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Kast es también una amenaza para el proceso constituyente

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Una eventual victoria de la ultraderecha en la segunda vuelta presidencial sería no solo una inmerecida desgracia para el pueblo castigado una y otra vez, para los trabajadores,  los jubilados,  las demandas feministas y el mundo de los derechos humanos, entre otros, sino también implicaría un grave riesgo para la nueva Constitución Política que está redactando la Convención Constitucional elegida democráticamente.

Aparte de la continuidad del modelo de desigualdades y de los abusos del mercado desregulado, como adorador del pinochetismo José Kast preferirá la mantención de la carta magna de 1980 elaborada en dictadura  entre cuatro paredes por un reducido grupo de tecnócratas partidarios del terrorismo de Estado y del genocidio de miles de compatriotas disidentes.

En el plebiscito constitucional el actual abanderado fascista fue un reconocido defensor de la opción “rechazo”, intentando conservar sin alteraciones la vigencia de la constitución antidemocrática del poder militar golpista destinada a privilegiar a una minoría poderosa. La opción “apruebo”,  identificada con las mayorías ciudadanas, ganó claramente esa votación en proporción de 80% a 20%.

Si se llega a dar la eventualidad de que el líder del partido Republicano pase a ocupar el sillón presidencial, va a determinar la disolución de la Convención electa aduciendo que está dominada “por el comunismo”. Cualquiera sabe en realidad que allí hay representantes de todos los sectores políticos y un elevado número de independientes, todos los cuales fueron elegidos libremente por la ciudadanía.




No se descarta que, de ganar el balotaje, Kast se niegue a convocar al plebiscito de salida tras un año de trabajo que debe finalizar en julio de 2022. El actual candidato del retroceso ha señalado que llevará a cabo la convocatoria siempre y cuando el texto constitucional lo considere “razonable”, desde su mirada reaccionaria.

Al fascismo nunca le han importado el valor de la democracia ni el quebrantamiento de la voluntad popular o de los intereses que son mayoritarios. Tampoco le ha inquietado la tranquilidad y el bienestar de las personas,  pero sí acrecentar sus miedos y temores.

Solo pueden ser calificadas como demenciales las expresiones en redes sociales de Johannes Kayser, emblema del Partido Republicano, diputado electo y que se apronta a recibir el trato de “honorable”. Este afirmó que estaba “bien lanzada” la bomba lacrimógena que cegó a Fabiola Campillai y que los ejecutados políticos de Pisagua fueron “bien fusilados”. El mismo sujeto – del tiempo medieval – embistió también contra la diputada electa Emilia Schneider, por su condición de primera parlamentaria trans que llegará al Congreso.

Nadie de la extrema derecha ha salido a enmendar esas palabras ni menos a contradecirlas, por lo que se da por descontado que representan el pensamiento del partido que encabeza Kast. No se cuestiona a Kayser porque es uno de los regalones del candidato, caracterizado por el autoritarismo que admiró a la dictadura.

Entre los que adhieren a ese estilo de muerte y destrucción están los poderosos, y allí sobresale el superrico Andrónico Luksic, dueño de medio Chile. Al igual que su abanderado,  Luksic es un individuo enfermo de anticomunismo que reaccionó indignado por el apoyo brindado por la junta nacional del PDC a Gabriel Boric.

Kast es la carta de los millonarios que explotan y abusan  de la gente desposeída,  y por ello llama la atención que entre sus electores se cuenten pobladores de comunas pobres, engañados por la campaña del terror desatada por la minoría ricachona. En los días que faltan para la vuelta decisiva, es necesario que cada cual reflexione y se reencuentre con su identidad y su propia clase social.

En el Chile que se proyecta con esperanza hacia el futuro no hay espacio para más pinochetismo ni negacionismo, ni para nostálgicos de la dictadura ni nadie que eche de menos a la CNI ni sus brutales violaciones de los derechos humanos o detenciones o secuestros arbitrarios. Tampoco queda espacio para quienes “cambian” su discurso a última hora solo para seguir burlándose de los ingenuos ni para los que todavía evalúan si les conviene el apoyo de un ex candidato con orden de arraigo por no pago de pensión de alimentos.

La Convención Constitucional que está elaborando la nueva Constitución, con el aporte ciudadano a lo largo del territorio nacional, marca el camino democrático que debe seguir el país, por sobre cualquier intentona fascista que intente abortarla y acallarla.  Por ahora, sin embargo, en razón de la amenaza Kast, el éxito del proceso constituyente no está asegurado: ello lo decidirá también el balotaje presidencial.

 

 

Por Hugo Alcayaga Brisso

Valparaíso



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  1. Felipe+Portales says:

    Perdón; en la tercera línea del segundo inciso debe decir: …de haber legitimado, consolidado y «perfeccionado» el modelo de sociedad impuesto a sangre y fuego por la dictadura…

  2. Felipe+Portales says:

    No concuerdo con la tesis del artículo. Un «rechazo» del proceso constituyente significaría una flagrante violación de la Constitución actual y un virtual autogolpe de Estado que sería rechazado por la derecha económica nacional y extranjera; por el conjunto de las instituciones nacionales; por la comunidad internacional; ¡y por las propias Fuerzas Armadas, que ya se mofaron pública e impunemente de Piñera cuando los instó a entrar en «guerra» interna!

    La principal amenaza para el logro de una Constitución efectivamente democrática, que siente las bases para la sustitución del «modelo chileno», excluyente, injusto y corrupto, la representará la continuidad de la actitud política de la ex Concertación de haberse girado completamente a la derecha en los 90, y de haber legitimado, consolidado y «perfeccionado» impuesto a sangre y fuego por la dictadura (AFP, Plan Laboral, Isapres, ley minera, LOCE-LGE, neutralización de las organizaciones sociales populares, destrucción de la prensa de centroizquierda, etc. etc. Debemos tener presente que los sorprendentes y positivos resultados de las elecciones de mayo permitirán que la sola derecha tradicional no tendrá el poder de veto del tercio que pretendió asegurarle el nefasto acuerdo del 15 de noviembre de 2019. Por tanto, quedó en las manos de la ex Concertación mantener o sustituir el «modelo chileno» en la Convención…

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