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El endeudamiento como muerte en vida. Por qué El Juego del Calamar es la serie de Netflix más popular en Chile

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Estrenada hace pocas semanas en el mundo y en Chile, el Juego del Calamar es una distopía coreana que se ha encumbrado como la serie de Netflix más vista este año en nuestro país. No es que el caso local sea tan particular, porque también ha sido un fenómeno en Estados Unidos, pero es sin duda importante no para la multinacional del streaming sino por nuestra curiosidad, el morbo y, en especial, por la afición nacional al masoquismo. La serie  surcoreana es también una alegoría de la distopía neoliberal, una fábula oscura que los chilenos padecemos desde hace décadas. ¿Treinta años?

La crítica ha intentado comparar a esta serie que apareció sin aspavientos el mes pasado con Parasite aun cuando desata otras muchas comparaciones. Hay algo de Black Mirror, de la británica Years and Years, de Los Juegos del Hambre. Es la recreación de la catástrofe y del juego como último recurso de sobrevivencia. Un juego infantil que esconde perversiones pero exhibe sin filtros ni matices una violencia genocida.

Cuál es el relato de esta serie. Hay un grupo de perdedores en Seúl, con vidas destrozadas, adictos a las apuestas y a la bolsa, rateros de poca monta, estafadores, pero también enfermos y jubilados que tienen algo en común. Todos están atrapados por las deudas. Su infierno es la esclavitud del endeudamiento que les ha consumido la dignidad.

El juego es la oportunidad de salir de esta caverna. Un juego, una ruleta rusa, que devela una verdad. La fina línea que separa una vida esclavizada e indigna de ser vivida con la muerte. No pocos, o tal vez la mayoría, prefiere no la muerte sino jugar con la muerte. Porque es preferible a la ruindad.

El endeudamiento, presentado en esta alegoría como una especie de muerte en vida, es posiblemente lo que nos acerca de manera morbosa a la serie surcoreana. Si a ellos les inquieta el relato, como también a los estadounidenses, el caso nuestro apunta al drama, con menos de la mitad del PIB per cápita que los coreanos del sur y una ínfima parte de los estadounidenses. El éxito del Juego del Calamar en Chile es la afición por el sufrimiento.

Las estadísticas de endeudamiento en Chile son tremendas y cruzan a todos. Desde el CAE, que aprieta a los jóvenes, al trabajo, un falso ahorro para pensiones entregado a la codicia de las AFP. Una vida sometida al sector financiero que comienza mal y termina peor. Del endeudamiento estresante a la literal miseria. La vida del chileno está diseñada por el gran capital.

La deuda que nos unifica es nuestro vacío, nuestra gran desposesión. El filósofo francés de origen italiano Maurizio Lazzarato en “La fábrica del hombre endeudado” nos alerta que estamos desposeídos de manera triple: desposeídos por un sistema político debilitado concedido por la democracia representativa; desposeídos de derechos que nuestros antepasados conquistaron en las luchas anticapitalistas, y desposeídos, especialmente, de futuro, como sueño, ilusión, como posibilidad.

Cuando contraemos una deuda nuestro futuro está configurado y condicionado al plazo de pago.

 

Por Paul Walder

Periodista

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