Esta sí que es violencia
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En Chile hay temas que se ponen de moda, de los cuales habla todo el mundo y que en realidad no son los temas más importantes en el país. Todos dicen que están contra la violencia, pero no es cierto. El que apoyó a la dictadura es partidario de la violencia. Porque violencia no es sólo quemar un autobús o tirar un coctel molotov al interior de una tienda.
Vaya, por dios, que hay tipos de violencia mucho peores. Los que queman un autobús son unos pobres infelices, lumpen que tienen mucha rabia acumulada y no saben contra quién descargarla. O también pueden ser pacos infiltrados, eso ya se ha visto montones de veces y hasta está fotografiado. Lo bueno es que ahora todo se filma y todo se sabe.
Entonces darle tanta importancia a unas piedras o a la quemazón de un auto, al lado de lo que significa dispararle a la gente y dejarla ciega; de lo que significa que un muchacho vea a su madre lavando a mano ropa ajena, al lado del otro que la ve ociosa y llena de joyas. Esto sí que es violencia. La peor de las violencias la practicó y la enseñó la dictadura: detenían a cualquiera a media noche, lo torturaban atrozmente, esto lo sabe todo el mundo, ¿Y yo por qué no voy a tirar piedras? pensará el joven a cuya abuela la hicieron violar por un perro. A él se lo han contado, porque en otros casos no se cuenta, pero los chicos lo saben.
No, señoras y caballeros, no me vengan a hablar de violencia, que ustedes la inventaron. Porque antes en Chile la había, pero no al grado de la dictadura. ¿Y después de la dictadura qué? Pues nada, que muchos torturadores se andan paseando por la calle y no les pasa nada. Hasta hay algunos –que son médicos- que ponen avisos en el diario. ¿Han visto ustedes semejante descaro?
No voy a dar más ejemplos de la violencia institucionalizada, porque no hace falta, todos la conocemos. Sólo diré que el hecho de que un trabajador gane 400.000 pesos al mes y un capitalista gane millones aprovechándose de la pandemia, porque eso es lo que ha pasado; o que a un diputado le paguen cerca de diez millones mensuales, todos son ejemplos obvios de violencia.
Así que no hablemos más del tema porque es una estupidez y una muestra de lo tontorrona que se ha vuelto mucha gente en Chile.
Tú tienes más plata que el vecino pero no andas tirando piedras ni quemando nada, porque las piedras duelen y rompen vidrios ¿Verdad? Pues fíjate que si el vecino se quiebra una pierna al jugar fútbol, y no lo atienden en el hospital y tiene que esperar horas o volver mañana, ¿Eso duele muchísimo, no?
Yo soy una vieja y no voy a menudo a Chile. Pero si pudiera, les tiraría una buenas pedradas a los pacos y a la vitrina de Falabella, porque la rabia de que hayan torturado y matado a muchos de mis amigos no se me puede quitar. ¿Y qué culpa tiene Falabella? ¿Y qué culpa tengo yo, y qué culpa tenían mis amigos y compañeros asesinados, a ver? Y que me manden una pensión mugrienta de exonerada política, también me da mucha rabia y le tiraría piedras a cualquiera ¿Qué otra cosa se puede hacer?
Han pasado casi 50 años y na ni na. Esa es la mera verdad. He visto que hay jóvenes que dicen “Nos quitaron hasta el miedo”, y me parece genial, los jóvenes siempre nos están dando lecciones. No tengan miedo, y si hay que tirar una piedra, tírenla. Eso les va a quitar la rabia y las ganas de meterle una cuchillada al patrón.
Piensen, señores que se hicieron millonarios con la pandemia: las piedras son un desahogo, así se evita que les peguen un tiro, que es lo que merecen muchos de ustedes. Y las protestas también son un desahogo que evita una revolución realmente violenta, con guillotina y demses, que sería mucho peor. ¿O no?
Y no se les ocurra votar por Kast, que eso va a precipitarlo todo, absolutamente todo, se los aseguro. Y yo sé mucho, pregunten y verán. Porque más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Por Margarita Labarca Goddard
Felipe+Portales says:
Así es. Muchos parecen olvidar completamente que nuestra sociedad chilena actual fue construida a través de una dictadura terrorista que fue escándalo mundial. Con decenas o centenares de miles de víctimas directas entre detenidos-desaparecidos, ejecutados políticos, torturados, exiliados, relegados, exonerados, etc. Y que a través de dichos métodos se pudo imponer una sociedad tremendamente injusta con su Plan Laboral, AFP, Isapres, ley minera, privatización del agua, energía, telefonía, caminos, puertos, etc. Y que todo ello fue legitimado, consolidado y «perfeccionado» posteriormente por la dirigencia de la Concertación. Esa es la principal violencia que sufre hoy nuestro país.