Salvador Allende en Argelia:»Protesté en nombre de las naciones pequeñas contra el comportamiento de los fuertes que estrangulan las economías del tercer mundo»
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Salvador Allende fue el primer presidente de Chile que visitó Argelia (y hasta ahora el único).
Comparto la transcripción íntegra de un discurso prácticamente desconocido del presidente Salvador Allende pronunciado ante el presidente argelino Houari Boumédiène en la ciudad de Argel la noche del 5 de diciembre de 1972.
En su intervención, Allende destaca la amistad forjada entre los pueblos de Chile y Argelia y expone con claridad y fuerza su visión internacionalista, anticolonialista, antiimperialista y No alineada como parte del combate de los pueblos del tercer mundo para construir unidad e integración para un nuevo orden mundial. El discurso y los antecedentes de su visita se encuentran publicados en nuestro libro «Chile-Argelia:Una historia de mutua solidaridad que resistió el paso del tiempo» (1954-2021) publicado en el mes de noviembre por Ediciones de la Radio Universidad de Chile.
Esteban Silva Cuadra
30 de noviembre de 2021
INTERVENCIÓN DEL PRESIDENTE SALVADOR ALLENDE EN ENCUENTRO CON EL PRESIDENTE HOUARI BOUMEDIENE.
Argel, 5 de diciembre de 1972
Señor presidente,
Antes de llegar a territorio argelino para celebrar conversaciones con usted, tuve la satisfacción de alternar con los presidentes de las Repúblicas del Perú y de México, buenos amigos y resueltos defensores de los derechos de los pueblos del Tercer mundo.
Ayer expuse en el más importante foro mundial, la Asamblea General de la organización de las Naciones Unidas, los antecedentes de la agresión imperialista contra mi patria por empresas transnacionales y denuncié el bloqueo económico, dejando clara constancia de que existen acciones que nos afectan dentro de los organismos financieros multinacionales, con lo que se alteran los objetivos que justificaron su creación.
Expresé categóricamente que todo el conjunto de la agresión es consecuencia de la nefasta labor del imperialismo. Protesté en nombre de las naciones pequeñas contra el comportamiento de los fuertes que estrangulan las economías del conglomerado de Naciones del tercer mundo. Expuse que nuestro pueblo es respetuoso de los principios de autodeterminación y no intervención en asuntos internos de las naciones y que ama la paz. Pero que se siente obligado a repudiar las acciones agresivas de las empresas transnacionales e imperialistas.
Necesitamos laborar en paz porque tenemos una tarea importante que continuar, la que comenzó en el momento mismo en que los trabajadores conquistaron el gobierno en 1970.
Queremos que haya paz para los países árabes cuya lucha de liberación apoyamos. Por ese motivo, he reiterado en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas que se aplique la resolución 242 del Consejo de Seguridad y se reconozcan los derechos del pueblo palestino.
Deseamos que se imponga la paz en la península de Indochina para que las naciones agredidas puedan restañar sus heridas y desarrollar la existencia libre de agresiones o amenazas. El heroico pueblo vietnamita que lucha por su independencia una vez más, cuya acción heroica cuenta con la admiración de mi pueblo, merece la paz. La que llegará con la liberación y el fin de todo ataque en su contra.
Conocemos la generosidad del pueblo argelino y su resuelta adhesión a los principios de la solidaridad revolucionaria internacional que lo lleva a repudiar todos los atentados del imperialismo y a extender su apoyo a los otros pueblos que luchan contra los residuos del colonialismo. Que se mantienen en el período rasgos de crueldad que denuncia justamente en vuestra patria el heroico comandante Ernesto Che Guevara.
A los propósitos pacíficos sumamos nuestros deseos de extender la solidaridad a otros niveles. Consideramos básico estrechar relaciones en todos los campos entre las naciones del tercer mundo.
Con Argelia tenemos mucho que hacer con el desarrollo armónico y conjunto de las relaciones culturales, comerciales, económicas y políticas. La presencia aquí de la delegación que presido, señor presidente, es una prueba de nuestra decisión de estrechar los contactos políticos mantenidos en las excelentes relaciones diplomáticas, pero es obvio que ellos alcanzan un nivel superior cuando se plantea una relación más directa, más íntima, como la que hemos observado en las francas y fraternales conversaciones del día de hoy.
El incremento de nuestras relaciones económicas y comerciales entre nuestros dos países tiene un alcance más ambicioso que el que pueda determinar la ventaja de una satisfactoria operación. Aumentar el intercambio entre las naciones del Tercer Mundo significa robustecer posiciones de países preteridos por las naciones industrializadas.
No se trata sólo de observar una actitud defensiva ante la conducta de los países opulentos. Hay que desarrollar un comportamiento activo para que el tercer mundo conquiste las posiciones que se merece y creemos que una parte importante de la estrategia la cumple Argelia dentro de los países no alineados, los que cuentan con su positivo concurso.
Mi gobierno se esfuerza por desplegar un aporte a la consolidación de América Latina, como pueblo continente, consciente de que es otra forma de aunar voluntades, recursos y capacidades para la edificación de un orden mundial que considere la situación de las naciones en desarrollo no en términos estáticos sino dinámicos.
Son muchos los puntos que concitan la unidad de intereses de Argelia y Chile. Todo indica que está viva la comunión entre ambos países y corresponde a una decisión nuestra intensificarla. Chile está resuelto a estrechar relaciones con vuestro pueblo y su gobierno, señor presidente.
Argelia, que baña parte de su territorio con las bellas aguas del mar Mediterráneo, es lugar de encuentro de diversas civilizaciones que contribuyeron a formar la base de un pueblo que, en la vida contemporánea, ha entregado un aporte considerable a la fe de los revolucionarios.
Los pueblos del mundo tienen que agradecer al argelino la contribución que hizo con su lucha liberadora, al fortalecimiento de la confianza en la capacidad de la mujer para decidir su destino. No sólo reconocemos el aporte que hizo en el pasado; en el presente acogemos con satisfacción su ayuda a la gran empresa de fortalecer el tercer mundo para que las naciones que lo integran obtengan más derechos dentro de la comunidad internacional.
Señor presidente,
Agradezco en nombre de la delegación que presido las deferentes atenciones, que de usted, sus colaboradores y el afecto del pueblo hemos recibido.
Son horas breves, pero son muy intensas, por lo que representa la lucha de su pueblo y su lucha, señor presidente. Sólo quiero decirle que anhelamos que en mi patria, que quiere a Argelia como hermana revolucionaria, usted pueda convivir con mi pueblo horas más largas para poder evidenciarle de qué manera sentimos a Argelia en su pasado de lucha, en su presente de construcción, en su futuro de país plenamente independiente en lo económico y dueño de su propio destino. Muchas gracias”.[1]
[1] Intervención del presidente de Chile, Dr. Salvador Allende Gossens, en la cena brindada por el presidente de Argelia, Houari Boumédiène al presidente Allende y a su comitiva en el marco de su visita de Estado en Argelia. Ciudad de Argel, Argelia, 5 de diciembre de 1972. Transcrito del archivo de la grabación fílmica de su discurso efectuada por la Radio difusión-televisión argelina (RTA).