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«Hoy la constituyente está en riesgo», advierte cientista político Juan Pablo Luna

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La segunda vuelta presidencial en Chile entre José Antonio Kast y Gabriel Boric será “pareja”, opina Juan Pablo Luna, doctor en Ciencia Política y profesor en la Universidad Católica de Chile. A pesar de esa paridad, Luna piensa que por ahora el candidato de extrema derecha tiene más chances de ganar y convertirse en presidente. “El tema es cuánto movilizás y quién termina yendo a votar”, explicó. “Los comandos de campaña están medio perdidos para dónde ir y recomponer fuerzas para la segunda vuelta”, comentó.

Nacido en Uruguay, Luna es PhD en Ciencia Política en la Universidad de Carolina del Norte, investigador asociado del Instituto Milenio Fundamento de los Datos e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES. Especializado en el estudio de los sistemas de partidos y los efectos políticos de la desigualdad, es autor del libro «Representación segmentada: las estrategias de los partidos políticos en las democracias desiguales» (Oxford University Press 2014), entre otros .

Luna advierte que el grupo de apoyo “chico” que tiene Kast es “de temer”. “Acá hay un gran fracaso de sectores liberales de construir una derecha moderada y moderna, no autoritaria”, planteó en una entrevista con la Agencia Regional de Noticias (ARN).

Con la elección de este domingo, Luna también señaló que se confirmó un “sentimiento” de un grupo de gente que dijo “paren un poquito la máquina” y pidió con su voto que los políticos se preocupen por temas cotidianos como la “seguridad, la migración, la economía y la inflación”. Un triunfo de Kast, agregó, vislumbraría un escenario de “confrontación” con la Constituyente.




-¿Qué primera evaluación hace sobre los resultados del domingo? ¿Hubo sorpresas? Las encuestas habían manejado que Kast y Boric pasaban a la segunda vuelta.

-Lo que sorprende de alguna manera es que las encuestas estaban bien, porque venían de errarle bastante. Y lo que estaban prediciendo era contraintuitivo para alguna gente, sobre todo la subida de (Franco) Parisi, que terminó siendo real. Había gente en los comandos que decía que esto era un bluff y que las encuestas le estaban errando.

En ese sentido, no sorprende mucho; desde hace dos o tres meses empezó a surgir con fuerza un sentimiento de “paren un poquito la máquina, se está moviendo demasiado la cosa”, como una coalición de orden anclada en preocupaciones cotidianas: seguridad, migración, economía, inflación. De alguna manera es como un parate al proceso de cambio que Chile había iniciado con el estallido y después con la constituyente. A partir de eso gana tracción Kast.

Lo otro importante de los resultados del domingo es que los cuatro candidatos con más votación vienen de fuera de los partidos tradicionales. Incluso Sichel, que era el representante del piñerismo, gana la primaria contra todo pronóstico y por fuera de las estructuras partidarias. Recién en quinto lugar aparece alguien de un partido tradicional, Provoste (Democracia Cristiana).

Entonces hay una forma de mirarlo que es más una coalición de frenazo y retroceso, pero al mismo tiempo hay un fuerte componente antisistema que es como el mínimo común denominador de esas cosas que parecen tan diferentes desde afuera.

Eso te pone condiciones medio jabonosas para pensar estrategias de segunda vuelta. ¿Cuánto le aporta el apoyo del Partido Socialista (PS) o de la Democracia Cristiana (DC) a la candidatura de Boric?, ¿cuánto le aporta o perjudica a Kast el correrse un poco al centro con los partidos de la centroderecha? Ambos lo tienen que hacer por razones de gobernabilidad si son electos, porque salieron razonablemente bien en la parlamentaria, pero en términos de adhesión ciudadana hay un riesgo ahí.

También hay una gran incógnita en términos de salir a buscar el voto de Parisi, que diría que es un voto antisistema de clase media, media baja, hecha a sí mismo, muy asociada al consumo, un nuevo rico de clase media, muy aspiracional, que tiene un componente antisistema. Es algo así como “yo construí todo esto en contra de la política y de los políticos”, y por tanto es un voto que no le es cercano a ninguna de las dos coaliciones, ni a Kast ni a Boric. Creo que es menos kastista de lo que se piensa, pero no es seguro que termine votando en segunda vuelta. Diría que los comandos están medio perdidos para dónde ir y recomponer fuerzas para la segunda vuelta.

Juan Pablo Luna

-No es tan fácil entonces sumar los bloques. Como estos son de izquierda van con Boric y como estos son de derecha van con Kast.

