Permanecerá para siempre en nuestra historia, la escena de una manifestación de chilenos en Iquique, concertados para agredir e incendiar las escasas pertenecías de familias e inmigrantes venezolanas, alojadas bajo una carpa en una plaza de Iquique.
Las cámaras fotográficas registraron a un malhechor arrojando a la hoguera un coche de guagua. Si….. un coche de guagua.
Todo esto sucedió, tras el desalojo violento efectuado por Carabineros, cumpliendo las órdenes impartidas por el Ministro del Interior Rodrigo Delgado.
La humillación inferida a estas familias nos avergüenza. Es una expresión de un ignominioso chauvinismo y xenofobia, expresiones de una sociedad incentivada durante casi medio siglo por valores como el personalismo y un consumismo desenfrenado. La solidaridad y fraternidad que caracterizaron nuestro pasado, ahora ya lejano, son valores desconocidos para muchos chilenos.
La acción fue fríamente concertada. No se reúne espontáneamente, un par de miles de iquiqueños, desfilando con banderas chilenas, mientras tenía lugar el desalojo.
Así se comienza. El ataque a los inmigrantes venezolanos, no difiere mucho del episodio ocurrido en Berlín el año 1938, conocido como la Noche de los Cristales Rotos, ocasión en que miles de comercios y sinagogas de judíos sufrieron el destrozo de sus cristales, previo a ser saqueados e incendiados.
No nos engañemos. Como siempre ocurre con el crecimiento de las fuerzas que propugnan el fin de un modelo económico y social como el que nos ha gobernado desde la dictadura hasta ahora, emerge el fascismo como alternativa para retener el poder y los privilegios.
El crecimiento del apoyo a la candidatura presidencial de Kast así lo confirma.
Hemos recibido una clara advertencia. Es una lección que debiera contribuir a cohesionar las fuerzas por el cambio social y económico, que hoy en Chile son abrumadoramente mayoritarias si deponen prejuicios injustificados.
Recordemos al pastor luterano alemán Martin Niemöller, detenido y enviado a los campos de concentración nazis, quién escribió estas inolvidables palabras,
«Primero vinieron por los socialistas,
y yo no dije nada, porque yo no era socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas,
y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos,
y yo no dije nada, porque yo no era judío.
Luego vinieron por mí,
y no quedó nadie para hablar por mí»
Miguel Lawner,
hijo de inmigrantes judíos provenientes de Rusia llegados a Chile en 1921
Cuando los intereses generales –bien común, justicia social, solidaridad, entre otros- desertan de la plaza…
Aunque hay decenas de miles de damnificados con el agua al cuello que se suman…
El martes en la mañana, el subsecretario de Pesca, Julio Salas, se reunió con los…
La Confederación de Sindicatos Bancarios y del Sector Financiero de Chile respondió a las declaraciones…
Este martes, la ministra del Interior, Carolina Tohá, se pronunció sobre el debate en torno…
Mirando desde Chile, la lección de la elección en Francia es contundente: se termina pagando…
Ver comentarios
Las palabras del Sr. Lawner nos recuerdan el triste papel que juega la extrema derecha en Chile , persiguiendo a quien no piensa como ellos ,
demostrando odio por los inmigrantes, destruyendo el ambiente , llamando sin cesar a la "milicancia" para aplastar al "otro" , el rebelde , el que sueña,
el que ayuda al semejante....y este mal sujeto estea en todos los estratos sociales : lamentablemente , Piñera&asociados se apoyan en ellos para seguir su "guerra sucia" contra el pueblo que lo eligió presidente y usa sus "tonton macout verdes" en su venganza infinita
Gracias ,Sr. Lawner , por hablar por los inmigrantes ,los de adentro de Chile y los que estamos afuera.