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La igualdad continúa secuestrada

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El reciente informe que indica que las ganancias de la banca superaron los mil millones de dólares solo en enero y febrero últimos – con el banco de Luksic siempre a la cabeza – contrasta con las cifras del pueblo que también suman muchos millones en el mismo periodo pero de pobres, cesantes, endeudados y sin oportunidades,  que son el producto del modelo neoliberal que aún se aplica en Chile.

Aunque cambió el gobierno,  se instaló un nuevo ejecutivo y asoman nuevas autoridades, el modelo permanece inalterable y la igualdad continúa secuestrada en poder de los dueños del dinero,  lo que constituye el principal problema al que a diario enfrentan  los incontables hombres y mujeres carentes de recursos que reclaman  un lugar digno en la sociedad chilena.

En este país en que la inflación va al alza y el crecimiento a la baja, en que no hay empleo ni ingresos formales y en que se teme un colapso de la economía de aquí a fin de año, todo ello en medio de la pandemia que se niega a retirarse,  la desigualdad tiene todas las facilidades para golpear con alevosía a innumerables familias chilenas desprotegidas.

Desde La Moneda el primer discurso de Gabriel Boric como presidente de la Republica fue auspicioso y aclamado por la multitud: “Cuando no hay redistribución de la riqueza y ésta se concentra en unos pocos, la paz es muy difícil. Necesitamos redistribuir la riqueza que producen los chilenos y chilenas”.

La ciudadanía lamenta que el designado ministro de Hacienda, Mario Marcel, haya tomado las riendas de la toma de decisiones  y esté imponiendo su criterio neoliberal. Instalado antes por las dos derechas en la presidencia del Banco Central, Marcel saltó al club del “orden fiscal” integrado por ministros de esa cartera en gobiernos anteriores para contener las aspiraciones populares.

A Marcel le molesta que el pueblo disponga de algunas monedas,  aun en estos tiempos críticos, y por eso se opone al quinto retiro de fondos previsionales desde las AFP. Aduce que ello aumentará la inflación,  pero no reconoce que las alzas de precios se seguirán produciendo si no hay voluntad de reprimir los abusos  del mercado desregulado que están desmantelando los presupuestos hogareños.

Contra las encuestas que revelan que sobre el 66% de los afiliados requieren el nuevo retiro porque necesitan plata con urgencia, el ex titular del Central  hace lo posible por confirmar  que su puesto a cargo de la billetera fiscal le fue conseguido por la elite económica para defender los intereses de los propietarios del sistema previsional privado.  Tampoco ofrece alternativas  a corto plazo para quienes lo están pasando mal.

Muchos chilenos angustiados piden con urgencia desde las redes sociales que el gobierno del “presidente Marcel” ponga sobre la mesa la ayuda requerida, hoy, aquí y ahora. Ello, sin ejercer presión para que no se apruebe en el Congreso el demandado quinto retiro,  el que a estas alturas es indispensable para enfrentar la escalada alcista, los servicios básicos,  el pago de arriendos, etc.

El anunciado plan llamado de recuperación inclusiva está dirigido a sectores que han ido quedando rezagados o que mantienen un rezago importante respecto a otros, pero no es aceptado por todos porque es insuficiente o su tramitación llevará tiempo. Queda claro que este plan se delineó cuidando el mercado de capitales y para tranquilidad de los empresarios que viven plácidamente pidiendo moderación y mesura, pero lo cierto  es que los pobres no pueden seguir comiendo anuncios.

En esta época de contagios Marcel transmite su afán anti transformador a sus colegas del gabinete. Entre ellos a la ministra de Minería, la ex diputada del Partido Radical de apellido Hernando, médica de profesión, a quien le correspondió la titularidad de esa cartera por el innegable cuoteo político a la hora de armar el equipo de colaboradores del presidente.

Al concurrir a la Conferencia Mundial del Cobre, Hernando tuvo otro gesto destinado a tranquilizar al sector privado. No solo dijo que “vamos a intentar no perder la posibilidad de inversión de otros países e incluso de empresas que son nuestras”, sino que se refirió a la intención de la Convención Constitucional de renacionalizar el metal rojo: “ni al gobierno ni al presidente Boric le interesa ni nacionalizar ni expropiar ni ahuyentar a los inversionistas”.

De todo ello se desprende  que la empresa privada, los grupos económicos y las transnacionales seguirán ganando dinero a manos llenas, en tanto la soberanía nacional, el financiamiento de necesarias políticas públicas y las condiciones de igualdad que de una u otra forma reclaman las mayorías, deberán seguir esperando. Como lo dijo el propio Boric el 11 de marzo al entrar a La Moneda entre vítores,  así es difícil que la paz social se instale definitivamente en Chile.

 

 

Por Hugo Alcayaga Brisso

Valparaíso

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  1. Felipe+Portales says:

    Desgraciadamente, el Gobierno ha sido claro en designar a cargo de la conducción económica a un consistente equipo de neoliberales concertacionistas que ya han ocupado altos cargos en dichos gobiernos: Mario Marcel, Máximo Pacheco, Hernán Frigolett y Solange Berstein. Por tanto, no podemos razonablemente esperar una sustitución del modelo heredado de la dictadura y consolidado por la Concertación.

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