Columnistas

La elección presidencial y la Operación Cóndor

En la década de los años setenta, una jauría de criminales controlaba gran parte del Cono Sur de nuestra América Latina. Se le conoce como Operación o Plan Cóndor, puesta en marcha por las dictaduras de Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia.

Se coordinaron para perseguir a los militantes de la izquierda activa. Compartían información para vigilar, perseguir y hacer desaparecer a los resistentes a las tiranías, en sitios clandestinos, centros de torturas y exterminio.

En Argentina y en Chile se han realizado juicios por delitos de lesa humanidad y de asociación ilícita trasnacional, por el secuestro y asesinato de nuestros compañeros. Varios genocidas han sido condenados en ambos países.

 

El 3 de abril de 1976 fueron secuestrados en Mendoza Juan Hernández Zazpe, presidente de la Federación de Estudiantes Industriales y Técnicos de Chile (FEITECH), Luis Muñoz Velásquez, quien en 1968 fue presidente del Centro de Alumnos del Liceo Consolidada de Puente Alto y en 1971 candidato a Regidor por San Bernardo y Manuel Tamayo Martínez, ex dirigente estudiantil, alumno de Sociología e Ingeniería de la Universidad de Concepción. Los tres jóvenes militaban en el socialismo clandestino.

Los represores los llevaron al regimiento Maipo de Mendoza. Fue el comienzo de innombrables tormentos. Esa noche los trasladaron a Chile por el Paso Fronterizo Los Libertadores y los entregaron al campo de torturas Cuatro Álamos. En la mañana siguiente fueron trasladados a Villa Grimaldi, último lugar vistos con vida, desde donde la DINA los hizo desaparecer.




La actual propuesta de José Kast, candidato presidencial de la extrema derecha busca reeditar y revivir los peores momentos de la sanguinaria represión que se abatió sobre el pueblo de Chile. Una actualizada Operación Cóndor.

El pueblo y la izquierda se encuentran amenazados por su propuesta. Al ver, su programa (apartado 33, página 27), titulado “Coordinación Internacional Anti-Radicales de Izquierda”, se lee: “Nos coordinaremos con otros gobiernos latinoamericanos para identificar, detener y juzgar agitadores radicalizados”. Eso es, reeditar la Operación Cóndor, que fue la coordinación de los aparatos represivos y criminales de los gobiernos dictatoriales de nuestro Continente.

 

Las víctimas y familiares del terrorismo de Estado, no podemos ser mansos espectadores de esta amenaza. El fascista no puede ser presidente para convertir nuestro país en un lugar de oprobio.

 

Por Ricardo Klapp Santa Cruz

 



El Clarín de Chile

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