A boca de urna y mientras los chilenos tratan de evitar nuevos contagios a causa de la tercera ola de la pandemia del covid, hay quienes intentan soslayadamente transmitir a la sociedad otro virus tan dañino y tan letal como es el neofascismo que ha asomado en la contienda presidencial contra la voluntad del pueblo.

La ciudadanía tiene muy claro que las elecciones de este domingo se efectuaran en Chile, no en Cuba, no en Venezuela ni tampoco en Nicaragua, aunque no faltan los que con segundas intenciones tratan de cambiar el foco de un país a otro en su objetivo de confundir y ocasionar conflictos artificiales al pacto Apruebo Dignidad que aparece con la primera opción de quedarse con la victoria.

Chile ya conoció el fascismo depredador cuando no era posible hacer uso de antídotos: otro régimen de este tipo significaría retrotraer al país al oscurantismo de la dictadura, en que no había democracia sino autoritarismo, no se permitían disidencias ni protestas sociales y los derechos humanos, al igual que innumerables compatriotas, simplemente desaparecieron.

Aun con las encuestas desprestigiadas y carentes de credibilidad, el avance de Kast es alarmante para el mundo democrático. Ello no es por méritos propios sino por el descuelgue de parlamentarios y militantes de partidos de derecha que se pasaron de una vereda a otra abandonando a Sichel, el que se desinfló en el curso de la campaña.

Un candidato que anuncia que de llegar a La Moneda va a continuar reduciendo al Estado – en favor del mercado – difícilmente contará con apoyo popular ni gobernabilidad. Más aún si proyecta el despido de miles de funcionarios fiscales y el cierre de ministerios como el de la Mujer, cuya creación consiguieron las movilizaciones feministas.




Para Kast no soplan los aires refundacionales que hoy alientan a mucha gente.  En su eventual gobierno se descarta un impuesto a los superricos porque no le importa la irritante desigualdad, sino que por el contrario habría una fuerte disminución tributaria para las grandes empresas, esto es, los grandes capitales.

En momentos en que se redacta una nueva Constitución es un bochorno para la democracia que en el voto figure un adorador del pinochetismo, más aún con posibilidades de pasar a la vuelta decisiva. Se trata de alguien sin cercanía alguna con el pueblo, la clase trabajadora ni los movimientos sociales que aspiran a otro Chile, opuesto a la dictadura y lejos de los 30 años de gobiernos civiles pero neoliberales.

Este segundo Bolsonaro se muestra impasible ante el genocidio perpetrado bajo terrorismo de Estado. En el caso de su amigo Krassnoff Marchenko, oficial de ejercito encarcelado por mas de 500 causas por asesinatos, desapariciones y torturas, dice que “probablemente los tribunales se hayan equivocado” …

Algunos sondeos de opinión pública – cuestionados por sus gruesos errores anteriores y su deficiente metodología – señalan que el representante de la ultra derecha habría dado alcance y aun sobrepasado al abanderado del Frente Amplio, Gabriel Boric, diputado que ganó las primarias de la Izquierda a mediados de año y que es respaldado por el Partido Comunista. Esos sondeos anticipan la realización de una segunda vuelta en diciembre.

En definitiva, la elección seria entre el proyecto de transformaciones que encarna Boric, ideológicamente y generacionalmente, y otro que resiste y teme a esos cambios encabezado por Kast y su sello reaccionario. Este ultimo funado en cualquier lugar donde haya jóvenes, no entiende el Chile nuevo que se está escribiendo en estos días.

El alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, líder del colectivo “Territorios en Red” viene de anunciar que votará por Boric, otorgándole un significativo apoyo. Lo hizo superando sus diferencias políticas y confiando en que podrá contener el peligro que significa la candidatura de la extrema derecha.

Las cartas están echadas y solo cabe esperar un triunfo popular sobre la base de un proyecto transformador que apunte con decisión hacia el futuro y que – actualizado al siglo XXI – retome el programa de cambios radicales que quedó inconcluso en septiembre de 1973. El pueblo vigilante y la memoria siempre activa saben que, ante cualquier rebrote fascista, mortífero para la población, la mejor respuesta es la democracia ejercida a plenitud.

 

 

Hugo Alcayaga Brisso
Valparaíso



El Clarín de Chile

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