Sahara Occidental: La alarmante pérdida de vidas en el camino a Canarias
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La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) denuncia el aumento del número de muertes de migrantes registradas en la ruta África occidental-Atlántico. Esas cifras se han duplicado este año hasta finales de agosto, en comparación con el mismo período en 2020, debido al cese del alto al fuego entre Marruecos y el Frente Polisario.
Cuando pensamos en las desapariciones de migrantes en el mar europeo siempre pensamos en el Mediterráneo y sus miles de muertos bajos sus olas. Desafortunadamente, el Océano Atlántico tiene también sus desaparecidos.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) está sumamente preocupada por el fuerte aumento de las muertes y desapariciones en el mar de migrantes que intentan llegar a las Islas Canarias a lo largo de la costa de África Occidental.
A finales de agosto de 2021, el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM registró a 785 personas, incluidas 177 mujeres y 50 niños, que habían muerto o desaparecido en lo que va de año mientras se dirigían a Canarias.
Agosto fue el mes más mortífero en términos de muertes documentadas, con 379 vidas perdidas, lo que representa casi la mitad del número total de muertes registradas este año.
Las cifras muestran un aumento de dos veces en comparación con el número de muertes registradas en el mismo período el año pasado cuando alrededor de 320 personas perdieron la vida en la Ruta África Occidental-Atlántico. En todo 2020, se registraron 850 muertes de migrantes en esta ruta, la mayor cantidad documentada de vidas perdidas en un solo año desde que la OIM comenzó a recopilar datos en 2014.
Las consecuencias de una guerra sin fin.
El día 13 de noviembre 2020 Marruecos salió de la zona buffer prohibida para los ejércitos para desalojar a los manifestantes Civiles Saharaui. En ese periodo, decenas de saharauis habían organizado una acampada en la zona conocida como Guerguerat. En esta zona se encuentra la brecha ilegal abierta por la ocupación marroquí y por la cual pasan miles de vehículos a diario con mercancías para vender en todo África, además de ser uno de los principales puntos desde los cuales las mafias trafican con las drogas procedentes de Marruecos y las mueven por todo el continente.
Desde que los marroquís atacaron los manifestantes saharauis, empezó de nuevo la guerra por la liberación del Sahara Occidental. Muchos países llaman ahora al cese del alto al fuego, los mismos que, durante 29 años de Acuerdos de Paz, pillaron los recursos naturales del Sahara Occidental.
La vida de los saharauis está entrabada por un conflicto invisible a la comunidad internacional que perdura desde más de 40 años. Los intentos de solución impulsados por Naciones Unidas aún no han traído propuestas concretas y la población sigue sufriendo.
Derecho a la libre determinación, a la vida, a la libertad personal, a la libertad de expresión, de reunión y de asociación, a la educación, a la salud, al trabajo: estos son algunos de los derechos violados en los territorios del Sahara Occidental gobernados por Marruecos.
No es un caso que muchos entre ellos prefirieron retomar una guerra desesperada.
No es un caso que mucho entre ellos prefiere arriesgar su vida en el Océano, ruta Islas Canarias, que intentar sobrevivir en el infierno cotidiano de la represión marroquí.
Frank Laczko, Director del Centro de Análisis de Datos de Migración Global de la OIM, dijo que el número real de vidas perdidas en el mar es probablemente mucho mayor. «Se cree que los naufragios invisibles, en los que no hay sobrevivientes, ocurren con frecuencia en esta ruta, pero son casi imposibles de verificar», dijo.
Incluso cuando se informa que los barcos están en peligro, es difícil determinar el número de personas perdidas. En los primeros ocho meses de 2021, 9386 personas han llegado a Canarias por vía marítima, un 140% más que en el mismo período de 2020 (3.933).
Los viajes son cada vez más riesgosos.
Uno de los siete sobrevivientes de un barco que transportaba 54 personas que estuvieron a la deriva durante dos semanas antes de zozobrar cerca de la costa de Mauritania a mediados de agosto, dijo al personal de la OIM que su motor se había perdido después de tres días en el mar y se habían quedado sin comida y agua.
«La gente ya estaba empezando a morir», dijo. “Sus cuerpos fueron arrojados al mar para que el bote no estuviera demasiado pesado y todos muriéramos. Había gente que parecía que se había vuelto loca, a veces se mordían, gritaban y se tiraban al mar”.
Los informes de restos que llegan a la orilla de la costa atlántica de África occidental o que con frecuencia quedan atrapados en las redes de arrastre de los barcos pesqueros son otros indicios de “naufragios de barcos invisibles”. La organización de la sociedad civil española Caminando Fronteras ha estimado que 36 embarcaciones desaparecieron sin dejar rastro en la ruta a Canarias en los primeros seis meses de 2021.
«La falta de esfuerzos concertados para recuperar los restos de migrantes en esta y en todas las rutas significa que cientos de familias quedan desconsoladas», dijo Laczko.
