Crónicas de un país anormal Poder y Política

La muerte definitiva de la Concertación y Chile Vamos

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“Al pasado, pisado”. La historia funciona sobre la base de ciclos, y el sistema binominal murió para siempre, es decir, las  dos derechas dejaron de dominar el sistema político. La presidencia de la república se turnaba entre Concertación y Alianza, y la consabida alternancia de Bachelet-Piñera, (en los cuatro últimos períodos).

En la izquierda, la Concertación de Partidos por la Democracia, llevaba a cabo un neoliberalismo compasivo: se trataba de integrar a los pobres al mercado; en la derecha, favorecida por la Transición a la Democracia, la política consistía en que nada cambiara, y los pocos acuerdos que la izquierda lograba con la derecha eran muy controlados por los senadores designados por Augusto Pinochet; incluso, cuando la izquierda, en tiempos del segundo gobierno de Michelle Bachelet tuvo mayoría en ambas Cámaras, el Chile heredado de la dictadura poco cambió, (el presidente de la Democracia Cristiana por ese entonces, Ignacio Walker, reconoció que ni siquiera había leído el programa de gobierno de Bachelet).

Los ciudadanos se dieron cuenta que tanto  los partidos políticos, como el Senado y la Cámara de Diputados, actuaban como en un circo, es decir, importaba muy poco el voto ciudadano y, a la postre, el pueblo terminó por darse cuenta que, en ese circo de la política, no ganaba lo que le correspondía, (ni siquiera – como antes – la plata del cohecho, pagado por los patrones). Con el sistema binominal, los congresistas tenían su curul segura, así como sus sueldos millonarios, la mayoría de por vida.

La Concertación terminó por ser ineficiente y obsoleta y, por lo demás, tenía dos cargos asegurados con el dinero donado por parte de los magnates y, además, se hacía innecesario comprar el voto de los pobres, pues los proyectos serían, incluso, redactados por los abogados de las propias empresas.

La Presidenta Bachelet, con las dos Cámaras a su favor, incluyendo a los parlamentarios comunistas, habría podido realizar cambios profundos, pero la liviandad se impuso, y terminó su mandato feliz, con Jorge Burgos y el abuelito Peta Fernández a la cabeza. Los democratacristianos se cansaron del pacto con los socialistas, y terminaron en el camino propio, y las consecuencias las hemos presenciado hasta hoy.

El pasado de estos “politiqueros de oficio” terminó cuando los antiguos electores les pidieron cuentas de sus promesas no cumplidas y, a partir de 18 de octubre de 1919, se rebelaron, dejando operadores fuera,  por desuso. Está claro que el miedo a perder las prebendas alcanzadas, llevó a los “honorables” a trasnochar a fin de buscar un acuerdo que calmara los enardecidos y decididos ánimos de los chilenos, que no daban paso atrás, y no les faltaban ganas de tomar el adefesio del Congreso, (construido durante el gobierno de Pinochet). En las distintas incursiones de los manifestantes, el pésimo gobierno del Presidente, Sebastián Piñera, salvó ileso gracias a sus colegas políticos de distintos signos; en cuanto a la primera dama, Cecilia Morel, escapó del rapto por parte de los “alienígenas”.

A partir de reuniones y fiestas de cocina con variedad de platos, se acordó convocar a un plebiscito para que el pueblo decidiera si votaba por aprobar nueva Constitución, o bien, continuar con la dictatorial. Los politiqueros, nuevos ricos, se llevaron una mayúscula sorpresa cuando el pueblo, en un 80%, se pronunció por una nueva Constitución, y por una Convención en que no participaran ni partidos políticos, tampoco los parlamentarios.

Con el restablecimiento del voto voluntario sólo sufragaban las personas de más edad y los operadores político que vivían en el “distrito 11” y, ¡oh sorpresa! El pueblo no es tan cándido como los plutócratas creen, y en ese plebiscito predominó el voto de los jóvenes y habitantes de las comunas populares que, antes, no votaban porque sabían que su acto cívico no valía nada.

En las primarias para elegir los candidatos para las futuras elecciones presidenciales, acto realizado el domingo 18 de julio de 2021, el nuevo ciclo histórico se impuso y los “sabios comentaristas” se equivocaron: en vez de una abstención, normal en las primarias, votaron más de tres millones de personas. Los alcaldes Daniel Jadue y Joaquín Lavín quedaron como segundones, mientras los candidatos Gabriel Boric, (sobre el 60% y con más de un millón de votos) y Sebastián Sichel, (49%), encabezaron las listas, de izquierda y de derecha, respectivamente, este último, aventajando a veterano de la política de la UDI, Joaquín Lavín.

