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Señores Constituyentes: diálogo sí, cocina no; la Convención no es una Institución de Beneficencia

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“Esta irrupción del pueblo que fue la Revuelta marcó una ruptura también con el incuestionable dominio político de la élites y puso –ahora sí- la lápida a la llamada ‘transición’. Y es que la transición no fue solamente un período histórico, sino que principalmente fue una lógica política. Marcada por la consolidación del neoliberalismo instalado en dictadura, la transición puso su lógica política por doquier: la ‘democracia de los acuerdos’, que no era sino el acuerdo de las élites alcanzado sobre el silencio forzado del pueblo” (El subrayado es nuestro).

Con este párrafo, Jaime Bassa, vicepresidente de la  Convención Constituyente (éste es el nombre oficial), comienza un artículo titulado “El desafío constituyente”, publicado en la edición de agosto de Le Monde Diplomatique.

No deja de ser curioso, por decir lo menos, que haya sido la mesa de la Convención la que propuso que la designación de cargos para las nuevas vicepresidencias, las coordinaciones de las Comisiones y la integración de las mismas,  fuera a través de patrocinios, es decir “democracia de los acuerdos”, (vulgo cocina), justamente lo que critica Jaime Bassa. Ahí tienen el resultado: Jorge Arancibia integrando la Comisión de Derechos Humanos.

Señores constituyentes, la Convención no es una Institución de Beneficencia, por lo que su función no es ir en ayuda de los personeros de Vamos por Chile, que se encuentran en situación de vulnerabilidad político-electoral, y así entregarle cupos en vicepresidencias y comisiones que ellos no fueron capaces de lograr con votos de la ciudadanía. Ergo, no es la Convención Constituyente la que los margina, sino son ellos mismos los responsables de su propio actuar, y que por lo mismo, los ciudadanos no les entregaron su voto.

Ahora ellos se muestran no sólo dispuestos a diálogo, sino que exigen no ser marginados,  porque ni siquiera pudieron lograr el tercio que les hubiera permitido vetar todo lo que se les antojara: de haberlo logrado, habrían pasado la máquina “vetadora”, porque ellos sí estaban dispuestos a negar diálogo y, por supuesto, no llegar a acuerdos que no les satisficieran sus caprichos reaccionarios y sus actitudes provocadoras. Estimados constituyentes (no me refiero a los pertenecientes a Vamos por Chile), ¿creen, sinceramente, que los convencionales de derecha hubiesen entregado su voto para crear un Estado Plurinacional y Pluricultural?

Hay que recordar que en las caravanas por el rechazo, sus participantes recorrían las calles, especialmente de las comunas de Las Condes y Providencia, armados de bates de béisbol y otros utensilios contundentes que no los portaban de adorno: el primero que cayó en sus garras fue el periodista Rafael Cavada que se encontraba en el lugar efectuando trámites particulares: resultó con una herida cortante y contusión en su cabeza nada menos que por el golpe con un bate. No contentos con eso, comenzaron a patearlo en el suelo, hasta que un joven trató de protegerlo siendo también agredido. Pero también, en ese misma ocasión, un democrático joven por el rechazo, le lanzó gas pimienta a los ojos a una mujer, acción que quedó grabada con un celular. Es importante destacar, que ambas agresiones se produjeron ante la pasiva presencia de carabineros, que no sólo no intervinieron, sino que siguieron custodiando a los manifestantes. Y la señora Marinovic con su par Marcela Cubillos, acompañada por otros constituyentes de Vamos por Chile, ¿con qué autoridad moral interpelan a la Presidenta de la Convención, Elisa Loncón, por su falta de ética por no condenar, según ellos, la violencia en la Araucanía?

Menciono estos antecedentes, para que no se olviden con quién están tratando en el seno de la Convención y, especialmente a Elisa Loncón y Jaime Bassa, presidenta y vicepresidente, para que no permitan amedrentamientos ni se dejen provocar, pues es a lo único que pueden atinar y es a lo que llegaron a la Convención las señoras Marinovic y Cubillos. Ésta, cuando fue ministra de “Educación”, pasó la máquina de su Aula Segura y se comportó como una verdadera tiranuela tratando de que el Congreso le aprobara sus proyectos que de educación tenían bien poco y que más tenían de exclusión y represión. ¡Ah!, una información que le puede servir para sacarla de su supina ignorancia: la lucha de clases no la inventaron ni Marx, ni Engels, ni Lenin, ni Gramsci, ni Perico de los Palotes. “La lucha de clases existe, y la ganamos nosotros”; Multimillonario Warren Buffet.

Volviendo al funcionamiento de la Convención, especialmente a su sistema de votación interno, me voy a permitir recordar una de las características más importantes y que es parte de la esencia de la democracia: “Hay democracia donde hay diversos grupos que compiten entre sí  por la conquista del poder mediante una lucha que tiene por objeto el voto popular. Una definición de este género toma en cuenta la importancia primaria, no descuidable, del liderazgo en toda formación política, y al mismo tiempo permite distinguir un régimen de otro en base al modo en que los diversos liderazgos se disputan el poder, individualizando en la democracia, aquella forma de régimen en que la contienda por la conquista del poder es resuelta a favor de quien haya logrado acaparar en una libre competencia el mayor número de votos” (Joseph A. Schumpeter, Capitalismo, socialismo y democracia, 1942).

