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La grotesca mentira de los Ortega-Murillo

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Ortega está aislado. El nepotismo, la corrupción y los asesinatos masivos contra ciudadanos indefensos han borrado de una plumada el proyecto democrático y transformador, en favor de las mayorías, que imaginó Sandino y que intentaron impulsar sus seguidores en la gesta del 19 de julio de 1979. La elección del 7 de noviembre ha sido una grotesca mentira, una farsa inaceptable, que sólo acorta el camino para la expulsión de los Ortega Murillo del poder.

 

Las elecciones del domingo 7 de noviembre en Nicaragua le dieron el triunfo a la pareja Ortega-Murillo con un 75%. Una grotesca mentira, con elecciones realizadas en medio de un estado policial que ha acallado a la disidencia y cerrado todo espacio democrático No hubo competencia real y la clausura de los medios de comunicación independientes cerró la libertad de opinión.

Algunos meses previos al acto electoral, cinco candidatos presidenciales fueron apresados y permanecen en las celdas del complejo carcelario Evaristo Vásquez, conocido como “el nuevo Chipote”, y otras dos están bajo arresto domiciliario. Son parte de los 39 líderes y lideresas opositores, arrestados por el régimen, desde finales de mayo pasado y, en su mayoría, acusados de “traición a la patria”, basado en una sui generis “Ley de Soberanía”. Al mismo tiempo, el Consejo Supremo Electoral, controlado por el gobierno, canceló la personería del Partido de Restauración Democrática y de Ciudadanos por la Libertad. Ambos partidos eran los vehículos electorales que los principales grupos opositores —Coalición Nacional y Alianza Cívica— habían elegido para competir contra el régimen en estas elecciones. Posteriormente se agregó la anulación de la personería jurídica del Partido Conservador.

Así las cosas, Ortega, convertido en dictador, aceptó competir exclusivamente contra candidatos de cinco partidos políticos que le acomodaban. Según dos encuestas de la firma CID Gallup, elaboradas en septiembre y octubre, recién pasado, estos candidatos no superaban el 4%. También esas encuestas muestran que el Frente Sandinista (FSLN) cuenta apenas con una simpatía entre 8 a 9%, su nivel más bajo en los últimos treinta años.

¿Qué había pasado en Nicaragua?

En julio de 1979, después de 40 años de una dictadura oprobiosa, el pueblo nicaragüense terminaba con la dinastía de la familia Somoza. Una mayoría ciudadana abrumadora, encabezada por el FSLN, se rebelaba contra la expoliación económica, la represión política, la muerte y la tortura. La revolución popular sandinista no sólo abría un camino de esperanza para Nicaragua, sino se convertía en una referente de lucha, en los años 80, para América Latina, región oprimida por dictaduras militares oprobiosas.

El sandinismo fue un proceso político inédito en la historia política mundial, que le consagró un masivo apoyo internacional de gobiernos con variado signo político y de ciudadanos de distintos países. El FSLN no sólo había tenido éxito en derrocar al Somoza, sino también en defender el gobierno de la agresión norteamericana, negociar la paz y garantizar la alternancia democrática en favor de la oposición, representada por Violeta Chamorro a comienzo de los años 90.

Después de Violeta Chamorro y dos gobiernos de derecha, Daniel Ortega, a comienzos de 2007, accede a la Presidencia. Sorprendentemente, construye una sólida alianza con la Iglesia católica y el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), con el respaldo del FMI y el Banco Mundial. Recibe además el beneplácito de los Estados Unidos, a cambio de la garantía del control estricto del tráfico de droga, con una presencia activa de la DEA en territorio nicaragüense. Además, Ortega concretó un pacto ignominioso con el ex Presidente, el liberal somocista Arnoldo Alemán, que aseguraba un manto de protección a los robos de éste y, al mismo tiempo, garantizaba su apoyo a la gestión de Ortega. A partir de ese momento el FSLN y el Partido Liberal Constitucionalista se reparten las instituciones públicas, desde la Corte Suprema hasta el Consejo Electoral. Así las cosas, el nuevo gobierno alcanza un apoyo fáctico significativo, con un claro viraje hacia la derecha. Ello favoreció el enriquecimiento de la oligarquía tradicional, pero también el de una nueva burguesía: la burguesía orteguista.

Gracias al crecimiento económico y a las políticas sociales de corte asistencial, se avanzó en la reducción de la pobreza. A este propósito fue fundamental la ayuda venezolana, consecuencia de un ventajoso acuerdo petrolero, con dineros que nunca pasaron por el presupuesto de la nación y que fueron manejados directamente por la pareja presidencial y sus allegados. Fondos que sirvieron además para multiplicar los negocios de la familia presidencial, entre ellos la compra de canales de televisión, administrados por los hijos de Ortega. En las condiciones descritas, fue fácil para Ortega reelegirse en 2011 y luego en 2016 y, gracias a una reforma constitucional, iniciar su tercer mandato; esta vez acompañado en la Vicepresidencia por Rosario Murillo, su esposa. Todos los esfuerzos opositores por construir una alternativa han sido aplastados por Ortega y sus socios del somocista Partido Liberal Constitucionalista.