Para completar el cuadro, el provinciano de Magallanes encabezó el triunfo en las primarias. Hay que reconocer el mérito de Boric, realmente excelente: comenzó como acompañante del alcalde comunista, Daniel Jadue, y terminó ganándole con un  20% de ventaja al candidato del más antiguo partido político chileno. Los antiguos RN y Evópoli quedaron rezagados; la UDI, bien posicionada con el mago de la política, capaz de hacer llover en plena sequía, pero fue superado por un desconocido y joven candidato independiente, (ex democratacristiano), apoyado por los empresarios.

La Concertación y Chile Vamos ya están fenecidos, y que “los muertos entierren a los muertos”.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

20/07/2021

 

Historiador y cronista

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  1. Felipe Portales says:

    ¡Nos cuesta reconocer que los grandes ganadores de las elecciones de Mayo fueron la Lista del Pueblo y de otros independientes de regiones afines a ellos! Y que también los Pueblos originarios se han posicionado como nunca antes en nuestra historia política. De allí puede salir perfectamente el próximo presidente de Chile. Esperemos.

  2. Viejo analiza los resultados de la primaria en que Boric ganó.
    No notas algo raro, que en Vitacura Boric gana con el 86 % de los votos y así en Huechuraba, y en esos lugares donde un Comunista es como una espinilla, y todos le hacen el quite.
    La unica razon de esos votos de Boric es una estrategia dela Derecha, ellos votaron por Boric.
    En todo caso, Jadue fue el mejor candidato, tenia mas opciones, ahora debemos trabajar con un candidato que ha votado en contra de Cuba, que se abstuvo en la votación para solucionar la situación de los presos políticos (dijo: «hay algunos que tienen prontuario judicial».).
    En verdad Viejo, estas enfermo de anticomunismo, y se nota de lejos.

    • Dante Notari Santos says:

      Juan Córdova, un comentario con olor a guerra fría. No voy a contradecir que algunos votantes de derecha o centro derecha votaran «contra el PC» votando por Boric, pero eso no fue determinante para la derrota de Jadue, afirmar eso en forma rotunda sólo demuestra un análisis «corto de vista». La vieja clase media tradicional, como todo el país en forma transversal, ha elegido un camino para intentar resolver los problemas más agudos de nuestra sociedad y ese camino deja afuera los extremos, claro que no sé hasta donde el PC es un extremo. No podemos leer los códigos de hoy con los lentes ahumados del ayer. No basta «escuchar la calle», hay que saber entender lo que la calle quiere.

  3. Gino Vallega says:

    Siempre interesantes las elucubraciones politicohistoripictóricas del Sr. Gumucio Viejo.Si las multitudes que despertaron el O-18-2019 se han adormecido ,pandemia vírica-militar de por medio , los cuasi difuntos «duopolio» podrían ,como el ave Fénix , resucitar , tapando con máscaras jóvenes las arrugas de sus viejos actores y volver a arruinar la fiesta de la nueva constitución por medio de rocambolescos montajes CIAiescos y
    promesas de nuevas copasamérica para edulcorar el amargo pastel continuista ofrecido.

  4. Renato Alvarado Vidal says:

    El próximo estreno electoral podría llamarse «El Carnaval de los Zombis».
    Bromas aparte no olvidemos que Sichel, Provoste, Narváez y Boric son todos representantes de una misma clase social, la pequeña burguesía, y este sector siempre y en todas partes, ya sea en la Comuna de París, la Alemania del Weimar o el Chile de González Videla, termina por traicionar al pueblo y plegarse a los intereses del los dueños del capital.

  5. Felipe Portales says:

    Así es. Aunque la derecha siempre se reorganiza (¡recordemos cuando muchos incautos decretaron la «muerte» de la derecha política en 1965, luego de haber sacados 9 diputados de 147; y ocho años después -con el apoyo de las FF. AA. refundaron Chile hasta el día de hoy!…). Los que sí ya pueden considerarse extintos -¡afortunadamente!- son los partidos de la Concertación neoliberal. Resurgirán, por supuesto, partidos de centroizquierda como habían antes de 1989 (como los antiguos y auténticos PDC y PS). Pero, «éstos», que engañaron por 30 años al pueblo chileno conservando el nombre de los anteriores, ya no tendrán relevancia alguna. Y habría que agregar que el gran triunfador de las elecciones de Mayo (la Lista del Pueblo y de independientes regionales de similares características) todavía no presenta su candidato o candidata. Recordemos que «Chile Digno» solo alcanzó un «digno» resultado en la elección de convencionales. Quienes triunfaron -¡y sin ser conocidos; sin tener recursos económicos; y sin tener acceso a la TV!- fueron efectivamente los primeros. Así que esperemos…

    • Germán Westphal, Ph.D. says:

      Estimados Felipe y Rafael: Recuerden que primero fue la Concertación, después vino la Nueva Mayoría, ahora tenemos la Unidad Constituyente, mañana —específicamente mañana viernes—… Lo que sea! Poco importa! Lo que importa es que nada se pierde y todo se transforma! Y como dice otro amigo, la Concertación es una ramera vieja que mantiene un nutrido guardarropas, con múltiples atuendos y disfraces.

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