Poder y Política

Fabiola, senadora del pueblo

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Aunque el mundo popular protagonista del estallido social y desligado de la casta política no lleva candidato en estas elecciones presidenciales, tiene una magnífica oportunidad de llegar al Senado de la República a través de una esforzada representante de la clase trabajadora, Fabiola Campillai, símbolo de las víctimas de la violencia de la fuerza bruta ordenada por el modelo neoliberal hacia las manifestaciones callejeras.

Ella es una figura emblemática de la violación de los derechos humanos por parte del actual gobierno empresarial: fue cegada por un proyectil disparado al rostro por agentes del Estado, en dos años no ha recibido ayuda o reparación gubernamental alguna y el oficial de Carabineros que la privó de la visión goza de impunidad, tranquilidad familiar y no está en la cárcel.

Son todas circunstancias agravantes de que dispone el sistema impuesto para humillar y amedrentar al pueblo, en un intento por invisibilizar su dolor y sus demandas que molestan a una sociedad injusta que viene desde la dictadura y que hasta ahora no ha intentado ser modificada o alterada.

La trabajadora Fabiola Campillai, casada y madre de tres hijos, largos años vecina de la población El Pino, de San Bernardo, postula como independiente a uno de los cinco cupos senatoriales de la Región Metropolitana, donde – lejos de los partidos – exhibe solo el apoyo de gente sencilla al enfrentar a competidores que cuentan con dinero y redes de influencias. Su campaña la inició con una emotiva “Carta al corazón de mi pueblo”.

A sus 37 años Fabiola está ciega desde noviembre de 2019, cuando mientras esperaba un bus de acercamiento a su trabajo como operaria de una fábrica, recibió en la cara una bomba lacrimógena lanzada desde un piquete policial que enfrentaba una movilización de pobladores en pleno estallido. El hechor, capitán de carabineros Patricio Maturana, “el matu”, permanece en prisión preventiva, no ha sido expulsado de la institución y solo se halla “apartado temporalmente” recibiendo sueldos y beneficios con puntualidad.

Ella ha sostenido reuniones con el general director de Carabineros, con el presidente de la Corte Suprema y el Fiscal Nacional, solicitando acelerar el proceso que se instruye. Todo lo que obtuvo fue el portazo que suele propinarse a las peticiones de los pobres.

Inicialmente la trabajadora y dueña de casa tuvo apoyo de la entonces existente Lista del Pueblo, del que se desmarcó al advertir los conflictos internos que le afectaban. En su campaña no ha pedido donaciones, carece del aporte de grandes capitales y mayoritariamente sus adherentes son organizaciones de derechos humanos y agrupaciones poblacionales y territoriales que le aseguran una alta votación.

Este 21 de noviembre Fabiola debe medir su fuerza electoral con connotados políticos de extensa trayectoria. Sin más armas que sus convicciones y su consecuencia de toda la vida, enfrentará a ex ministros de Estado, presidentes de partidos y actuales senadores y diputados que pretenden ampliar su carrera en la Cámara Alta, donde por lo general se traban los proyectos e iniciativas populares.

Seguramente en el Senado las intervenciones de esta víctima de la represión no serán los largos y tortuosos discursos que allí se escuchan con frecuencia, lo que desde ya será una novedad. Solo surge la certeza de que su voto será siempre a favor del pueblo, que está depositando en ella sus mejores expectativas para cambios que signifiquen más democracia, igualdad y dignidad.

En medio de su interminable pesadilla esta mujer ciega de por vida sabe que en estos comicios contará con el apoyo de la calle que protesta y las anchas alamedas que se disponen a expresarle su reconocimiento por su consecuente e incondicional identificación con su clase social, por la que despliega sus mayores esfuerzos.

El estallido desperdició la oportunidad de haber colocado el nombre de uno de los suyos en la papeleta presidencial, pero no puede también malograr el admirable coraje y la permanente búsqueda de justicia de Fabiola Campillai en su inédita postulación senatorial.

 

Por Hugo Alcayaga Brisso

Valparaíso

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  1. Es la que mejor representa el espíritu de la rebelión de octubre; y la aspiración por erradicar el «modelo chileno» y generar una real Asamblea Constituyente que pueda establecer una auténtica democracia basada en el gobierno de la mayoría popular, y no limitada por el veto de la minoría. ¡Vamos Fabiola!

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