Esta cita va dirigida a todos los constituyentes, pero especialmente a dos que, a mi entender, no tienen muy clara la función para la que fueron elegidos como delegados a la Convención: me refiero al constituyente Andrés Cruz, independiente por cupo del Partido Socialista,  y a la constituyente Rossana Loreto Vidal, elegida por cupo Lista del Pueblo, a la cual renunció.

Respecto del primero, a pesar de que no es militante del PS, debe haberse comprometido para optar al cupo, a expresar las ideas de ese conglomerado en el seno de la Convención: rechazar la actitud excluyente de algunos constituyentes, es decir, velar por la democracia de los acuerdos, vulgo cocina, que practicó el PS durante 30 años. Nuevamente: la exclusión la dio la ciudadanía, no la Convención. “No son 30 pesos, son 30 años”.

Por su parte, la constituyente Rossana Loreto Vidal, en una entrevista se pregunta: “¿Vamos a dejar fuera a esta parte de Chile (Chile Vamos) por pensar diferente? No, el derecho a sentarnos a la mesa lo tenemos todos”. Luego prosigue: “yo no soy política”, lo que quiero es que haya una mejor educación pública y una mejor salud pública. Reitero: diálogo sí, cocina no.

Estimada señora Rossana Loreto Vidal, si usted desea mejorar la educación y la salud públicas, es porque piensa que en Chile ninguno de estos importantes sistemas públicos están a la altura de lo que los jóvenes en particular y la ciudadanía en general se merecen; bueno, le quiero decir, respetuosamente, que esa es una posición política, que es la que tenemos todos los seres humanos que habitamos en una sociedad, ya sea la “polis” griega (zoon politikon de Aristóteles)  o la “civitas” romana (Cicerón) o una comunidad de pueblos ancestrales, etc. Otra cosa es dedicarse a la política como profesión. En todo caso, le deseo la mejor de las suertes para cuando tenga que sentarse a la mesa para dialogar sobre educación con la ex ministra Marcela Cubillos. Por último me permito recordarle que la Convención Constituyente tiene como mandato expreso  redactar una nueva Constitución Política para Chile y no un Estatuto para un Club Social o Deportivo, con todo el respeto que merecen ambos.

Antes de terminar esta nota, no quiero dejar pasar las declaraciones del señor ministro del Interior don Rodrigo Delgado condenando las palabras de Fabiola Campillay cuando llama a destruir todo y quemar todo, al enterarse que el capitán de carabineros que le disparó una bomba lacrimógena dejándola ciega, además de perder el olfato y el gusto, quedó sólo con arresto domiciliario. El señor ministro dijo empatizar con ella y su dolor, pero que en democracia deben haber llamados responsables con el Estado de Derecho. De acuerdo, pero resulta que en un verdadero  Estado de Derecho el Poder Judicial está realmente separado del Poder Ejecutivo y no como en Chile, que a los delincuentes de cuello y corbata los “condena” a tomar clase de ética y a los carabineros que violan los derechos humanos los “condena” a arresto domiciliario. Si realmente quiere “empatizar” con el dolor de Fabiola Campillay, debiera exigir que realmente se haga justicia y no condenar las palabras expresadas en una situación desesperada que no sólo ella, sino gran parte de la ciudadanía considera una burla a su persona.

Le aclaro, además, señor Delgado, que si en Chile hubiera un Estado de Derecho, usted estaría si no tras las rejas, por lo menos enjuiciado por haber transgredido las normas de urbanismo cuando ejercía como alcalde de la Comuna de Estación Central, dando su aprobación para la construcción de los famosos guetos verticales. Por lo menos, debió haber sido condenado a tomar clases de ética.  ¿Sabía usted que su sucesor, tal vez un poco molesto porque perdió la elección, no hizo entrega de la Municipalidad, la cerró con cadena y candado y se mandó a cambiar?

Flor de demócratas los UDI. Javier Macaya dice estar orgullo por el trabajo de los constituyentes de la UDI en la Convención. Pero dice que “se ha perdido mucho tiempo en frivolidades; dentro de esas frivolidades está la declaración en torno a los presos  de la revuelta”. Por su parte, la constituyente Carol Bown plantea que “el llamado que hacemos es  a dejar de lado los temas ideológicos, las peleas y divisiones entre buenos y malos,  y las distintas identidades y comenzar a conversar los temas que le interesan a la gente: salud, pensión, de orden público y narcotráfico”.  La verdad es que estas hipocresías, cinismos, mentiras, abyecciones, etc. darían para mucho más, pero por salud mental llego hasta aquí.

 

 

Por Hugo Murialdo     

 

Periodista, magíster en Ciencias de la Comunicación y magíster en Filosofía Política.

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  1. He visto en twitter un video donde la Sra. Marinovic se dirige a la CC, en un deplorable Inglés , para burlarse de las presentaciones en lenguajes autóctonos de los representantes de los pueblos originales. Aparte de la vergüenza ajena que este extraño personaje me provoca y su mal inglés,
    pienso que esta señora tiene problemas mentales serios y debería ser dejada fuera de la convención por incapacidad psíquica.

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