Guerra ruso ucraniana

FMI advierte de futuros estallidos sociales. El capitalismo es la guerra

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La guerra con sus secuelas sociales y económicas arrastrará a los sectores y países más vulnerables al desempleo y el hambre. El conflicto intercapitalista en Ucrania enfrenta a las potencias imperialistas tradicionales de Norteamérica y Europa con la Rusia capitalista de Putin. Después de destruir Yugoslavia, Irak, Libia entre otros países, la OTAN con la incorporación de Ucrania se aprontaba a terminar de cercar agresivamente a la Federación Rusa. «El capitalismo es la guerra», una vez más este adagio se ha probado cierto.

 

Las consecuencias de la guerra en el nivel de vida de las poblaciones de todo el mundo ya se están sintiendo. Por supuesto, en primer lugar, los pueblos de Ucrania que sufren las muertes, y se han visto convertidos por millones en refugiados son las primeras víctimas. Las brutales sanciones contra la Federación Rusa, en el declarado intento de hundir la economía de este país gigantesco, como hicieron antes con la economía venezolana, afectan al pueblo ruso. Pero las cosas van mucho más allá. El bloqueo parcial a las transacciones financieras con Rusia, el bloqueo de Estados Unidos y algunos países europeos a la compra de gas y petróleo ruso, y el cierre antes de su inauguración del gasoducto ruso alemán North Stream 2, han provocado el alza de los precios de los hidrocarburos y combustibles con la cascada inflacionaria en todos los productos que deben ser transportados o lo usan como materia prima.

 

Además, Ucrania y Rusia son grandes productores de alimentos. Ucrania con sus fértiles tierras negras es llamada el granero de Europa, pero es el país más pobre de Europa. Nunca se ha recuperado de la debacle económica que le significó la implosión de la Unión Soviética y la corrupción rampante permanente de sus elites mafioso-burguesas. Ucrania es el principal productor mundial de aceite de maravilla y de trigo, seguida por Rusia, la guerra ha impedido la siembra normal para la temporada en Ucrania. Los efectos ya se sienten en el alza del precio del aceite en todas partes.

 

Las presiones inflacionarias que ya estaban en curso en el globo se aceleran. Estamos frente a la emergencia de una crisis alimentaria que se traducirá en hambrunas y necesidad entre los pobres y en muchas naciones que ya sufrían de falta de alimentos. Lo viene advirtiendo la FAO (Organización Mundial para la Alimentación), e incluso China que llamó a sus habitantes a acumular alimentos mucho antes de la guerra.

 

La guerra es la expresión de la barbarie, provoca desesperación, sufrimiento y muerte. Pero donde hay opresión hay resistencia. Una ola global de levantamientos sociales se anuncia en todo el globo. Instintivamente jóvenes, pobres y trabajadores se alzaran contra los abusos, y provocarán revoluciones sociales. Un nuevo proyecto socialista emergerá de este mundo en el existen las condiciones para que todos vivamos razonablemente bien.

 

Por Patricio Guzmán S.

 

 

Economista

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