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Como la expansión de la OTAN ha terminado en una nueva guerra fría

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Como muy bien lo previó George Kennan a fines de los 90, la expansión de la OTAN hacia el este europeo iba a terminar generando una nueva guerra fría. Y no sirvió de escarmiento el fatídico preludio de Georgia en los 2000…

Y en esto hubo un engaño inicial de Estados Unidos y de la OTAN a Gorbachov; y un autoengaño del ya debilitado líder que conducía un virtual imperio a punto de derrumbarse. Es lo que nos cuenta el destacado politólogo estadounidense William Traubman en su libro: «Gorbachov. Vida y época» (Random House, Barcelona, 2018). Así, a comienzos de 1990 el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, James Baker, en entrevista con el líder soviético, dijo que él «había acogido bien la garantía de que ‘ni un centímetro de la jurisdicción militar de la OTAN se extenderá hacia el este más allá del actual límite’, o, como también lo planteó, que ‘la unificación alemana no conducirá a que la organización militar de la OTAN se extienda hacia el este’. Cuando Kohl se reunió con Gorbachov al día siguiente, le corroboró la promesa de Baker de que la OTAN no ‘ampliaría su ámbito territorial hacia lo que es ahora la República Democrática Alemana’. Y la garantía de (su ministro de relaciones exteriores, Hans-Dietrich) Genscher a su homólogo, (Eduard) Shevardnadze, fue incluso más explícita. ‘Para nosotros, es algo que va a misa: la OTAN no se ampliará hacia el este'» (pp. 541-2).

Además, Traubman relata que «pocos días antes de que Baker y luego Kohl llegaran a Moscú, Genscher le había dicho a Douglas Hurd, el secretario del Foreign Office, que ‘la Unión Soviética exige tener la certeza de que Hungría, si se produce un cambio de Gobierno allí, no pasará a formar parte de la OTAN’. El 31 de enero de 1990, en un discurso en Tutzing, Genscher urgió públicamente a la OTAN e emitir una declaración en el sentido de que, ‘sea lo que ocurra en el seno del Pacto de Varsovia, no habrá ninguna expansión de la OTAN hacia el este, es decir, una aproximación a las fronteras de la Unión Soviética’ (p. 542).

Sin embargo, «casi tan pronto como Baker y Kohl pronunciaron en voz alta sus promesas, (George) Bush comenzó a retirarlas (…) Rechazar la posibilidad de cualquier ampliación futura de la OTAN era imprudente, puesto que, como Bush le dijo a Mitterrand en abril, ninguna otra organización ´podría sustituir a la OTAN como garante de la seguridad y estabilidad de Occidente’, y ciertamente no la especie de alianza paneuropea que Gorbachov esperaba forjar con la llamada ‘casa común europea’ ¡Al diablo con eso! -le dijo Bush a Kohl, aludiendo a ceder demasiado ante Gorbachov- Nos hemos impuesto nosotros, no ellos. No podemos permitir que los soviéticos se aferren a una victoria estando en las fauces de la derrota’ » (p. 542).




Y estando «ignorante de estos retrocesos, que ni Bush ni Kohl difundieron, Gorbachov dio por sentado que aún regía la promesa de no ampliar la OTAN. ¿Por qué no presionó en favor de una garantía por escrito? Porque, si ‘no es necesario decir -como señaló él mismo a Baker- que una ampliación de la zona de cobertura de la OTAN es inaceptable’ tampoco hacía falta escribirlo. Haber presionado en favor de una garantía por escrito cuando el Pacto de Varsovia aún existía y no parecía haber ninguna pespectiva de expansión de la OTAN habría sido ‘sencillamente estúpido’, explicó Gorbachov más tarde, pero él mismo advirtió a Mitterand de esa perspectiva el 25 de mayo al decirle que ‘algunos están presionando para que ciertos países abandonen el Pacto de Varsovia e ingresen a la OTAN’ » (pp. 542-3).

Puede ser que también haya influido en él su máximo asesor en política exterior, Anatoli Cherniaiev, que en un memorándum del 5 de abril le señaló que «la idea de la expansión de la OTAN hacia, por ejemplo, Polonia (…) era una cuestión obsoleta, una idea propia de la Guerra Fría en una nueva era. Pero si bien Gorbachov también lo creía, no así sus homólogos occidentales ni sus sucesores posteriores a la era soviética» (p. 543).

El hecho es que el engaño se consumó y la soberbia y afanes de poder llevaron -como es costumbre- a estirar la cuerda más allá de la cuenta. Nada es gratis en la vida y en la historia, para bien o para mal. Lo más triste es que la cuerda se haya roto en presencia de un líder extremadamente autoritario, conservador y heredero de las peores tradiciones de la Rusia imperial. ¡Qué poco aprendemos de la historia!…

 

Por Felipe Portales



Historiador y sociólogo

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  1. El articulo es claro y conciso, gracias. Sin embargo los comentarios sobre el libro no se hacen específicos ni emiten un juicio directo a la situación de hoy.
    Es útil y necesario que los artículos que se refieran a zonas geográficas tengan un mapa. El avance geográfico geométrico y el rodear de Rusia con misiles por parte de la OTAN hace claras las razones del «PARE» por parte de Rusia al entrar a Ucrania hoy; luego de que la OTAN y los gobiernos involucrados mintieran por decadas de que su organizacion militar no iba a avanzar hacia Rusia, y los bombardeos por parte de Ucrania y muertos en las regiones ruso-parlantes comenzaran con el golpe de estado del año 2014.
    La guerra Rusia-Ucrania no comenzo la semana pasada sino el año 2014, y los servicios de inteligencia de una docena de paises liderados por Estados Unidos e Inglaterra – los paises claves en la creacion e implementacion del gope de estado – incitaron y se prepararon para hacer una trampa militar y politica a Rusia. Ahora veremos que pasa, las consecuencias de una guerra son dificiles de predecir.

    Considerando el derrumbe de la economía global diseñada y liderada por las potencias imperialistas occidentales, se hace obvio que estas necesitaban una guerra, es cosa de ver las estadísticas de USA e Inglaterra en donde la corrupción del sistema monetario es extrema y la pobreza se puede ver por todas partes. Estados Unidos va en “trece trillones de dólares” de deuda, mientras imprime-inventa todos los días dólares sin ningún respaldo de valor desde que Nixon rompió la paridad oro para imprimir billetes.
    Hoy el militarismo es la opción elegida por potencias que representan un modelo económico obsoleto que se cae a pedazos; mientra China es el único capitalismo funcional – y al servicio del socialismo – en el mundo, un modelo altamente exitoso, por lo cual existe una campaña global de desprestigio y sabotaje por parte de las potencia que no quieren perder su control global que les garantiza un continuo pillaje de los recursos y el trabajo del resto de la naciones.

    La guerra en Ucrania es la invención de las potencia occidentales para cercar y sabotear a Rusia mientras que Taiwan es su invención para cercar y sabotear a China, ambas estrategias geopoliticas desesperadas empujan hacia una guerra nuclear, porque hoy por hoy el carácter de Rusia y China no es el de dejarse avasallar. El Presidente Vladimir Putin dio media docena de discursos en los últimos años con advertencias a la OTAN, muy calmado, pero explicando claramente que había una linea roja que no debían cruzar, y cuando la cruzaron se hizo claro para el ejercito Ruso y sus legisladores actuaron en unisono en Ucrania, China tiene la misma claridad y política.

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