Faltaba una candidata diaguita y un candidato magallánico
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El virus Covid-19, aunque mortal, a veces genera cambios radicales en el mundo, por ejemplo, si no hubiese sido por la peste bubónica, hacia la mitad del año 1358, seguiría dominando la iglesia católica y aún creeríamos que la tierra no era redonda, y que el sol giraba alrededor de la misma, y que las enfermedades eran enviadas por Dios como castigo a los pecados de los hombres.
La peste bubónica trajo a la humanidad el Renacimiento: sin esta peste no hubiéramos contado con ilustres hombres como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael y, posteriormente el hallazgo de grandes descubrimientos en el campo de la medicina.
En la actualidad, el Covid-19 ha aportado cambios radicales: Perú, por ejemplo, no hubiera contado con un Presidente de origen campesino, en reemplazo de gobiernos corruptos que le han antecedido y que hoy se encuentran en manos de la ley. Las oligarquías virreinales, incluso con un “cholo” a cuestas, ahora están perdiendo el poderío y, sorpresiva y extrañamente, arriba a la más alta autoridad de la nación un hombre sencillo y esforzado, del mundo campesino proveniente de una de las provincias más pobres de Perú. La orgullosa aristocracia limeña prefiere, en el caso concreto de la última elección, a una mafiosa y corrupta familia de origen japonés a un serrano que, hasta ahora, es sabido de su probidad.
En Chile la mayoría de los Presidentes han pertenecido a las oligarquías ancestrales: los Errázuriz, por ejemplo, tenían su propio Cardenal, y diputados y senadores, además de dueños de provincias completas, (don Fernando Lazcano y su familia eran dueños de Curicó; los Larraín, en cerca de ochocientos, copaban todos los cargos del Estado…). Los candidatos presidenciales ya no son – como los Ibáñez del Campo, los Frei… – que conformaban, necesariamente, la primera mayoría de senadores por Santiago: hoy, derrotada la oligarquía ya, ni siquiera, va a poder escribir su propia Constitución.
Antaño, Manuel Pedro y Jorge Montt, (nacidos en Petorca y casa blanca Pedro Aguirre Cerda, (en Pocuro), eran mirados a menos por la aristocracia santiaguina. Los Montt, portalianos, eran despreciados por feos, negros y no se les vía reír nunca, además, don Manuel era profesor; don Pedro, un hombre de mala suerte y, para rematar, cornudo. (Según el escritor Joaquín Edwards Bello, don Pedro tenía cara de sepulturero), y murió en Alemania, con la mala conciencia de haber ordenado el asesinato de los obreros del salitre, en Santa María de Iquique.
Hoy, en tiempos de peste, todo empieza a cambiar: la presidenta de la Convención Constitucional es mapuche, y una de las candidatas a la presidencia de Chile es diaguita, oriunda de Vallenar, con claras posibilidades de llegar al poder; la actual presidenta del senado, Yasna Provoste, no necesitó padrinos – como don Arturo Alessandri, hijo político de Fernando Lazcano – para llegar a la presidencia del Senado, (a nadie se le hubiera ocurrido en el Chile oligárquico que una diaguita pudiera convertirse en la segunda autoridad política del país).
El mundo está cambiando: ya no es necesario pertenecer a los Larraín, a los Matte, a los Errázuriz… para aspirar a los más altos cargos del país. Es cierto que en el antiguo Congreso había diputados mapuches – uno de ellos, el conservador Venancio Coñuepán, más pechoño que cultivador de la lengua mapuche -.
Un cambio significativo sería el que los Castellanos-vascos devolvieran el Wall Mapu a sus verdaderos propietarios, tierras vendidas por los militares y oligarcas a las grandes empresas madereras.
No es verdad que la mezcla entre la sábana mapuche y el conquistador español hubieran sido una raza admirable – como lo sostiene el escritor Nicolás Palacios, en la obra La raza chilena – pues el mestizo se depravó al asesinar a los mapuches, generando “viejas siúticas y rubias”, y vendiendo al país para allegar fondos y viajar a Miami. En el libro, El roto chileno, hombre tan admirado por Nicolás Palacios, este ´roto´ “comenzaba a depravarse al producirse el milagro de la rebelión del 18-0, en 2019”, y el pueblo se decidió a iniciar el camino hacia el fin de los Errázuriz, los Larraín, los Matte…
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
26/07/2021
Felipe Portales says:
Y no nos olvidemos: ¡Ambos célebres firmantes! Una de la Constitución del 80, todavía vigente; y, el otro, del Acuerdo del 15 de noviembre entre las dos derechas y algunos del FA…