-Eso funciona a nivel de élites pero tiene muy poca tracción a nivel territorial y ciudadano.

-Vinculado a eso, ¿qué hizo el votante de Parisi en la segunda vuelta de 2013?

-Se quedó en la casa. No fue a votar. Y de hecho las encuestas que hay respecto a preferencia de segunda vuelta del voto de Parisi es algo así como 25% Boric, 20% Kast, 25% que no va a votar y una cantidad de no sabe.

Si vos le preguntás al voto Parisi alineación izquierda- derecha: 80% dice que no está alineado, la gran mayoría no tiene afiliación partidaria ninguna o está afiliado pero está más cercano a la izquierda.

-¿El votante de Sichel sí es más presumible que se traslade a Kast?

Acá hay un gran fracaso de sectores liberales de derecha de construir una derecha moderada y moderna, no autoritaria, mucho más abierta en el tema de los valores. Mi apuesta naif era que Kast podía quebrar a la derecha, en el sentido que los más duros se iban a ir con su candidatura pero la derecha moderada iba a tratar de, perdiendo a corto plazo, construir una derecha de centro, más liberal y usar la «oposición» con Kast para esa derecha democrática. Mi impresión es que están convergiendo rapidísimo con Kast, y que la cercanía al poder puede más.

-La salida inmediata de Sichel diciendo que no iba a votar a Boric, que no votaría a la izquierda, marcó una línea también.

-Además, subiéndose a esto de asociar a Boric con la violencia, con el comunismo, la misma línea de ataque de Kast. El discurso de Sichel del domingo deja claro que hay que abrir una negociación con Kast y listo.

-¿Y cómo evalúa la salida de Provoste? ¿Se esperaba un apoyo más contundente a Boric?

-Ahí hay pasadas de cuenta, porque parte del Partido Socialista (PS) ya estaba con Boric en primera vuelta. Ayer rápidamente el PS abandona a Provoste simbólicamente y dice «nosotros estamos del lado de Boric», y me parece que ahí quedó también cierto resquemor por parte de la DC, ya que luego de que ganan la primaria a (la socialista) Paula Narváez, ella nunca sale a apoyar a Provoste y ambienta esta fuga prematura de votos desde la Concertación a Apruebo Dignidad. Creo que viene por ahí. Es una muy mala declaración de Provoste, le hace muy mal a la DC y a su figura, pero opera desde esa lógica, una lógica más de resentimiento por temas de campaña.

-¿Cómo impacta este resultado en el proceso constituyente? En aquel momento se interpretó ese proceso como un giro a la izquierda en la sociedad chilena, pero este domingo se vio otro resultado.

-Lo que tenés es una alternancia entre distintos tipos de liderazgo antisistema más que izquierda-derecha. Creo que la lógica de adhesión ciudadana tiene que ver con climas de opinión donde prosperan o colapsan coaliciones alternativas al sistema tradicional. En ese sentido, lo que tenés configurado si llega a ganar Kast, que para mí es lo más probable, es un escenario de confrontación con la Convención Constitucional. Hay que ver el timing de cómo le va en los primeros meses de gobierno a Kast, que va a ser un gobierno duro en términos económicos, de agenda legislativa, va a tener una oposición fuerte. Creo que no es descartable hoy algo que era razonablemente poco probable hace unos meses que es el voto de rechazo a la propuesta de Constitución.

Estos son señales de alerta para la Convención Constitucional de que hay que bajar ciertos excesos retóricos, moderar ciertas propuestas maximalistas, para tratar de hacer viable la nueva constitución, que es donde realmente se juega parte del futuro del país. No solo ni tal vez principalmente, pero hoy la constituyente está en riesgo.

-¿Es viable pensar en esa moderación, teniendo en cuenta el perfil de los constituyentes?

-El pívot de la constituyente hoy lo tienen el Frente Amplio y el Partido Socialista, y mi impresión es que en la convención, por eso yo apostaba a un quiebre para segunda vuelta, se da un quiebre en la derecha que primero estaba como abroquelada y una izquierda moderada se abre a procesar cambios, sale de esa posición de rechazo más visceral. Entre el Frente Amplio, el colectivo socialista, independientes no neutrales y algunos personeros de la derecha democrática hay un proyecto más o menos en común y la posibilidad de sacarlo adelante en la convención, de alguna manera excluyendo a la izquierda más identitaria y la ex Lista del Pueblo y excluyendo a la derecha más recalcitrante.

Sobre todo es bajar los niveles de estridencia de la discusión pública en la constituyente que es lo que tiene un poco cansada a la gente.

