Fragatas portuguesas
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Como no se detienen las desgracias, ahora aparecieron las fragatas portuguesas. Han infectado el mar de Chile, y no les importa un bledo, que pertenezca a cinco familias. Tanta impudicia, vinculada a quienes tienen envidia, preocupa a la elite. ¿Actúan por su cuenta? ¿Investigan la conducta de la administración actual? Se ignora si ellas han establecido una alianza con el ómicron, empeñadas en alterar la convivencia. Todo es posible en un país saqueado, año tras año. Bien podría ser que estas fragatas portuguesas, sean chilenas y no portuguesas, pues a diario se descubren chanchullos, enjuagues y alianzas para continuar el saqueo del país.
En Chile, el año comienza en marzo, y en estos meses previos de vacaciones, la codicia ha adquirido un inusual desenfreno. Veamos algunos casos. A Hernán Büchi ex candidato a la presidencia del país, lo sorprendieron haciendo “interlocking”. Es decir, vínculo entre dos empresas competidoras, que se produce cuando éstas comparten en forma directa o indirecta, las mismas personas en sus cargos. O dicho en castellano, alianza o entrelazado entre pillos, para favorecerse al margen de la ley. En vez de competir se ponen de acuerdo en los precios, y después se van a almorzar al Club de la Unión. Don Hernán Büchi, admirador y colaborador de Pinochet, estaba aburrido de mirar la carnicería, sin poder tragarse un costillar de cerdo. Él y sus camaradas, de ser sancionados, deben concurrir una vez a la semana a recoger fragatas portuguesas en las playas de Zapallar. Como alternativa, les habían ofrecido la popular Cartagena. En calidad de rabiosos defensores del capitalismo, buscan argucias y martingalas, destinadas a burlar sus reglas. ¿Y de qué sirven entonces las reglas? Ni siquiera demuestran lealtad con sus principios ideológicos-empresariales.
Estas fragatas de tarde en tarde aparecen en el país y su voracidad, supera a nuestra oligarquía. No es de extrañar, que en lo futuro florezca el término, “tener voracidad de fragata portuguesa”. En tal caso surgirían universidades que impartan cursos de sanidad y protección corporal, y evitar ser picados por estos animales. Las famosas pirañas —¿las recuerda usted?— peces carnívoros, apenas si son reflejo de esta conducta atrabiliaria, que algunos cronistas por pudor, llaman amigos de apropiarse de lo ajeno. De la era de las pirañas, nos saltamos a la era de las fragatas portuguesas.
En marzo de este año, cuando el gobierno popular de Gabriel Boric asuma, se conocerá cuan devastadora ha sido la presencia de las fragatas. Las municipalidades de Viña del Mar, Santiago, Maipú, Vitacura y Pirque entre otras, mantenían acuarios con las temibles falsas medusas, cuya misión era engullir el presupuesto. Tanta voracidad, es apenas un tímido reflejo a lo que se descubrirá en los diferentes ministerios, mientras avanza el año. Vivir en esta época se ha convertido en un desmadre, donde las desgracias se disputan el derecho a perturbar la existencia. El gobierno que finaliza su gestión en medio de la indigestión y la impopularidad, marcará un hito perturbador en la historia de nuestro país. ¿Cuál será el calificativo que emplearán los eruditos, para definir esta época?
Se han visto también delfines en la zona marítima de Papudo y Valparaíso, lo cual contribuye a embellecer la contemplación del mar. La presencia de estos mamíferos, alegra el espíritu. Bien podría tratarse de delfines que quedaron a la deriva, después de la elección presidencial. Al menos, les queda el consuelo de esperar cuatro años y volver al ataque. No se habla de cardúmenes, aun cuando estos cetáceos, van de un lugar a otro del océano.
Cual fuere la presencia de las fragatas portuguesas o el regreso de las pirañas, el mejor regalo de la naturaleza es observar en el mar, la puesta del sol. Sentir aquella sensación del naufragio de una nave luminosa que, al día siguiente, aparecerá desde el oriente.
Por Walter Garib