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Los camioneros como señal y advertencia a un gobierno de Boric: salidas y estrategias de lucha

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Una propuesta tan necesaria para el país como extender los servicios de ferrocarriles desató la ira de la organización patronal de camioneros. La idea, que es parte del programa de Gabriel Boric y apunta también a impulsar el uso de energías limpias y reducir  las más contaminantes, ha sido acusada de “competencia desleal” por este gremio que pone el lucro por encima del bien común y de cualquier cambio que apunte una merma de sus privilegios. En su peculiar razonamiento, para este dirigente el estado no puede intervenir en el transporte porque esa actividad y otras son de exclusiva competencia del mercado. Bajo esta argumentación, el estado tampoco debería invertir en educación, en salud, en instalar semáforos porque interviene en un espacio exclusivo del mercado.

 

El razonamiento del representante de los camioneros parece una interpretación extrema y delirante de la teoría neoliberal, pero en su núcleo encierra las bases de la política económica de los últimos cincuenta años: el Estado no tiene nada que hacer en el mercado porque, además de estorbar por su ineficiencia, está en una zona propia y natural de los privados. Esta idea, inoculada en Chile durante la dictadura por los discípulos de Milton Friedman, ha sido por décadas la piedra angular y credo de los empresarios, desde aquellos que cotizan en la Bolsa de Santiago hasta vendedores de todos los tamaños.

 

Este discurso, que han repetido todos los gobiernos de los últimos cincuenta años, es falso. Son más palabras que realidades. Cuando desde esos gremios denuncian la intervención del estado en la producción y los servicios, se olvidan que viven del Estado. El sector de los transportistas, como otros más, se beneficia de los enormes subsidios fiscales en el petróleo, el combustible, como bien se sabe, más contaminante. Este razonamiento, no poco sesgado y oportunista que deriva finalmente del lugar de poder que se ocupa en la sociedad, es el pensamiento neoliberal, que es hegemónico en todas las elites. Para comprobarlo, está la historia política y económica de las últimas décadas, la exposición a los medios de comunicación en todas sus variantes y la acción de las instituciones públicas y para qué decir privadas, comenzando por el Banco Central y seguida muy de cerca por la Comisión para el Mercado Financiero, el mismo Congreso o las universidades. El pensamiento neoliberal cruza por su comodidad y privilegios a todas las elites y sus instituciones.

 

Esta breve descripción del estado de las cosas en el pensamiento hegemónico es para explicar que las advertencias del gremio camionero no son frases destempladas. Tienen el apoyo de la oligarquía y otras elites pero en especial del mismo estado chileno que comparte el ideario neoliberal. Gabriel Boric respondió sin dudar por twitter a esas palabras amenazantes. Bien estuvo. Fin al subsidio al diesel y extensión de los ferrocarriles, que el país tanto lo requiere, dijo.

 

La postura matonesca de los camioneros, con un prontuario que data del año 1972, podría servir como una respuesta anticipada a las propuestas de cambios de un eventual gobierno de Gabriel Boric aunque el candidato no pretenda estatizar ni expropiar sino simplemente resolver algunos problemas urgentes.

 

Avanzar en ese proceso será una gran tarea. No solo será resistir a la presión de estos y otros gremios que defenderán con fuerza sus privilegios, sino deberá poner en marcha una lucha hegemónica. Sin este empuje, cualquier cambio será imposible. Apruebo Dignidad tendrá que establecer los ejes para una nueva formación social hegemónica, como sugieren algunos autores como, entre otros, Chantal Mouffe. Algo de esto hemos visto en la campaña de la segunda vuelta, pero será necesario reforzar todos aquellos valores tan propios de cualquier verdadera democracia, partiendo por el bien común e igualdad de derechos, pero con posibilidad de extenderlos hacia la apropiación popular de medios de producción y soberanía popular.

 

Todo aquello no está perdido. Ha permanecido bajo el peso del orden neoliberal.  Es el espíritu que surgió desde el 18 de octubre y que ha dado vida a la Convención Constitucional. Sin esta mística inicial que tendrá que derivar en otro orden hegemónico no será posible empujar el proceso de cambios, que sin duda será desde el inicio difícil y lleno de obstáculos. Esta estrategia de transformaciones, que debe abrirse camino junto a la construcción de una voluntad colectiva, tiene en estos momentos un gran aliado, que es la Convención Constitucional. El nuevo gobierno junto a la CC debiera impulsar junto con la voluntad colectiva los cambios, que irán desde los más básicos, como fin a los subsidios mencionados, hasta apuntar al nuevo orden que determine la Convención Constitucional.

 

El 19 de diciembre veremos si este proceso tendrá vida.

 

Por Paul Walder

 

Periodista

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  1. Nancy Echague S. says:

    El poder que adquirieron los camioneros durante los años de dictadura civico militar y luego de terminada esta , en la practica los coloca como un nuevo poder dentro del estado , pero de caracter gansteril -mafioso .
    Con descaro y usando la amenaza como argumento , nos han notificado que ,sin importar los intereses y necesidades de la inmensa mayoria de los habitantes de nuestro pais , ELLOS son los unicos que tiene el DERECHO a seguir haciendo uso y abuso practicamente sin control del transporte terreste, usando en su beneficio todas las ventajas del estado ,incluidos privilegios desmesurados e irritantes para la inmensa mayoria del pais.
    ¡QUE PATRIOTAS! Una vez mas se revelan en todo su esplendor chantajista y criminal. Ellos son parte en aquel puñado de abusadores que no tienen
    otro norte que la ambicion desmedida y la codicia sin fondo , sin importarles la sociedad y el pais.
    El camino que viene es duro …pero debemos hacerlo .

  2. KuKluxKast ya fué a USA a preparar el futuro esplendor de los usurpadores, colusionistas, corredores de la bolsa, economicistas neoliberales seguidores
    del delincuente Parisi y otras yerbas en contacto con el Estado Yanqui.

  3. Patricio Serendero says:

    Nada más bien dicho. Los camioneros, como el resto del empresariado chileno no cree en el mercado normal por darle un nombre, ese que existe desde los tiempos de la simple troca de productos. Aquel de las ferias de vegetales en cada barrio por ejemplo o el de los mercados centrales,etc. Ellos creen en mercados con muy poca o si posible ninguna competencia caracterizados además por la colusión de precios como lo hacen en Chile todas las grandes empresas, o el manipuleo de contabilidades y tasas de interés bancario como el HSCB, los carteles como aquel del petróleo, o la distribución de mercados por región como lo hacían las fábricas de automóviles de EEUU en A. Latina, etc. etc. Mire por ejemplo cuantas marcas de celulares existen en el mundo y cuales son omnipresentes. Son dos o tres. Cada vez que esta gente habla de que la izquierda quiere acabar con «el mercado» dice una mentira como a las que nos tiene acostrumbrado Kast. Mercado existirá siempre. Pretendemos sí acabar con el tipo de mercado como ellos lo entienden que es algo muy distinto. Y por eso que los camioneros se indignan, sediciosos por la posición estratégica de poder que ocupan en la distribución de productos. Se les acabará su mercado protegido y subsidiado por el Estado, como ocurre con todas las empresas, las que curiosamente reclaman siempre para tener menos Estado. Se refieren en verdad a tener el Estado solo para ellas. Los camioneros bien pueden intentar otro para final para terminar con el Gobierno de Boric, asociados en el contubernio con todo el resto del empresariado golpista. A prepararse!

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