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Sichel en bancarrota o el arte de la fuga

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Al disiparse los vahos etílicos de Fiestas Patrias, ha regresado el terror en la derecha. Llegó al maridaje Chile podemos+ que cada vez puede menos. Y no es un juego de palabras, acertijo o metáfora destinada a encantar. Han surgido lamentaciones, críticas cruzadas, debido a la elección de un candidato, ajeno a su cantera. Es decir, el proveniente del advenedizo medio pelo, ahora disfrazado de señorón. Sebastián Sichel se mareó y trastabilla, al subir de categoría social. Se siente incómodo al vestir ropas ajenas. Si se enfrenta a un debate, sufre pánico escénico; y por ser aprendiz de actor y candidato, mira al vacío, mientras balbucea. Sebastián tuvo un inicio de príncipe aureolado por su regia presencia, y ahora, ignora donde se halla la meta. ¿Quiénes son los responsables del desbarajuste? La militancia presuntuosa en las tiendas de la derecha, que no son tiendas de nómades o de inmigrantes, se lamentan de la elección. Si al principio les sedujo su figura de galán a lo Francisco Melo, ahora, lo miran con desdén y dudan de su condición.

Sebastián, candidato de Sebastián, cuya vida en zigzag y de veleidades, no encaja en una derecha glotona y usurpadora, donde se privilegia el apellido. Ajeno a ese mundillo, donde todo es lícito, desde robarse un banco, incluida el agua. Si no se dejan huellas, todo es lícito. Sebastián cumple la labor de tentempié, muñeco que, si es golpeado para derribarlo, siempre se mantiene en pie. Si al comienzo parecía el candidato destinado a encantar al borrego y a una clase media arruinada, su figura se ha resquebrajado. De ser electo presidente, lo cual empieza a ser ficción, la oligarquía asumiría la conducción del país, y don Sebastián, puede dedicarse a viajar, inaugurar una escuelita, las fondas en las Fiestas Patrias, y que se olvide de opinar.

¿Quiénes financian y sostienen la candidatura de Sebastián, a punto de sucumbir? He aquí sus patrones. En primer lugar la SOFOFA, la UDI, seguida de RN donde hay tres categorías de militantes. 1.- Aquellos que continúan amando en privado a la dictadura y sus apellidos suenan bien. 2.- Cierto medio pelo emperifollado, en su mayoría provenientes de la inmigración. 3.- Patipelados, desde luego los menos, que después de hacer méritos y ser nietos de vendedores ambulantes, han logrado llegar al parlamento. En la UDI, los hermanos mayores de RN, hay también tres categorías. 1.- Dinosaurios que aman a Pinochet e invocan su nombre para diferenciarse de los desmemoriados. 2.- Personas regias, vinculadas a la elite empresarial, dueños de los recursos de Chile, ahora y siempre. 3.- Una chiquillada ni fu ni fa, que lee en secreto las novelas de Corín Tellado y al comenzar el invierno, visita las poblaciones para regalar ropa usada. A veces se queda a tomar té con los pobladores y les dice, que deben rezar si quieren salir de su miseria.

Ahora, al enfrentar Sebastián Sichel a José Antonio Kast, el otro galán de la derecha, su figura se desvanece. Confunde a quienes lo apoyan, tanto en RN, la UDI y las viudas de Pinochet. Estas últimas, desde el comienzo se resistieron a prestar sus nombres y prestigio a una causa enclenque. Se inclinaban por el otro galán, es decir José Antonio Kast, quien desde siempre las ha seducido. “No podemos seguir apoyando a un cadáver” se lamentan, pese a recibir desde España, el apoyo de Pablo Casado, el líder de los franquistas.

¿Debería Sebastián Sichel renunciar ahora a su candidatura, en beneficio de Kast? Actitud que podría ser el anticipado suicidio de la derecha. Les conviene esperar la primera vuelta de la elección presidencial, y con los resultados en la mano, definir a qué candidato apoyar en la segunda vuelta. ¿Y si no hay segunda vuelta?  Dan deseos de llorar.

 

Por Walter Garib

 

Escritor y cronista

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