera fiscal a los políticos ladrones, (no cobrar su sueldo de Presidente, eliminar algunos Consulados y Embajadas, cesar el pago de autos fiscales y de gastos de representación, y otros), para que en las últimas semanas de campaña desplazara al candidato Federico Gutiérrez, apoyado por Uribe, como también por viejos ex Presidentes conservadores y liberales, (Andrés Pastrana y César Gaviria, y otros importantes políticos).
La “muerte anunciada” de ambos Partidos históricos y sus “delfines”, (Pastrana y Gaviria), no ha podido ser más catastrófica y triste. El sepulturero de estos y otros líderes de la derecha que se creían con todo el poder de adueñarse del país toca a su fin, y a Uribe, (paramilitar, corrupto y asesino), sólo le resta esperar que una jueza falle en su contra, pasando de reo domiciliario a huésped de la Cárcel “La Picota”.
La derecha colombiana, tan torpe como la chilena, se tragó a sí misma el discurso, ya varias veces manido, de identificar a la izquierda con el gobierno de Venezuela, Nicaragua y Cuba, pues una película tan aburrida, repetida y mala, sólo convence a los que quieren tragarse su propia campaña del terror, (incluso, los yanquis y los “gusanos”, de Miami, < el senador Rubio y otros>, comprenden que ante el alto precio del petróleo, por ejemplo, y el peligro de una hambruna, hay que pactar con la Venezuela de Maduro y, de paso, levantarle las sanciones).
La derecha siempre ha preferido el mal menor ante su derrumbe, es decir, una ética acomodaticia sobre una ética de las convicciones, razón por la cual se volcará masivamente, para votar por el populista y demagogo, ex alcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
30/05/2022