La crisis de 2018

En abril de 2018, una reforma a la seguridad social, rechazada por los trabajadores, hizo explotar el descontento acumulado. La insurgencia se extendió a demandas por la democratización, la salida de Ortega y el adelantamiento de las elecciones. Era la respuesta de los indignados frente al poder discrecional del gobierno y a su control del Parlamento, el aparato judicial y de las autoridades electorales. La policía, junto a bandas paramilitares, reprimió con inusitada violencia las protestas. Según organismos internacionales, el resultado fue brutal: 328 asesinados, 2.000 heridos, 100 mil ciudadanos exiliados y 150 presos políticos.  Fue la respuesta del régimen orteguista frente a las demandas ciudadanas contra la arbitrariedad, el robo y la corrupción.

Las banderas rojinegras, democráticas y revolucionarias del FSLN de los años 80, se habían arriado y los Ortega Murillo terminaban con la democracia en Nicaragua. Ello explica la oposición al gobierno de históricos sandinistas como Sergio Ramírez, el padre Cardenal, Mónica Baltodano, Dora María Téllez y la escritora Gioconda Belli, así como el rechazo a Ortega de los mismos comandantes de la revolución Henry Ruiz, Luis Carrión, Jaime Wheelock y Humberto Ortega.

El crecimiento económico no le alcanzó a Ortega para frenar las demandas ciudadanas. Después de una década de autoritarismo, intolerables arbitrariedades y prácticas antidemocráticas, ha surgido una potente protesta popular contra el gobierno, comparable a las heroicas luchas contra el Somoza. Hoy día, Ortega funda su gobierno en la represión, porque ha perdido toda legitimidad. Los empresarios, la Iglesia y los propios norteamericanos, que habían sido su principal fuente de apoyo, ya no están con él. Y, lo más importante, la ciudadanía masivamente lo rechaza.

Ortega está aislado. El nepotismo, la corrupción y los asesinatos masivos contra ciudadanos indefensos han borrado de una plumada el proyecto democrático y transformador, en favor de las mayorías, que imaginó Sandino y que intentaron impulsar sus seguidores en la gesta del 19 de julio de 1979. La elección del 7 de noviembre ha sido una grotesca mentira, una farsa inaceptable, que sólo acorta el camino para la expulsión de los Ortega Murillo del poder.

Roberto Pizarro Hofer
Economista.

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  1. Defender la realidad sin anteojos yanquis o derechistas neoliberales o semi izquierdista como los de Boris y los suyos no es hacer el ridículo porque no seguimos los dictados de Miami.
    Lo que es yo votare por Artes quien es el único hombre con sentido en esa bola de seudosdemocratas al acecho de un hueso con algo de carne. Después me sentare en el portal de mi casa viendo pasar las victimas del sistema y su debacle. Para mi no hay segunda vuelta y no perderé mi tiempo porque la dictadura me lo destrozo, pero de lo que quedo aun conserva su dignidad.

  2. Felipe+Portales says:

    Señor Maudier: ¡Los derechos humanos deben respetarse en todas partes, incluyendo Chile, Nicaragua, Estados Unidos o cualquier país! ¿Y usted acusa de «vendidas» a las JJ. CC., a Camila Vallejo, a Karol Kariola y a Irací Hassler? ¡Por favor, no haga el ridículo!…

    • Miguel+Hernández says:

      No ha dicho eso de Camila, Karol, etc., Felipe. lo dice por Piñera, los E.U., los que corrieron a condenar el «régimen» de Ortega, sin aportar pruebas. Estamos de acuerdo que los DD.HH. se deben respetar en todas partes, pero que Piñera pose de defensor de los
      } derechos humanos en Nicaragua, da escozor…

    • Orlando+Maudier, Ahora se dará usted cuenta, caballero, de quienes están por una verdadera democracia y otros que harán cualquier cosa desde sus plataformas para denigran a quienquiera que no siga los dictados democraticos del neoliberalismo. Usted verá, don Orlando, este individuo que le dice que no haga el ridículo apoyando al legítimo presidente de Nicaragua, es un imberbe que está lleno de conocimientos universitarios, pero sus conocimientos de la vida y de la lucha constante de otros para defender su dignidad, es totalmente nula. Usted verá, don Orlando, este individuo, habla de derechos humanos, como si estos derechos humanos solamente se violan por los izquierdistas del mundo, pero, don. incluso, los países europeos, donde los derechos humanos son totalmente respetados si son estos derechos de los humanos que viven en esos países, pero, lo and behold, como dirían los gringos, estos mismos países se cagan en los derechos humanos de la gente de esos países que ellos invaden mandados y junto con el patrón Yanki. Vietnam, Afghanistan, Iraq, Libia, Siria, LOS PALESTINOS, Chile el 73, Cuba, Venezuela, Panamá, el Salvador, etc,. entonces, cuando se trata de derrotar a los que se enfrentan al patrón yanki, luego, ahí no existen los derechos humanos de la gente, solamente existen cuando los países tratan de liberarse de un sistema explotador, por lo tanto, cualquiera que se opone politicamente o con acciones dentro de ese país soberano, luego, los gobernantes o el gobernante de ese país paria, tiene que ponerle alfombra roja al disidente y darle chipe libre para que haga todo lo posible para derrotar a esos izquierdistas de mierda y volver al redil neoliberal a este país que se atrivió a disentir y ser soberano. Don Orlando, somos pocos, pero nos hacemos sentir. Adelante compañero.

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