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Boric en el curso de un nuevo gran ciclo histórico

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Cientos de miles de personas esperaron hasta cerca de las 10 de la noche del domingo 19 la llegada de Gabriel Boric al escenario instalado en Alameda con Santa Rosa, a un costado de la Biblioteca Nacional. Nunca en la historia reciente un acto político electoral había congregado a tantas personas y probablemente sólo aquellas movilizaciones de protestas lo superaran. Miles de banderas ondeaban en la noche al sonido de los cánticos y las consignas de la revuelta popular. Una atmósfera, una mística política envolvía anoche al centro de Santiago, espíritu que se extendía hacia los barrios, con fiestas en las plazas y caravanas de automóviles.

 

El triunfo de Gabriel Boric fue contundente. Casi un 56 por ciento de los votos, contra el 44 por ciento del pinochestista José Antonio Kast. Boric, con más de 4,6 millones de votos, y una diferencia de 970 mil respecto a Kast, es el presidente más votado de la historia de Chile. El candidato de Apruebo Dignidad logró quebrar una tendencia de la política electoral de los últimos decenios. La cristalizada baja participación, generalmente bajo el 50 por ciento, cambió este domingo su tendencia y se elevó cerca de un 55 por ciento.

 

La masiva votación, pese a un boicot del servicio de transporte público, concesionado a privados, explica gran parte del triunfo. La campaña de Gabriel Boric cambió completamente para el ballotage. De las piezas audiovisuales y volantes de propaganda el trabajo de millares de adherentes fue el puerta a puerta, las asambleas en plazas y barrios, en los territorios. Golpear un millón de puertas se llamó la campaña, que comenzó a demostrar su efectividad en masivas reuniones hasta un cierre masivo con más de cien mil personas en la Plaza Almagro de Santiago.

 

El otro factor fue la reacción a la campaña del terror levantada por la ultraderecha en redes sociales y en destemplados discursos. Ellos hablaron y acusaron al “comunista”, al “marxista” Boric pero no calcularon que la falsa denuncia reproducía la retórica de odio de la dictadura de Pinochet. Esta campaña irritante, llena de mentiras y odio, gatilló una reacción natural empleada de forma inteligente por los adherentes de Boric. Un amplio frente antifascista compuesto de simpatizantes pero especialmente de artistas, actrices y actores, académicos, intelectuales y dirigentes sociales, alertó por el regreso del fascismo y el pinochestismo. Esta mañana uno de los autores intelectuales de la campaña, el exministro de Pinochet Sergio Melnick, admitía su error, el triunfo de Boric “por goleada” y anunciaba su retiro de la política y la vida pública.

 

El discurso de Gabriel Boric fue un esbozo de ideas fuerza muy generales. Había que seguirlo con atención en cada una de las menciones, los agradecimientos, los nombres o las citas. Boric habló del fin de privilegios, de demandas sociales, del fin de las AFP, de los derechos y las conquistas de las mujeres y las disidencias, del medio ambiente, de los niños y los viejos, de derechos sociales ante una multitud que coreaba las consignas de la Plaza Dignidad: la libertad de las y los presos políticos, educación y salud de calidad; una vida digna y el término de las enormes desigualdades. Una mística de cambios, un retorno al cauce abierto el 18 de octubre del 2019 rondaba anoche el centro de Santiago.

 

Hacia el cierre de su discurso Boric levantó probablemente uno de los aspectos que deben ser centrales en su gobierno. “El 11 de marzo entramos juntos a La  Moneda”. Los enormes cambios que prevé hacer Apruebo Dignidad solo serán posibles con una permanente movilización popular. Con un Congreso muy empatado su fortaleza estará en el masivo apoyo. Lo declaró anoche en su discurso, pero ya lo había confirmado días antes tras el tremendo éxito de su cierre de campaña. Ante la apatía política que ha caracterizado por décadas a la política chilena, el traspaso del espíritu colectivo de la revuelta popular a una figura política es un logro único en la historia reciente. Este es su gran capital político. Gabriel Boric no asume como los tradicionales débiles gobiernos llenos de tecnócratas neoliberales. Cuando asuma en marzo estará impulsado y levantado por la mayor votación de la historia de Chile. Es esa su gran virtud y es también su gran desafío.

 

Boric es uno de los resultados de la revuelta popular. El otro es la Convención Constitucional, que deberá redactar la nueva constitución el 2022. El nuevo gobierno y la Convención probablemente se retroalimenten y fortalezcan  hacia la realización de los cambios demandados por el pueblo que deberán ser ejecutados por las dos instancias, el gobierno y la nueva constitución.

 

El escenario fue levantado en aquella esquina del centro de Santiago. Observadores consultados han afirmado que ese fue el lugar en el que Salvador Allende hizo su primer discurso como presidente electo la noche del 4 de septiembre de 1970. Allende escogió aquel lugar porque muy cerca estaba la sede de la Federación de Estudiantes de Chile (Fech), porque la juventud era central para su gobierno. Boric ni su comando hizo aspavientos de esta locación. Pero sí parafraseó, sin mencionar su nombre, a Salvador Allende. Una cita cómplice, velada, pero certera: “Los invito, como se invitara hace muchos años, a que vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada”.

 

Por Paul Walder

Periodista

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  1. Patricio Serendero says:

    Muy de acuerdo con Paul Walder. Anoche estuvo el pueblo en las calles masivamente. El mismo Pueblo del estallido social festejando el avance de un paso más en sus reivindicaciones. Festejando además librarse del neofascismo. No es esa una buena razón para celebrar? Habrá que pelear duro para hacer aprobar leyes en este Parlamento y acompañar y empujar la Convención Constitucional para llegar a una Carta Magna que abra el camino a transformaciones más profundas. Nos guste reconocerlo o no, la realidad muestra hasta hoy que quienes estamos por el Socialismo no hemos sido capaces de levantar con el Pueblo organizado y militante una alternativa orgánica y combativa. Desde el 73 estamos en deuda. De manera que no tenemos que ni quejarnos. Hoy y frente a esta incapacidad casi crónica, tenemos solo dos opciones en esta fase del proceso. O empujamos con todo el carro del Apruebo Dignidad – si podemos – hacia la Izquierda, o nos quedamos en casa refunfuñando. En el camino de esa lucha, es posible pensar que se pueda crear una opción revolucionaria.

  2. ¡No nos engañemos! Una cosa es el gran alivio que se produce porque evitamos el triunfo de un pinochetista reconocido como Kast; y otra es que podamos tener ilusiones con una presidencia de Boric. De partida (como lo reconocieron personeros de la derecha más liberal en TV) hasta para ellos era hace tres meses impensable que un candidato tan extremo como Kast pudiese luchar por la presidencia. Esto nos ilustra de la gran fuerza que la derecha extrema conserva en nuestro país…
    Por otro lado Boric será un presidente sin mayoría absoluta y con una economía en pésima condición. Pero, además, en su discurso inaugural recurrió al típico eufemismo con el que los líderes de la ex Concertación disfrazaban su falta real de voluntad para efectuar transformaciones profundas: que éstas debían contar con el más amplio «consenso». Y lo peor se que el FA ha mantenido su reiterada subordinación a las dos derechas que hizo gratuitamente el 15 de noviembre de 2019 (las dos derechas no necesitaban para nada el apoyo del FA en el Congreso para efectuar la Reforma Constitucional que permitió la seudo Asamblea Constituyente) respecto de su total apoyo al antidemocrático quórum de los dos tercios, el cual consagró poco tiempo atrás en el seno mismo de la Convención. Es hora del alivio, pero no de las ilusiones…

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