Canciller austriaco Sebastian Kurz renuncia tras investigación de la Fiscalía por corrupción
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El canciller austriaco, Sebastian Kurz, ha anunciado este sábado por la noche su dimisión tras el ultimátum lanzado por Los Verdes, sus socios de Gobierno. «Nuestro compañero de coalición ha optado por una posición en mi contra», ha dicho Kurz, que con 35 años era uno de los líderes más jóvenes de todo el continente. Apremiado por un escándalo de corrupción, y sin otra opción que el paso atrás o la ruptura del Ejecutivo, el político conservador ha explicado en una comparecencia televisiva de urgencia que anteponía «los intereses del país a los míos, apelando a la «estabilidad y responsabilidad y a evitar el caos».
Kurz ha propuesto al ministro de Asuntos Exteriores, Alexander Schallenberg, como sucesor, intentando preservar la difícil alianza que durante los últimos meses ha permitido un equilibrio en el Ejecutivo de Viena. Los ‘populares’ austriacos dicen que esto no es un adiós, sino un hasta luego, que Kurz simplemente se hará a un lado mientras la Fiscalía investiga las acusaciones de corrupción que le afectan directamente, junto a otros nueve aliados, que, presuntamente, habrían desviado fondos públicos para la publicación de encuestas amañadas y para pagar campañas favorables en medios de comunicación. «Son falsas», ha dicho sobre las sospechas de la Fiscalía anticorrupción, explicando que seguirá como jefe de filas del partido y del grupo parlamentario.
Durante las últimas semanas Kurz intentó, de todas las maneras posibles, convencer a sus socios de que tuvieran paciencia, prometiendo que la investigación le exculparía. Pero Los Verdes no han cedido y han pedido y cobrado su cabeza. El martes estaba convocada una moción de censura en el Parlamento y el canciller, que ya sufrió una en 2019 que le costó el puesto y llevó a elecciones, no quería repetir la humillación. Entonces, su Gobierno con la ultraderecha saltó por los aires por otro escándalo de corrupción conocido como ‘Ibizagate‘, por unas grabaciones que mostraban al vicecanciller Heinz-Christian Strache, del FPÖ, ofreciendo contratos a una supuesta sobrina de un oligarca ruso a cambio de dinero para su campaña. Tras los comicios de septiembre de ese año, Los Verdes aceptaron dar estabilidad a un Ejecutivo en minoría, pero la presión de su electorado ha sido muy fuerte para que no hicieran la vista gorda tras dos años de choques.
La oposición, liderada por el Partido Socialdemócrata de Austria (SPO), estaba preparando una salida muy diferente: una coalición junto a los propios Verdes y a los liberales (NEOS) pero que hubiera podido llegar a necesitar la complacencia del polémico FPO. Kurz, que llegó al poder en 2017 por primera vez, y apremiado por sus barones, se resignó. El palo deja muy tocado al Partido Popular Europeo, que tras la derrota de la CDU en las elecciones alemanas apenas cuenta con Grecia, Chipre, Croacia, Rumanía o Lituania con gobiernos conservadores. Kurz era el más relevante, con una presencia muy fuerte en el debate político germano, y su salida dejará cicatriz, incluso si es capaz de recuperarse.
Fuente: El Mundo