El triunfo de Boric y la revolución de las expectativas
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El período previo a la designación del Gabinete y de los cargos en la Administración Pública constituye una verdadera “luna de miel”, y el triunfo del Presidente electo, Gabriel Boric, conlleva la presencia de una serie de partidarios que se creen capaces de ostentar un cargo de ministro, de subsecretario o de ocupar otros altos cargos de confianza del Presidente de la República. El Estado es una “teta segura”, así sea breve el período de su duración.
El Presidente de la República don Ramón Barros Luco, espantó a uno de estos ambiciosos de poder al decirle que el argumento de que “todo el pueblo lo pedía para el cargo de intendente – le respondió – no le haga caso…”. Otro Presidente, Carlos Ibáñez del Campo, que repartía los cargos parlamentarios, en un lugar paradisíaco, las Termas de Chillán, respondía a uno de estos “frescos”, “… a este no, pues ya tocó camioneta…”. Al Presidente Eduardo Frei Montalva le parecía fácil repartir los cargos del Gabinete, pues gobernaría con un solo Partido, el Demócrata Cristiano, sin embargo, a la hora menos pensada aparecieron cientos de candidatos, procedentes de ibañismo. El Presidente Salvador Allende respetó las cuotas de cada partido político que lo apoyaba.
En el régimen presidencialista el primer mandatario es, prácticamente, el dueño de todo el poder, y en las elecciones, por lo tanto, se compite por el todo o la nada. Carlos Ibáñez, el general de la esperanza”, apoyado por una fracción del Partido Socialista, por ejemplo, derrotó a Arturo Matte, de la mafia de los Alessandri, (demás está recordar que el segundo gobierno de Ibáñez fue un verdadera fiasco, y su única acción meritoria fue la de firmar el fin de la “ley maldita” que excluía a los comunistas, además de la reforma al sistema electoral que instauró la Cédula única eliminando, así, el cohecho).
El Presidente Eduardo Frei Montalva logró vencer a Salvador Allende, (1964), con el apoyo de FAF, (Freístas a la Fuerza), de tendencia derechista que, después de haber perdido las elecciones extraordinarias para elegir un diputado, en Curicó, el candidato PS, Óscar Naranjo, le ganó al derechista Ramírez, y aterrados ante el posible triunfo del comunismo, decidieron apoyar a Eduardo Frei, como mal menor, que también contaba con el apoyo de J.F. Kennedy y su Programa Alianza para el Progreso, así como de la iglesia católica, especialmente de los Jesuitas. El líder Radomiro Tomic, ansioso de triunfalismo, ofrecía “Democracia Cristiana para treinta años”, (y sólo duró seis años en el poder).
El triunfo de Salvador Allende, en 1970, abría la posibilidad de instaurar un socialismo por la vía electoral, que era el modelo para varios países del llamado “Euro-comunismo”, (Francia, de F. Mitterrand, Italia, del Partido Comunista, liderado por Palmiro Togliatti). Como acto de unidad, frente al local de la FECH, jóvenes democratacristianos se abrazaron con los de izquierda.
Ernst Bloch, el gran filósofo marxista, escribía que “la esperanza era la parafina que movilizaba a los pobres en busca de horizontes de utopía”. Algo de esta concepción está ocurriendo con el triunfo de Gabriel Boric frente al pinochetista, José Antonio Kast, por la diferencia de un millón de sufragios. La encuesta CADEM, del lunes 3 de enero, registró un apoyo a Boric del 63%, siendo significativo en las mujeres jóvenes, que alcanza al 70%, y de los jóvenes de ambos sexos, con una cifra similar, y los que se declaran de izquierda, con más de un 90%. El mismo Presidente electo, con mucho sentido común y lucidez, pide bajar las expectativas y no engolosinarse con el triunfo y, con mucha razón, dice no contar con cualidades mágicas, pues sabe que, necesariamente, tendrá que recurrir a pactos legislativos y de gobernabilidad para conducir el país para tratar de cumplir el programa de gobierno, prometido a la ciudadanía.
Los dos primeros años del próximo gobierno del Presidente electo no estarán exentos de dificultades, (por ejemplo, aún se ignora el grado y número de mutaciones del Covid-19, y la variante Ómicron es altamente contagiosa y no se ha probado el poder de las vacunas para contenerla, así como la aparición de otras variantes; quizás, el lado positivo de la pandemia ha sido la alianza público-privada, que facilitará este aspecto del programa de Gabriel Boric).
