Educación Emocional la tarea pendiente de los presidenciales
Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 43 segundos
La elección del próximo domingo es una de las más trascendentales en las últimas décadas, pero cuando revisamos qué rol juega la educación en las propuestas de cada uno de los candidatos presidenciales, nos damos cuenta que está lejos de ser uno de los principales tópicos en el debate, siendo este el motivo por el cual como Fundación Liderazgo Chile consideramos relevante reposicionar a la educación y más aún, a la educación emocional, como un tema central a ser incorporado en el programa de gobierno del próximo presidente de la nación.
Hoy más que nunca necesitamos sentirnos protegidos, considerados y cuidados por un estado garante, pero con un sistema educacional como el actual en el que sólo se consideran las competencias académicas y los logros vinculados a ellas, dejando de lado de esta forma un aspecto tan trascendental del ser humano como lo es el sentir, es inviable otorgarle esta sensación de seguridad a los niños, niñas y adolescentes que hoy forman parte de nuestro sistema educativo.
Resulta indiscutible entonces la necesidad de incluir con urgencia la educación emocional como una nueva competencia genérica para el curriculum educativo nacional, ya sea mediante la vía legal o a través de programas, los cuales sean fácilmente ejecutables en el corto plazo y de manera transversal en los diversos niveles, modalidades y establecimientos educacionales, permitiendo con ello trabajar la emocionalidad de los niños, niñas y adolescentes a lo largo de su trayectoria como educandos y de su transformación como ciudadanos.
Para la consecución de este proceso será fundamental enseñarles a nuestros educandos una serie de competencias genéricas (conciencia, regulación y autonomía emocional, además de habilidades sociales y de bienestar), al igual que como se hace con las competencias disciplinarias desarrolladas en las bases curriculares a través de los objetivos de aprendizajes; desarrollo que generará un engranaje que nos permitirá entregarle a los estudiantes las herramientas necesarias para promover su bienestar emocional y cambiar el paradigma actitudinal frente al proceso de enseñanza y aprendizaje.
Asimismo, es necesario contar un Plan Nacional de Competencias de Educación Emocional que se incorpore a la línea de trabajo de la Agencia de Calidad de la Educación, y el cual cuente con altos estándares de calidad, se implemente en toda la comunidad educativa (estudiantes, docentes, asistentes de la educación y apoderados), y sea medible dentro del SIMCE y no por separado.
El escenario actual del país nos impulsa a hacernos cargos de las deficiencias de nuestro sistema educativo, no podemos educar a los adultos del mañana con las mismas lógicas del ayer. La sociedad ha modificado el sentido de aprender, la educación se inicia y termina en la persona y esta se manifiesta, construye y transforma desde el sentir, se acciona desde las emociones, y por ello la educación emocional resulta primordial para transformar a una persona y lograr su bienestar personal y social. Esperamos que el próximo presidente, tome en cuenta estas propuestas y que todos juntos podamos construir una mejor sociedad.
Arnaldo Canales
Director Ejecutivo
Fundación Liderazgo Chile