La guerra y la pobreza, exacerbados por las medidas para contrarrestar la pandemia de COVID-19, junto con los canales limitados para la migración regular, continúan obligando a las personas a emprender viajes por mar extremadamente peligrosos.
Una campaña mundial pide que se proteja a los saharauis que se encuentran en el Sáhara Occidental ocupado por el Reino de Marruecos
«Ningún saharaui será olvidado» insta a la comunidad internacional a proteger a los defensores de los derechos humanos, los periodistas y los presos políticos saharauis en peligro en el Sáhara Occidental, que están siendo atacados brutalmente por el Reino de Marruecos tras la reanudación de la guerra entre Marruecos y el Frente Polisario.
En una conferencia de prensa con defensores internacionales y víctimas saharauis, el Grupo de Apoyo de Ginebra para la Protección y Promoción de los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental hizo un llamamiento urgente a la comunidad internacional para que proteja a los defensores de los derechos humanos, periodistas y presos políticos saharauis cuyas vidas corren peligro debido a la brutal campaña de represión lanzada por Marruecos tras la reanudación del conflicto armado en el Sáhara Occidental el pasado mes de noviembre. Aunque los saharauis «han sido desatendidos durante mucho tiempo por los actores internacionales, incluidos los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y del Consejo de Derechos Humanos, cuyas obligaciones incluyen la protección de los pueblos bajo ocupación», la campaña les insta a ellos y a otros responsables a tomar medidas inmediatas y efectivas para poner fin a los abusos.
Mientras que el Grupo de Trabajo de la ONU sobre la Detención Arbitraria y el Relator Especial sobre los Defensores de los Derechos Humanos, así como las organizaciones internacionales, han informado recientemente sobre numerosos casos de abusos, la prohibición casi total de Marruecos contra los observadores internacionales de derechos humanos y los medios de comunicación, así como la falta de un mandato de derechos humanos por parte de la misión de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en el Sáhara Occidental (MINURSO), han envalentonado a las autoridades marroquíes para perpetrar violaciones sistemáticas y graves de los derechos humanos sin temor aparente a las consecuencias. El Sáhara Occidental es, en palabras de Reporteros sin Fronteras, un «agujero negro informativo».
Los saharauis «han sido abandonados por la comunidad internacional», según los organizadores de la campaña, cuyo objetivo es romper el silencio que rodea al Sáhara Occidental. «Los saharauis bajo ocupación necesitan nuestra ayuda ahora. Marruecos debe saber que no puede seguir violando impunemente las leyes internacionales humanitarias y de derechos humanos. Si no se responsabiliza a Marruecos, se producirán abusos más graves».
La historia.
El Sahara Occidental fue una colonia española hasta 1975. En ese mismo año, España entregó el territorio a Marruecos y Mauritania. En este momento, el ejército español estaba abandonando definitivamente el Sahara Occidental.
Es el año de la Marcha Verde, cuando 250.000 civiles marroquíes ingresan a las tierras de los Saharaui (7 de noviembre de 1975) y, posteriormente a esos hechos, se forma el Frente Polisario (Frente Popular de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro), un movimiento creado por la población de la excolonia española para recuperar a sus tierras.
El enfrentamiento entre Marruecos y el Frente Polisario duró hasta el cese el fuego logrado por la ONU en 1991. Desde ese entonces Marruecos gobierna el 80% de los territorios saharauis, en tanto el Frente Polisario ha recuperado el 20% de los territorios.
Un muro llamado “Muro de la Vergüenza”, de 5 km de ancho por al menos 2.720 km de largo, divide los dos territorios del Sahara Occidental.
El cese el fuego logrado en 1991 por la ONU debió haber servido para permitir un referéndum, el que aún no se ha llevado a cabo. Como resultado, la situación se estanca en detrimento de las poblaciones indígenas.
La resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1960, sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, instaba a devolver a todas las colonias su independencia.
En ese sentido, el Sahara Occidental sigue siendo considerado por Naciones Unidas como un territorio no autónomo que debe ser descolonizado mediante el ejercicio del derecho a la autodeterminación. La Misión de Naciones Unidas para el referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO) fue creada con este propósito en 1991.
Actualmente, después de años de silencio, unas mesas redondas fueron organizadas en la sede de Naciones Unidas de Ginebra, Suiza, para decidir sobre el destino de estos territorios, que viven en un limbo silencioso desde más de 40 años. Esto entre diciembre 2018 y marzo 2019.
Desafortunadamente, los últimos intentos de la ONU de llegar a una resolución del conflicto no fueron concluyentes y Horst Kohler, Enviado Especial del Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, abandonó sus funciones a final del mes de mayo de este año.
A final del año pasado, a principio de noviembre 2020, cese del alto al fuego entre Marruecos y el Frente Polisario. Una guerra silenciada por el mismo occidente, una guerra desigual y sin fin.
Elena Rusca, Ginebra, 26.09.2021