¿Qué puede pasar a partir del 11 de marzo en términos de gobernabilidad y negociación? Ni Boric ni Kast tendrán un gran peso en el parlamento

-Tenés un congreso más fragmentado, polarizado y con menos experiencia legislativa que cualquier congreso que hayas tenido en Chile desde el retorno de la democracia. Cualquiera que gane va a tener minoría. Eso les da un motivo para moderarse de cara a la segunda vuelta. Gran parte de las propuestas que uno y otro tenían no se va a poder hacer por lo menos en el contacto del juego democrático. Tengo ciertas dudas respecto a Kast sobre cuánto juega dentro de las reglas y cuánto desborda las reglas. Pero en un contexto institucional, tenés un sistema trabado, Piñera ya lo tuvo, pero está en una situación más fácil para conseguir ciertos consensos de la que va a tener el próximo presidente, cualquiera sea.

-¿Cómo imagina la campaña de Boric, más hacia el centro o más de izquierda?

-No tengo claro todavía la estrategia, creo que claramente lo único que puede hacer hoy es moverse hacia el centro, sea lo que sea que es el centro, y no lo pienso tanto como institucionalidad partidaria, porque esos son algunos militantes de cuadros para el gobierno que, para ponerlo en simple, cuestan mucho más de lo que valen en términos electorales. Porque la gente no los quiere, y eventualmente te traés 10 votos y perdés 20.

Lo que debería intentar es movilizar a todo el mundo democrático en contra de una amenaza que puede derivar en un Bolsonaro, en un Trump, una cuestión así. Ante eso creo que es el mejor antídoto para esta línea de ataque que Kast ya desarrolló diciendo “esto es libertad versus comunismo”.

El punto es cuánto pierde por izquierda con ese giro y cuánto el miedo a Kast y al autoritarismo hace que gente de una izquierda más identitaria y más radical, vaya con la nariz tapada a votar a Boric en la segunda vuelta.

Siendo una votación voluntaria requerís una estrategia de movilización electoral y esa estrategia en Chile los partidos no son capaces de hacerla por sí mismo, no tienen estructura territorial. Los partidos en Chile piensan que esto solo se gana por aire, y Parisi logró un 13% solo por aire y fuera de Chile. Pero tenés que llevar una cantidad de gente a votar que no está votando si se piensa dar vuelta esto. No hay músculo ni estructura organizacional para mover ese aparato, no hay aparato.

La mejor imagen para transmitir esto es: el sistema chileno es una lechuga hidropónica, la ves ahí arriba, la vas a agarrar y está en el aire, está en el agua, y hoy tiene la mitad de las hojas quemadas.

-Esta dificultad que plantea de llevar la gente a votar por ejemplo, pero en la previa se hablaba de que eran las elecciones más importantes de la democracia pero la participación no supera de vuelta el 50%. ¿Cómo se explica eso?

-Este cuento de que es la elección más importante, es algo que se cuenta la élite y los medios. Puede ser importante en función de quién termine saliendo y lo desquiciado que sea, pero para la vida de la gente la gente no lo considera importante. La gente está desconfiada del sistema político y de la política. Si fuera una elección realmente importante tal vez moverías un poco más del 48%, de la gente que salió a votar. Ahí hay como un cuento que el sistema se cuenta a sí mismo.

Lo mismo respecto a la polarización. Tenés climas de opinión pública que son sobreinterpretados por un sistema político que no tiene estos vasos comunicantes con la sociedad y que eventualmente cristalizan en un resultado electoral pero que es evanescente, se te diluye a los tres días.

Me da la impresión de que a los dos o tres meses de gobierno Kast va a estar en un lío enorme. Lo mismo si fuera Boric. Parte de lo que no se entiende bien en Chile es que pensamos que esta elección viene a resolver problemas de representatividad y legitimidad, pero en realidad es un síntoma de esos problemas, no es la vía de solución. Lo que tenés son estos vaivenes que duran poco. Es medio peruana la situación, en estos giros de la opinión pública. Nadie quiere a nadie.

-¿En la campaña de Boric no faltaron temas como la seguridad, algunas certezas económicas?

-Sin dudas. El problema es este enamoramiento con la generación de 2011, la generación de los estudiantes y la dificultad de hablarle a las necesidades concretas de la gente. Ahí está el tema inseguridad, de la inflación, los migrantes, que son problemas enormes hoy para Chile y sobre los cuales esta izquierda, y tampoco la otra, tiene mucho reflexionado. En parte esto tiene que ver con que es una izquierda fuertemente elitista, es un recambio generacional, pero sigue siendo una izquierda muy elitista, poco conectada con el Chile profundo y, en ese sentido, es vista por los sectores medios y populares con resentimiento, para ellos son los hijos de la élite «que vienen a hacer lío en nombre nuestro». Eso es un problema.

