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Con Allende en la memoria

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El nombre del ex presidente de Salvador Allende, caído en defensa de la democracia en La Moneda el 11 de septiembre de 1973 y siempre presente en la historia reciente de Chile, está de nuevo en el primer plano a raíz del reciente cambio de mando presidencial provocando la irritación de la misma ultraderecha que a través de las FF.AA. golpistas provocó su derrocamiento y su muerte.

              Las enconadas expresiones de la minoría reaccionaria pretendiendo agraviar la memoria del extinto jefe de Estado son solo parte de las tantas pequeñeces de los adoradores del tirano genocida y nostálgicos de la dictadura militar empresarial que asesinó a no menos de 5.000 compatriotas y torturó a decenas de miles.

              La efigie de Allende estuvo en lienzos, carteles y pancartas que mantuvieron en alto las multitudes que participaron en los actos de asunción a la primera magistratura de Gabriel Boric, quien dio a conocer reiteradamente su admiración por quien fuera líder socialista de la Unidad Popular.

              Boric ha manifestado una y otra vez esa admiración rindiendo su homenaje y sus respetos ante el monumento en La Moneda del gobernante traicionado el 73. En su primer discurso como presidente desde uno de los balcones de la sede de gobierno, Boric rindió tributo al mandatario fallecido recordando  sus palabras finales bajo el bombardeo fascista: “Más temprano que tarde de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.

              La odiosa reacción de la ultraderecha no se ha hecho esperar. Por medio de un diputado de RN, el mismo que llama a restarle “fuerza moral” a la Convención Constitucional quiso responder que “Allende es un personaje del pasado”, agregando que su nombre “divide a los chilenos”.

              Lo cierto es que nada de ello corresponde a la realidad. En el mundo democrático Allende y su ejemplo son de hoy y de siempre, y  su vigencia permanente la han ratificado las muchedumbres que acompañaron el cambio de mando este mes de marzo. En pleno siglo XXI llevan su nombre como homenaje calles, avenidas, plazas, hospitales, bibliotecas, etc. en numerosos países de todo el mundo.

              Claramente la división de los chilenos es provocada por las calamidades que accionan el modelo neoliberal impuesto desde la dictadura. Entre ellas están las desigualdades sociales, la discriminación y los abusos,  que constituyen los ejes centrales del sistema antipopular que aún se aplica  contra la voluntad de las mayorías.

              Hoy nombrar a Salvador Allende tiene fuerza y vigencia en la patria presente. Su ideología socialista le permitió practicar con naturalidad la democracia, la igualdad y la justicia social, valores que la gente quisiera ver actualmente en lo alto de la institucionalidad.

              Si más allá de las palabras y los homenajes el presidente Boric consigue plasmar los símbolos del allendismo y su ejemplo de coraje y consecuencia, el Chile al que muchos aspiran comenzará a concretarse. Principalmente en cuanto a las condiciones de vida y las perspectivas futuras del pueblo.

              La disposición de Boric en marzo de 2022 ha sido totalmente opuesta a la de Lagos Escobar en marzo de 2000, tras asumir la presidencia. En la misma plaza de la Constitución Lagos se desconcertó cuando la multitud que lo esperaba a su llegada de Valparaíso comenzó a corear “¡Allende, Allende!…”, creyendo que venía un segundo presidente socialista. El nuevo mandatario de ese entonces no tuvo siquiera la entereza de nombrarlo y lo mencionó solo como “el que murió aquí en La Moneda”. Terminó su periodo ovacionado por los grandes empresarios.

              Años más tarde cuando el citado político socialdemócrata quiso volver a un segundo periodo en la jefatura de Estado, debió retirar su feble postulación con prontitud: las encuestas no le daban más de un 2% de apoyo ciudadano…

Por Hugo Alcayaga Brisso

Valparaíso

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  1. Margarita Labarca Goddard says:

    Salvador Allende es y será siempre un ejemplo en Chile y en el mundo entero. Quien no lo respete será castigado por la historia.

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