En la economía se vienen aspectos bastante preocupantes respecto del crecimiento y la inflación, verdadero flagelo para los ciudadanos más pobres, que gastan todo su sueldo en alimentación, a lo cual hay que agregar la sequía que, desde hace varias décadas, azota al país.
En el aspecto político, es evidente que toda revolución trae un correlato en la reacción: la derecha más conservadora no tardará mucho tiempo en renovar sus postulados más reaccionarios, (como la campaña del terror durante la campaña presidencial que, esta vez, le dio magros resultados, pues sólo se tragaron la “Chilezuela” los mismos de siempre, y la Visita del dirigente opositor venezolano Leopoldo López, no tuvo el efecto de Juanita Castro, el día anterior al triunfo de Eduardo Frei Montalva).
Al menos, en el plano internacional, las expectativas despertadas a raíz del triunfo de Gabriel Boric pueden ser concretadas; por ejemplo, en Colombia, el Frente Histórico, encabezado por Gustavo Pietro, tiene posibilidades de ganar según las encuestas; en el caso de Brasil, Inácio Lula da Silva aventaja al Presidente actual, Jair Bolsonaro, por más de un 10%.
En esta etapa de la historia política, si algo está claro es que los votos no pertenecen a ningún candidato de partido político, y en poco tiempo los ciudadanos pasan del amor al odio, de la revolución a la contrarrevolución, de evolución a la involución…, y las expectativas del comienzo de todo gobierno, podrían convertirse en frustración, condición que esperamos no ocurra para Chile.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
O4/01/2022
Felipe+Portales says:
Es un parásito, sin ideas propias.
Cucho Zorricueta says:
Hola Rafael Gumucio , ahora si ! Excelente análisis del momento con extraordinarios ejemplos históricos que son ciertos. (Felicitaciones ). Es verdad que en la población existen altas expectativas , pero distes en el clavo de lo que puede ocurrir. Pero Boric está claro que debe centrarse en tres o cuatro cosas importantes ( Pensiones, salud, inflación, empleo ). La ultraderecha va a tratar de explotar las expectativas de la gente para convertirlas en una burbuja que haga explosión. Y dentro de este cuadro que se avecina hay que poner reglas claras desde el principio. Al que se le pille robando dinero público el castigo debería ser con «escarnio público» y cárcel. aprobación de leyes duras contra el crimen de cuello y corbata. Boric debería mantener comunicación permanente con su pueblo. «Bien Rafael, ha sido un gusto leer tú artículo».
Post scriptum: ¡ Don Hugo Beal sera un bot, una galleta, un palo blanco ? ó realmente una persona.
hugo beal R. says:
Artículo no muy claro. Demasiado citas y ciertas especulaciones innecesarias.
Mario Mardones says:
Queda claro que Rafael Gumucio (El Viejo) es un escéptico, que por sus años ve que todo luce demasiado bueno para ser cierto. Por eso los que están impulsando los cambios que necesita Chile, son los jovenes, apoyados por la generación de viejos que no nos hemos convertido en viejos temeroso de los cambios y paralizados por el escepticismo, a pesar de todo, seguimos imaginando un futuro mejor para los ciudadanos y cuidadanas de Chile.
Ya que cita a Tomic, puede que el Frente Amplio para 30 años, solo dure cuatro. ¿Y cual es el problema? Lo importante es que aunque los 4 millones 600 mil votos (4.619.323) no sean propiedad de Boric, tampoco lo son ni de la drecha ni de la extinta concertación. Por lo tanto, en sus términos hay una variante menos: ya no iremos de la revolución a la involución. Salvo que los derrotados se unan como contra Salvador Allende y hagan otro golpe de estado para «salvar la democracia» . Hoy Tenemos a Joe Biden de presidente de EEUU, el golpe está descartado, al menos por 3 años, luego ya veremos.
Por último, no hay que olvidar que estamos cambiando la Constitución de Pinochet, y que los equilibrios de la Camara de Diputados, los votos del Senado: todo eso puede quedar en nada. No sabemos si Chile seguirá teniendo Senado.
Los cambios recién comienzan, así que don Gumucio «estese Tranquilo nervioso» como dice el adagio popular.