-¿Qué pasa con el mundo empresarial más cercano a Piñera? ¿Cómo ven a Kast?

-La derecha empresarial es super pragmática. Salvo excepciones muy puntuales ha estado abroquelada en contra del proceso de cambio y no quiere entender su rol en el descontento y en los problemas que tiene Chile en términos sociales, e incluso económicos.

Viven con la utopía del regreso al 17 de octubre de 2019 (previo al estallido social). Kast les promete eso. Va a incendiar el país, pero esa es la promesa de Kast y la élite económica chilena es particularmente poco sofisticada en términos de entender que hay variedades de capitalismo, de que a veces es bueno tener sindicatos para conversar, es una élite muy bruta. Sacó muchísimo capital, retiraron utilidades como nunca, compraron dólares como nunca y hoy están más aliviados porque probablemente ven que acá hay una recomposición del modelo tradicional.

Lo otro es que el 50/50 del Senado te bloquea toda posibilidad de cambios radicales en el modelo. Eso tranquiliza mucho a los mercados. El punto es cuándo se te vuelven a desbordar las instituciones por la calle. En eso mi impresión es que ese desborde hoy se ve más lejano, no tanto porque hayan encontrado una solución sino porque la gente está cansada del quilombo. Son ciclos.

-Si gana Kast, ¿es viable pensar que él gobierne con partidos, como los que integran Chile Podemos+, o que sea algo más tipo Bolsonaro?

-Lo que veo con temor de Kast es que su grupo de apoyo chico es de temer. Algunos de los diputados electos, la gente que está desde el comienzo con Kast, es realmente de temer. Entonces el punto es cuánto logran los partidos más democráticos de la derecha disciplinar a Kast y a sus huestes y cuánto él logra correrlos hacia su lado. Esto va a depender de cómo él maneje los primeros meses de gobierno y las iniciativas que ponga sobre la mesa. Si pone iniciativas suficientemente duras se le va a complicar el gobierno. Uno de los problemas que tiene la derecha para gobernar es que el costo de oportunidad para estar allí en Chile es altísimo, todos ganan más en la empresa privada, pero igual hay mucho militante que puede eventualmente querer seguir en el gobierno de Kast y disciplinarse. Es una pregunta abierta. Realmente no sé. Hay que entender que esta candidatura hace dos meses se pensaba para un 5% o 10% testimonial. Esta candidatura era Parisi.

-Respecto a la izquierda, el FA y los socialistas vienen actuando bastante en conjunto en la constituyente ¿Se está configurando ahí una etapa de unidad de izquierda, como de una etapa postConcertación?

-El sueño húmedo del FA es quebrar a la Concertación y fue lo que se intentó hacer en las primarias, trayéndose al PS. Ahí hay también una oposición tradicional entre la DC y el Partido Comunista. En este contexto es posible que se fragüe una nueva izquierda sin la DC o intentando excluir a la DC, que también con el discurso de Provoste de ayer se autoexcluye. Puede haber una reconfiguración de las fuerzas de izquierda y tal vez sea más fácil hacerla desde la oposición a Kast que desde el gobierno.

-¿Cómo evalúa la participación? Votó menos del 50% de los habilitados y en el congreso está en estudio reinstalar el voto obligatorio.

-Eso va a volver, sea vía el congreso o sea vía la constituyente y eso te cambia de nuevo el panorama, es una incógnita enorme qué va a pasar. El tema es que si vuelve con sanciones suficientes como para que la gente sienta la obligación, porque creo que parte del juego es hacerlo con sanciones más bien simbólicas que hagan que la gente se vuelque a votar. Me parece que esa es la tentación del sistema.

-Las encuestadoras hicieron alguna proyección de segunda vuelta entre Boric y Kast y no era claro que ganara Kast.

-Es una segunda vuelta pareja. El tema es cuánto movilizás y quién termina yendo a votar.

-¿Esto que ha sucedido es como el “impulso y su freno”? ¿Se alborotó demasiado el escenario de cambio y la gente mandó a parar?

-Es el bonapartismo también. Todo proceso de este tipo tiene su contra y se comprimió más rápido que lo que se esperaba. Hay una coalición pro orden clarita. Tiene un mensaje claro, políticas aterrizadas, concretas, que le mientas igual, no importa, y la esperanza, el arbolito, toda esa cuestión es esotérica.

Fuente: Página12



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