Periodismo y guerra: no se habla de Bruno
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No existe el periodismo imparcial, objetivo o neutro. Dicho de otro modo, todo periodismo es de trinchera en tanto lo crean, hacen y desarrollan personas que necesariamente deben tener una opinión.
No puede ser objetable que los profesionales de las comunicaciones elijan sus verdades a defender y sus mentiras a justificar.
Lo discutible es que esas opciones sean expuestas como si fueran la única verdad y la única mentira, según se estime, o mucho peor aún, que esas posiciones sean vendidas como versiones imparciales, objetivas, neutrales o absolutas.
Para estos profesionales que obedecen a misteriosos intereses que siempre terminan siendo en contante y sonante, hace decenios que hay guerras que no merecieron la misma reacción airada y asombrada como la que tienen ahora, aun cuando hayan sido mucho más sangrientas y demenciales que la que nos ocupa por estos días.
De aquellas tragedias los medios de comunicación chilenos si acaso le habrán dado un par de segundos en medio de las noticias internacionales, algo así como un accidente del tránsito.
Y la razón esa una sola: esos periodistas y esos medios no se meten con las guerras que han sido agresiones e invasiones genocidas y de saqueo dirigidas por Estados Unidos y sus aliados.
Ahora mismo, si se sigue el derrotero informativo y de opinión de los conductores de nuestra tv, da la impresión de que USA no juega en esta guerra que habría comenzado recién hace diez días. Ni siquiera nombran a ese país y a lo sumo se refieren a una genérica OTAN cuando se trata de levantar algo la vista.
No se habla de eso, no, no no.
Será por flojera intelectual, por la imposición de sus patrones o por ambas razones, lo cierto es que los conceptos y situaciones que se intentan explicar y desarrollar para el efecto de comunicar lo que pasa, de común son incompletas, tendenciosas o derechamente falsas.
Cuando no de una idiotez que raya con la tontera absoluta como suspender actuaciones del ballet ruso o quitar los equipos deportivos rusos de las competencias.
De la misma familia absurda es la suposición de que el gigantesco convoy de ocupación que ha movido el ejército ruso habría quedado sin bencina o que las tropas rusas intentan detonar centrales nucleares.
Como no solo absurdo sino criminal es llamar a civiles a armarse de botellas con bencina, decir bomba Molotov es un abuso del idioma, y a hacer “miguelitos” para detener a los tanques Armata, que deben ser los más avanzados del mundo.
Y los periodistas/conductores de tv no han dicho esta boca es mía acerca de esas y otras muchas inconsistencias y despropósitos: para ellos solo vale el que Putin es un demonio que quiere reiniciar la Unión Soviética y que para ese efecto arrasará con todo.
Decir que la primera baja en una guerra es la verdad es ocultar un hecho importante: las mentiras que se superponen al cadáver de la verdad son hechas por periodistas incapaces de decir: yo tomo partido.
Y es en ese punto en el que detona la mayor hipocresía de cierto periodismo chileno, en especial la tv que se permite, en aras de defender su bando oculto detrás de una inexistente objetividad, decir las barbaridades más increíbles con tal de relevar y defender su opción.
Lo correcto sería decir yo tomo partido. Porque al no asumir su preferencia escondidos cobardemente en el concepto de lo falsamente objetivo, solo se estimula lo que se intenta execrar: la guerra y sus dramáticas consecuencias.
Se podría asegurar que de haber sido una invasión de USA como una más de las decenas de países a los que Estados Unidos ha llevado muerte, destrucción y locura, los matinales de la tv chilena seguirían hablando de las estupideces e insignificancias en las que sus animadores y animadoras descuellan con un entusiasmo digno del mayor encomio.
Como cantan los niños en este tiempo, en la tv no se habla de Bruno, no, no, no.
Por Ricardo Candia Cares
Renato+Alvarado+Vidal says:
Es notable que la foto de un edificio destruido por una bomba en Gaza no da ni para noticia, pero cuando publican la misma foto, sólo que diciendo que es de Ucrania, ahora sí que es un crimen salvaje.