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La derecha y sus esperpentos: antecedentes y proyectos

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El verdadero talante de la derecha, que trasciende la esfera política para instalarse en un entorno existencial, se expresa con precisión, nitidez y hasta cierta ingenuidad en los discursos que sus nuevas generaciones expresan en la Convención Constitucional. Sí, un perverso candor en la defensa de narrativas arrasadas por más de un siglo de una turbulenta historia. Una defensa sin matices a sus privilegios que no solo cae en una candidez discursiva sino que puede ruborizar hasta al más cínico de aquel hemiciclo.

 

Esta derecha solo joven en sus rostros transparenta su fundamentalismo. Una declaración tan básica que exuda lo innombrable en los gestos, en el vestuario y las miradas, pero con un énfasis aún peor en las palabras, incapaces de ocultar su pretensión supremacista de clase, raza y cuna. Ninguna argumentación puede sostener el sentido del ser de la derecha.

 

Esa incapacidad se ha convertido en ira, histeria, en terror. Eso es lo que hemos visto desde la instalación de la Convención hace casi un año atrás. Una incompetencia argumental que solo han podido tolerar cuando la cubren de simulaciones y de falsas acciones. El cinismo llevado a la acción política ha sido siempre la gran estrategia de las derechas. En esta ocasión todos las marcas han sido superadas.

 

La derecha chilena, que no se diferencia en gran cosa de las derechas globales, puso una estaca en el devenir de la historia en 1973 y consagró la fecha en la Constitución de 1980. Todo les funcionó a la perfección con la milagrosa caída de los socialismos reales, con el mundo unipolar neoliberal, con las desviaciones socialdemócratas y nuestra domesticada concertación. Así hasta octubre del 2019 cuando su construcción saltó por los aires.

 

Aquel goce sin filtros de la derecha y todos los privilegiados por el orden neoliberal les ha llevado a una visión de túnel incapaz de percibir los estímulos de su entorno. Pero también a una visión de espejo retrovisor. Este sector en una incapacidad patológica de empatía  solo puede mirar hacia el pasado como proyecto futuro. Como en los fundamentalismos más extremos, solo la palabra escrita en textos sagrados es guía de vida y gloria futura. A la Constitución de 1980 no se le corrige un acento.

 

¿Qué pretende? Sin argumentos ni conversaciones y menos negociaciones con las mayorías en la CC que representan al país la acción está en la fuerza. El uso de sus privilegios, de sus medios de comunicación, de la compra de mentiras para destruir el proceso constituyente en el que ellos mismos han participado. La derrota de su sector será también la derrota del país completo.  La actitud de esta derecha no se diferencia en mucho de aquella derecha histérica durante el gobierno de Salvador Allende. Después de mí el diluvio. O nosotros o nadie.

 

El gran quiebre del modelo chileno no fue provocado por una guerra, por agentes extranjeros ni por los extraterrestres que soñó la señora Morel. Ha sido el efecto natural del capitalismo de mercado desregulado a niveles extremos. Una realidad que ha quebrado también el curso de la historia de las décadas neoliberales. Hay un antes y un después y no hay marcha en reversa.

 

Oscar Contardo, columnista de La Tercera, escribió el domingo pasado sobre Chile: “Es el mismo país que el 18 de octubre de 2019, pero distinto. Es uno más agotado y rabioso, uno al que se le cruzó el descontento con la pandemia y una crisis de confianza institucional con una migratoria a la que se suma una económica. A ese país no se le puede ofrecer temor, o más bien, es irresponsable que quienes jamás han pretendido hacer transformación alguna, nuevamente recurran a la espada y la pared como único argumento”. 

 

Es una actitud irresponsable dice Contardo. Pero es también de desdén, de desprecio hacia un pueblo por décadas humillado. La derecha renuncia a la discusión política para reemplazarla con la agitación y las mentiras. De estas campañas, lo saben y muy bien ellos mismos, saltarán todos los demonios.

 

Por Paul Walder

 

Periodista

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  1. Serafín Rodríguez says:

    Quiequiera que crea que la propuesta de la convenida Convencional Convención es una propuesta que beneficia al pueblo en circunstancias que le entrega a ls empresas privadas la explotación de las riquezas naturales no renovables del país, no tiene la menor idea de lo que es un «Estado social «.

  2. Como dijo mi querido y respetado Colega, Marxista Leninista, Presidente Salvador Allende: «llegara el momento en que el Pueblo entienda, que la Carta Magna no debe venir desde arriba sino de sus raices profundas, y asi obtener un Pais Soberano, Independiente y Digno».
    Y eso debera ser repetido a todos los chilenos y chilenas, y PARTICIPAR EN LA VOTACION DEL PLEBISCITO DE SEPTIEMBRE CUATRO; y obtener una nueva Constitucion y ademas comprobar que la Derecha no es mas de un 25 % de la votacion Total. Ya que el tener un voto No obligatorio, ha servido a la Derecha a refugiarse y tener una Mayoria en el Senado (la Derecha vota el Pueblo no le interesa) y eso debe ser eliminado de la conciencia popular.

  3. Cucho Zorricueta says:

    Está Super claro lo que escribió Paul Walder. ESPERPENTO = Persona con apariencia ridícula y deformada de la realidad , grotesca y con degradación moral de los valores. Es una crítica a la versión del momiaje moderno que goza de todos estos atributos negativos que se traspasan de generación en generación. Sugiero leer a «Patricio Manns» cuando dice ; Hay algunos que se hinchan con gran esmero sirviendo a la codicia del extranjero y otros que se solazan por mil dinares entregando a su pueblo a los militares, también hay desventurados que por migajas besan las bota sucia que los ultraja.

  4. Serafín Rodríguez says:

    En qué evidencia se basa Contardo para escribir lo que afirma y que el artículo reproduce? Chile más bien parece un país domesticado y dispuesto a aprobar incluso una Constitución que entrega sus riquezas naturales a la explotación y enriquecimiento de privados según tiene que decidir el pleno de la CC este sábado.

  5. Gino Vallega says:

    A la milicada y paquería ladrona sólo les bastará que les prometan una Suprema como la de pinochet y saltarán de júbilo al verse perdonados de sus pecados capitales, tanto como contentos con el «pago de los dueños de Chile». Espero que el
    APRUEBO, gane otra vez por paliza y manden a los guarenes de uniforme y sus pagadores como el candidato Sutil , a las capachas comunes y no a los resort 5 estrellas.

  6. No se entiende el título. Se habla de «la derecha». Hasta donde yo sé incluso los demócratas burgueses de centro-izquierda como Felipe Portales reconocen la existencia de «dos derechas». De ahí que Paul Walder, con su título, demuestre estar «a la derecha» de la centroizquierda democrático-burguesa. Y hay que comparar esto con la trayectoria de Walder, quien escribió por anhos en Punto Final, diario fundado por la tendencia guevarista-castrista del MIR. Vaya retroceso el de Walder!

    • Patricio Serendero says:

      El título se entiende bastante bien. Y Paul Walder describe y fustiga la actitud de los «momios» hoy. Clasificar a un comentarista y su texto – que en verdad es lo que importa más – por un título que no le gusta a alguien, es simplemente una tontera.

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